Capítulo 51

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[Maratón 2/5]

"No matter what, everything's gonna be alright. - Justin Bieber."

Estamos tirados sobre la cama de Oriana, ella en una punta y yo en la otra. Hay un pequeño tazón lleno de galletas dulces sobre la cama, las fotocopias desparramadas y la computadora de Oriana. Intentamos no hablar sobre lo ocurrido más temprano, pero aún así en mi mente vaga la escena y todos los objetos destructivos que contenía esa pequeña caja de madera que ella ahora esconde en el fondo de su armario, tras toda su ropa.

-¿Crees que debamos hacer más largas las respuestas? Sé que esa profesora está loca y le gusta mucho lo completo.

Alzo los hombros y río.

-Si tú dices. -Tomo un par de fotocopias y las engancho con la abrochadora-. ¿Te queda jugo?

Gira hasta la mesa de noche y toma su vaso, asiente y me lo pasa. Me lo acabo haciendo que ella frunza el ceño en mi dirección, luego se ríe. Comienza por ordenar las hojas que tiene a su alrededor y le coloca el nombre de ambos mientras les va colocando el número de página. Apaga la computadora y se tira hacia atrás para quedar acostada en la cama, estira sus pies y los coloca sobre mi regazo.

-¿Disculpa? -Alzo una ceja.

Se ríe divertida y vuelve a acomodarse. Sus pies descalzos se cotonean frente a mis ojos. Me río y le tomo ambos pies para luego tirarlos fuera de la cama, queda sentada al borde teniendo un estúpido ataque de risa.

-Maldito.

Se vuelve a recostar haciendo exactamente lo mismo que antes, a diferencia de que esta vez le hago cosquillas en las plantas de los pies hasta que tiene que se cae de la cama mientras ríe. Me río también, me pongo de pie y le tiendo una mano. Se acomoda el cabello detrás de su espalda. Me siento al borde de la cama y me coloco las zapatillas, ella se sienta a mi lado y me sonríe tiernamente. Golpea su hombro con el mío.

-¿Ya te vas?

-¿Me estás echando?

Larga una tierna risa a la vez que niega lentamente con su cabeza sacudiendo su cabello de un lado al otro. Busco sus ojos con los míos, ella se da cuenta al instante e intenta apartar la mirada para no chocar con la mía. Tomo su mano que se agarra al borde de la cama y entrelazo nuestros dedos. Se pone tensa e intenta quitar su mano de la mía, tiro de ella para que se quede quieta, solo se ríe con nerviosismo. Con mi otra mano tomo la manga de su campera y la subo un poco. Justo lo que me temía. Quita su mano rápidamente y como si intentara esconderla la coloca entre sus rodillas y la aprieta con fuerza.

-No pasa nada, ya lo sabía.

-No tienes idea, Julian -murmura.

-Dime entonces. ¿Cuándo fue?
Respira profundamente y larga el aire de una manera nerviosa y asustadiza.

-Ayer. -Quita su mano de entre sus rodillas y la coloca palma arriba sobre su pierna, sube la manga de la campera y se queda viendo los cortes-. No son profundos y ni siquiera son grandes.

Aparto la mirada porque no soporto ver el daño que ella misma se hace.

-¿Ves la cantidad de marcas que tienes allí o solo las ignoras? Que esos no sean profundos no significa que no te hayas hecho daño, ¿sabes?

-Perdona.

-No quiero que me pidas perdón, Oriana. Pídetelo a ti, a mí no tienes que pedírmelo. Lo que no logro comprender es porqué te haces daño y te quedas callada, ¿no confías en mí? Sabes que me gustaría que me cuentes todo, lo sabes.

-Si confío en ti, Julian. Está más que claro que confío en ti y lo sabes. Solo que no quiero alejarte.

-¿No ves que sigo aquí? ¿No lo ves? -Vuelvo a verla a los ojos-. Oriana, estoy aquí después de todo y te he prometido no alejarme, ¿en serio no me crees?

-No has visto todo. No sabes todo.

-¿Qué es todo? Llevas tiempo diciendo eso, si no lo he visto todo, ¿por qué no me muestras todo?

-Soy un monstruo.

-Eso ya me lo has dicho y no creo que sea cierto. Vives castigándote, cariño. Ya deja eso, deja de hacerte más daño del que te hacen los demás. Deja que te amen, tira las inseguridades al suelo y ve hacia adelante. No, mírame, Oriana. -Con un dedo bajo su barbilla hago que me vea a los ojos-. No bajes la cabeza nunca más. No eres inferior a nadie.

Se tira sobre mí para rodearme con sus brazos. Rodeo su cuerpo con los míos y le acaricio la espalda de arriba hacia abajo lentamente. Raramente no se ha puesto a llorar, por suerte. Hablamos un rato más sobre ella en el que no para de pedirme perdón, cosa que no quiero que haga, y explica porqué y cómo lo ha hecho.

Es cierto, esos pequeños cortes no son nada comparado a los de antes, pero aún así sigue siendo hacerse daño a sí misma y es lo peor que se le puede ocurrir en sus malos momentos.

-¿Quieres que me lleve la cajita?

Niega con la cabeza.

-La necesito.

-Entonces todo lo que hemos hablado no es nada para ti, ¿verdad?

-No es eso. Me siento mejor teniéndola conmigo porque me ayuda a tener fuerza de voluntad. No seas estúpido. -Me empuja.

Me pongo de pie dejándola allí sentada en la cama. Me sonríe y luego baja la mirada, me aclaro la garganta para llamar su atención. Alza la cabeza rápidamente y una tímida sonrisa asoma en sus labios.

-Te quiero, Juli -dice por lo bajo.

Me agacho apoyando mis manos sobre sus rodillas, sus ojos miel se encuentran con los míos y como si ninguno de los dos pudiera apartar la mirada nos quedamos así unos segundos. Una sonrisa nerviosa asoma en sus labios y lucha por no agachar la cabeza una vez más.

-Yo a ti te amo.

Le doy un corto beso en los labios sacándole una hermosa sonrisa.

Desapercibida (Adaptada) / SIN TERMINARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora