Capítulo 9 (Tercera Temporada)

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"All I wanted was to be wanted".

Salgo de la cocina riendo divertida y cuando Julian me ve se cruza de brazos alzando una ceja.

—Eres tremendamente rara —dice, asintiendo con la cabeza.

Paso por su lado golpeándole el hombro y luego echo a correr escaleras arriba, no tarda en seguirme el paso y atraparme antes de que pueda entrar en su habitación y encerrarme. Me da la vuelta para quedar frente a frente, me rodea la cintura con los brazos formando un candado en la parte baja de mi espalda y pega su boca a la mía.

—En serio quería mi cepillo de dientes —digo, haciendo morros.

Ríe.

— ¿Sabes qué es lo que quiero yo?

Quizá.

—No. —Niego con la cabeza —. Y no vas a decírmelo.

Vuelve a reír.

—Entonces, ¿puedo mostrarte?

Digamos que la idea de hablar el tema: "sexo" no me hace sentir de lo más cómoda, pero cuando se trata de Julian no puedo negarme a nada. Aunque suene extraño, con él siento que no importa lo demás, que puedo entregarme a él porque no existen peligros y que si arriesgo nunca podría perder. Espero que mis sentimientos nunca se equivoquen.

—Tengo hambre —murmuro, sobre sus labios.

Se separa de mí manteniendo sólo un poco de distancia y luego pega su frente en la mía, sonríe.

—Podríamos hacer huevos revueltos, tostadas, jugo y tirarnos a ver una película en el sillón. O, si prefieres, pedimos una pizza.

Niego con la cabeza.

—No quiero pizza otra vez. —Lo señalo con uno de mis dedos sobre su pecho —. Había bajado de peso y ahora que he vuelto contigo, que vamos de un lado al otro comiendo de todo un poco, debo de haber subido todo lo que perdí. Sabes que eso no me hace gracia, ¿verdad? —Río —. Deja de reír, Julian en serio ni siquiera sonrías.

—Estás bien así.

Niego con la cabeza.

—No, en serio no, basta. —Intento ponerme seria —. Creí que sabías que el peso es importante para mí.

Despega su frente de la mía cuando afloja la presión de su cadera contra mi cuerpo y se muerde el labio inferior, me suelta por completo al cruzarse de brazos. Y de pronto me siento desprotegida y colocada al borde de un precipicio, retrocedo algunos pasos para tocar la pared.

—Sé que eres una loca de las calorías —espeta, haciéndome sentir una psicópata.

—Bueno, vamos a cenar algo liviano.

Rueda los ojos cuando paso por su lado y me dispongo a bajar las escaleras para cortar con la conversación. De ninguna manera voy a dejar que me venga con uno de esos sermones otra vez, ya me tiene cansada con sus típicos "debes comer" "no comes nada" "prueba un bocado más" "no estás gorda".

— ¿Estás enfadada? —Pregunta, cuando abro el refrigerador.

Niego con la cabeza.

—Quiero que ya dejemos de hablar de mi cuerpo y todo eso, sólo cenemos algo liviano y listo.

Saca la lengua fingiendo asco.

—No quiero una ensalada.

Bajo la mirada a las frutas y verduras del cajón.

—No me gustan las ensalada —le digo, y luego volteo a verlo —. Pero podemos cenar otra cosa que no sea una ensalada.

—Voy a pedirme una hamburguesa con papas —decide, frotándose las manos —. Dime si quieres que pida para ti, y sino suerte con tu comida liviana. —Da media vuelta y sale de la cocina dejándome con un tomate en la mano, el cual vuelvo a poner en su lugar porque lo detesto.

Desapercibida (Adaptada) / SIN TERMINARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora