Capítulo 62

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Necesitaba tener una conversación larga y seria con su marido. Cubierto con una bata casi transparente ribeteada con plumas, Jimin se pasó por la cámara ducal y esperó a que apareciera.

Se habían encontrado en el desayuno y la cena pero no había podido interrogarlo debido a la presencia de los criados. En esos momentos había ido a reunirse con el vizconde en Bromley en el White's eso era todo lo que sabía, todo lo que le había dicho. Lo que no le había dicho era lo que pensaba ni de quién sospechaba.

Como Richard era hijo ilegítimo, no podía heredar sobre todo habiendo tantos varones legítimos en la familia. Después de enterarse de dónde le venía el apodo Escándalo, no había necesitado preguntar quién era el heredero de Diablo. Durante las semanas anteriores a su boda, había interrogado a Horatia sobre el padre de Jungkook y, de pasada, Horatia le había mencionado que George, su marido, el padre de Veleta, era un año más joven que el padre de Diablo lo cual significaba que, como Richard era ilegítimo, George era el heredero de Diablo y Veleta el segundo en la línea sucesoria.

Ni en sus razonamientos más descabellados podía imaginar que George fuera quien quería matar a Jungkook. Éste lo trataba como a un padre adoptivo, un cariño que George le correspondía. Y la devoción de Veleta por Diablo estaba fuera de toda duda. Así pues, el asesino no era el heredero de Diablo pero, tan pronto como había llamado la atención de Veleta sobre ese punto, éste había visto una luz.

Con un gruñido de frustración, Jimin apartó a un lado las plumas del dobladillo.

«Entonces, ¿descartar al heredero lo aclara todo?», se preguntó. Pero ¿cómo?

Jungkook lo sabía. Veleta estaba seguro había seguido el mismo razonamiento y había encontrado una respuesta. Al parecer, si el culpable no era el heredero, algún proceso de eliminación desenmascararía el verdadero asesino...

Jimin intentó no pensar en por qué caminaba de un lado a otro de la habitación con muchas ganas de ver de nuevo su alfa. Alguien intentaba matarlo. La casa era un reducto seguro, ahí estabas a salvo, pero ¿y fuera?

Deseaba tenerlo allí y sentirse seguro entre sus brazos.

Se estremeció.  Podía sentir la inquietud de su lobo y él confiaba plenamente en sus instintos. Se rodeó el cuerpo con los brazos y, frunció el entrecejo, volvió a mirar el reloj. Con los labios apretados, se dirigió a la puerta. La abrió, escuchó y, tal como el reloj de la repisa de la chimenea había anunciado, el de la escalera empezó a dar la hora. En la casa resonaron doce graves campanadas. Era medianoche y Jungkook todavía no había regresado.

Estaba cerrando la puerta cuando la aldaba de la puerta principal sonó con unos golpes secos y premonitorios. Jimin arrugó el ceño. ¿Quién podría estar llamando a medianoche? Jungkook tenía llave...

Palideció como la cera. Su corazón se saltó un latido y luego se aceleró. Ya había recorrido medio pasillo antes de darse cuenta de que se había movido. Acto seguido corrió.

Cruzó la galería como una exhalación y llegó a las escaleras jadeante, se agarró de la ancha barandilla y miró hacia abajo. Webster había abierto la puerta y en el umbral había una silueta sombría.

—¿Dónde está Diablo? —preguntó al tiempo que tendía el bastón a Webster.

El mayordomo cerró la puerta y dijo:

—Su alteza no ha regresado todavía, señor.

—¿No?

Aunque estaba en lo alto de la escalera, Jimin captó sorpresa en la voz de Veleta.

—Creo que ha ido al White's, señor.

—Sí, lo sé. —Veleta parecía desconcertado—. Me fui antes que él, tenía que visitar a un amigo, pero sus intenciones eran marcharse inmediatamente después que yo. Pensaba que ya habría llegado.

Diablo JeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora