Capítulo 2 (Tercera Temporada)

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"I don't know what hit me but I'll be alright."

Vuelvo a meterme en la cama cuando el sol ya ha alcanzado la altura suficiente para iluminar mi habitación por completo. Definitivamente ha sido la noche más larga y pesada de mi vida. Me acomodo al lado de Julian, quien alza un brazo para pasarlo sobre mis hombros y atraerme hacia él. Apoyo la cabeza en su hombro dirigiendo mi boca hacia su oído, permanece quieto al igual que yo antes de animarme a hablar.

—Tienes miedo de mí —susurro.

Tirita en un escalofrío antes de mirarme de reojo, pero para no desarmar el abrazo se limita a apoyar su cabeza sobre mi frente.

—¿De qué hablas?

—Vi tus ojos cuando me puse de pie, vi tu rostro, Julian. —Mi voz es suave, ni siquiera puedo creer que hable tan pacíficamente siendo que en mi interior soy cualquier cosa menos pacífica—. Tienes miedo de lo que pueda llegar a hacer.

Emite un sonido con la boca en forma de desaprobación y luego larga una pequeña pero amarga risa seca.

—Tienes una película en la cabeza, ¿sabes?

Parpadeo varias veces antes de fijar la mirada en la silla del escritorio llena de ropa frente a la cama en la que yacemos abrazados teniendo una conversación quizá un poco paranoica de mi parte.

—Tengo una hipótesis —digo, pero no me detengo para que no hable—. Sigues a mi lado porque crees que si te vas podría suicidarme —sugiero—. Tienes miedo de ser la causa de mi muerte.

Esta vez se remueve incómodo y casi me estruja el hombro como si en vez de eso quisiera abofetearme, se separa de mí para verme a los ojos.

—Eres la persona más estúpida que jamás haya conocido. —Sus ojos arden en llamas cuando me toma por los hombros y me sacude—. Tú eres el amor de mi vida, ¿es eso tan difícil de comprender? Me quedo a tu lado porque te amo, no por tus hipótesis sin sentido. —Toma una bocanada de aire antes de cerrar los ojos y apuntarme con un dedo—. Ya me hiciste enfadar, niñita.

Alzo las cejas un poco divertida al ver que abre los ojos y se inclina hacia mí.

—Bueno, yo también te amo.

Niega con la cabeza tres veces a modo de desaprobación y luego se acomoda en la cama.

—Ya basta, duerme. Cada vez que hablas dejas mi cabeza dando vueltas a mil por segundo, necesitas cerrar la boca.

Su suspiro me deja pensando en que tal vez si necesite cerrar la boca porque comienzo a fastidiarlo demasiado. Así que apoyó la cabeza en su hombro y cierro los ojos.

—Disculpa, ¿si? No quería hacerte enfadar.

Se aclara la garganta.

—No me haces enfadar, simplemente me desespera el hecho de que no comprendas que te amo y que por eso estoy a tu lado.

Una pequeña sonrisa triste curva mis labios cuando asiento.

—Está bien.

No soy capaz de seguir hablando y tampoco sé qué decir, así que me quedo en silencio y él también lo hace.

Luego de unas pocas horas despierto un tanto asustada toda enredada en las sabanas y sin ninguna compañía en la cama. Me golpeo la cabeza contra el colchón y largo todo el aire para luego presionar la almohada contra mi cabeza.

—¿Julian?

No obtengo respuesta, por lo que supongo que se ha ido a casa sin despedirse. Está bien, quizá quería escapar un poco de mí y mis idioteces abrumadoras con las que salto cada vez que estoy insegura conmigo misma. Me siento en la cama con la cabeza dándome vueltas y las nauseas a flor de piel, me aclaro la garganta tirando los pies al suelo y apretando el borde del colchón con sumo nerviosismo. Cierro los ojos esperando que el dolor se vaya, pero viendo que al cabo de unos minutos aún sigue allí sé que no va a irse. ¿Qué hora es?

Desapercibida (Adaptada) / SIN TERMINARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora