"Los que te aman no te hacen daño, y si lo hacen verás el dolor en sus ojos al verte sufrir."
PARTE 2
Si tuviera que hacer un resumen de lo ocurrido las dos semanas anteriores, probablemente comenzaría diciendo que Julian no volvió a dirigirme la palabra, ni siquiera al llevarme por delante en un pasillo, después de la llamada que acabó con la vida útil de su móvil, luego comentaría el hecho de mi cercanía con Jenna y por último, diría que he vuelto a caer en las cuchillas.
Nada muy nuevo.
—¿Crees que Dan la tenga grande?
Mis ojos salen disparados de sus órbitas.
—¿Qué rayos? ¿Por qué piensas en eso?
Se encoge de hombros sin el mínimo rubor en sus mejillas. A Jenna no le importa hablar de estas cosas, en cambio a mí me provoca vergüenza de la grande.
—Los negros la tienen grande, ya sabes.
Arrugo el entrecejo al poner la cara más asqueada, señalo el fondo de mi garganta como si fuera a devolver sobre el banco.
—Averígualo tú sola, yo no quiero participar —digo rodando los ojos.
—¡Silencio!
Lo único que se oye en el salón al momento de entrar la profesora es la risa ahogada de Dan que no piensa callarse.
—¿Tiene algo en los oídos, Señor Douglas?
Dan niega con la cabeza sabiendo que treinta pares de ojos lo están observando fijamente mientras desafía a nuestra mal teñida profesora de arte.
—Sólo no gritó lo suficientemente fuerte.
Oigo a Jenna contener una carcajada. Con una ceja en alto volteo a verlo y sin querer me cruzo con dos ojos mil muy familiares.
—Haremos un pequeño cambio de lugares. —Los ojos de la profesora se dirigen hacia mí— Sabatini con Douglas y Serrano con Four.
Ni siquiera tuve la suerte de sentarme con Julian.
—Oh, vamos no. —Los bonitos ojos celestes de Jenna se llenan de furia—. Envíelos a detención, pero no nos castigue a nosotras.
Bueno, no sé si estar con Julian hubiera sido peor que con Dan.
—¡Sabatini! ¿Te mueves tú o me muevo yo? —Grita Dan.
Volteo a verlo con mi peor cara posible mientras Jenna se queja con murmullos. Él toma sus cosas comprendiendo que no pienso moverme de mi lugar, se pone de pie y saluda a Julian como si de un militar se tratara.
—Encima debo moverme —dice Jenna para acabar con su discurso de quejas.
—Jenna, ya cállate.
La castaña se pone de pie muy de golpe y gruñendo por lo bajo, casi lloriqueando, se dirige al banco de Julian. Dan, con sus ojos negros observándome detalladamente, posa su mano sobre mi antebrazo y la cierra allí, observo su cuerpo hacer contacto con el mío y cuando alzo la mirada lo veo riendo casi silenciosamente.
—No te atrevas.
—Julian no mencionó ese atractivo temperamento —dice bromeando.
¿Julian le habló de mí?
—Vamos a seguir con la clase, ¡Douglas vista al frente!
La clase se hace pesada cuando Dan comienza a arrojarse bolas de papel con Julian. Lo golpeo un par de veces y finalmente comprendo que a) Es un idiota y b) Tiene algunas neuronas menos de las que debería. Por lo que me limito a codearlo varias veces y por fin se detiene, guarda sus pertenencias, y suena la gloriosa campana. El chico de piel oscura se pone de pie y corre hacia la puerta como si de un rayo se tratara, lo observo desaparecer para que Julian le siga el paso unos segundos después.
—Ese chico Serrano es un amor de persona —dice la dulce voz de Jenna.
Frunzo el ceño cuando me cuelgo la mochila al hombro.
—¿Por qué lo dices?
Saca un papel doblado en varios cuadraditos y lo agita frente a mí. La empujo para salir del salón.
—Es para ti, boba.
Nos acoplamos a la multitud de estudiantes que pretenden hacer intercambio de libros en sus casilleros.
—¿Qué dices?
Niega con la cabeza.
—Oh, vamos, Julian no me dejó leerla.
—No la quiero.
Ríe.
—Claro que la quieres y voy a asegurarme de que la leas.
Tomo el papel y lo observo cuando nos detenemos en mi casillero.
—Él nunca sabrá si la leí —digo alzando los hombros.
—Tienes que contestarla, Ori.
—Me niego a leerla, así que escribiré un "gracias, Julian pero no voy a leer tu carta" a modo de contestación y tú se la darás.
Ignoro sus quejidos cuando abro mi taquilla.
—¿Qué onda? —Cele me jala del cabello.
—Julian le envió una carta a Ori y ella no quiere leerla.
Cele se ahoga con su refresco de manzana.
—¡Qué!
—Jenna, bocona idiota.
Mi amiga rulada sonríe. Hago mi cambio de libros y bostezando me apoyo sobre los casilleros de metal para verlas a ambas intercambiar miradas. Jenna sigue con la carta de Julian entre sus dedos.
—Léela.
—No.
Celeste rueda los ojos.
—Dije que la leyeras, no fue una pregunta sino habría dicho "¿quieres leerla?" y tampoco fue una sugerencia porque habría dicho "deberías leerla", así que léela porque es una maldita órden.
—No.
La rubia empuja su labio inferior hacia fuera y susurra:
—Léela si no quieres que muera.
Ruedo los ojos arrebatándole a Jenna la carta de las manos
—Ahora no.
Me echo a andar por el pasillo cuando las veo sonreír mirándose mutuamente. Las detesto, en el buen sentido de la palabra.
80 votos como mínimo para el próximo capítulo :)
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Desapercibida (Adaptada) / SIN TERMINAR
RomanceNO ESTÁ TERMINADA. POR AHORA SE CANCELA LA HISTORIA; NO LA VOY A SEGUIR. POR FAVOR, NO SE QUEJEN SI IGUAL DECIDEN LEERLA. GRACIAS. Ella se ve fría, pero no lo es, en realidad es muy dulce y tierna. Solo tiene miedo que la lastimen. ADAPTADA