Capítulo 53

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[Maratón 4/4]

"Change."

Me despierto asustado a causa de la estúpida alarma que suena alocadamente en mi mesa de noche. La apago en un bostezo y ruedo en la cama, pronto los vaqueros me molestan y caigo en la cuenta de que he dormido vestido y necesito una ducha antes de salir de casa. Mis manos vuelan hasta mi cara cuando otro bostezo me asalta. Me siento en el borde del colchón y froto mis ojos con ambas manos, luego me pongo de pie tropezando con mis zapatillas que luego insulto. Salgo de la habitación para encontrarme con mamá entrando al baño con su porta cosméticos en mano. Entro detrás de ella y le doy un beso en la mejilla antes de abrir la regadera.

-Buenos días, Julian. ¿Vas a desayunar?

-No, cuando esté listo paso por una manzana y me voy.

-Está bien. -Me sonríe.

La empujo fuera del baño para poder despojarme de la ropa y luego meterme en la ducha. Cierro los ojos al sentir el agua tibia en mi rostro y me apresuro a lavarme por completo para salir rápidamente e irme al colegio y no llegar tarde.

Cuando bajo las escaleras, mamá ya se ha ido. Tomo una manzana y salgo de casa dándole un mordiscón. Pronto el frío se cala en mis huesos haciendo que un escalofrío recorra mi cuerpo por completo. Tiemblo.

-Carajo.

Me monto en la moto y la pongo en marcha. Hoy no habrá casco, necesito comer la manzana antes de llegar al colegio.

-Te apuesto una bolsa de caramelos a que no recordabas que hoy tenemos detención.

Sus ojos se abren rápidamente y ríe. Mueve su silla hacia adelante para que pueda pasar a mi silla a su lado. Hoy nos toca sentarnos al fondo, justo en un rincón, donde a Oriana le gusta esconderse.

-¡Hola, Julian!

Me detengo a medio camino de besar la mejilla de Oriana cuando alzo la vista para encontrarme con una chica de ojos verdes y cabello oscuro. Me sonríe.

-Hola...

-Claire. -Apoya su mano sobre el banco para sostener el peso de su cuerpo-. Me preguntaba si quieres venir a mi fiesta este viernes. -Otra sonrisa adorna su rostro.

Oriana baja la cabeza hasta cubrir su rostro con el lacio cabello marrón. Junta sus manos sobre su regazo y suspira sin ser oída. Claire busca mi mirada con la suya.

-No lo sé, ¿puedo pensarlo?

-Pues claro. -La sonrisa no abandona su rostro-. Mis amigas creen que realmente no vendrás, me gustaría patear sus traseros cuando entres por la puerta de mi casa.

Río levemente, ella también lo hace. Los ojos verdes de Claire alcanzan a sus amigas y les guiña un ojo. El profesor entra a la casa tropezando justo en la puerta haciendo que todos los alumnos revienten en una carcajada, Claire se cubre la boca con una mano.

-Nos vemos luego, Serrano.

Presiono mis labios juntos e intento darle una cálida sonrisa. Oriana mira al profesor con atención, quien regaña a todos aquellos que se hayan burlado de su casi caída.

-¿Quieres venir a la fiesta?

Niega con la cabeza y aparta la mirada del profesor. Se tira sobre su brazo apoyado en la fría madera de la mesa y me mira con sus ojos miel.

-¿Por qué crees que nunca soy suficiente para nadie?

-¿Qué? -Alzo una ceja.

Nunca voy a terminar de entender a mi chica invisible.

-Eres suficiente para mí.

-Tú sabes, no me invitan a ningún lado, me esquivan, critican sin comprender, nadie me mira, me ignoran. ¿Tengo algo de malo?

Niego con la cabeza.

El profesor comienza a dictar su clase sin darnos descanso alguno para tomar apuntes.

-Solo quiero ser feliz, ¿por qué cuesta tanto? -Dice Oriana adornando el margen de su hoja con flores rosadas.

-Lo que cuesta es encontrar el camino para ser feliz y ya luego todo es color rosa.

-No me gusta el rosa.

Me río.

-¿Violeta?

-Ahí mejor. -Me regala una tierna sonrisa-. ¿Qué haría yo sin ti, Serrano?

-No pienses que harías sin mí, eso nunca ocurrirá.

Me sonríe y luego aparta la mirada de mis ojos. El profesor tira un par de palabras que a Oriana le parecen interesantes y ella anota. Muchos de mis compañeros prestan atención a la clase de Geografía, otros solo duermen o hablan por lo bajo.

El día en el colegio transcurre rápido, al igual que la semana y el mes. Las vacaciones de invierno llegan pronto y con ellas las fiestas. Oriana no viaja, yo no viajo, pero aún así siempre tiene una excusa para no verme o no llamarme, comienzo a pensar que solo quiere que estemos lejos.

Yoli, papá y Ian han venido a pasar tres días conmigo para luego volverse a Paraná. Mis tios y primos se presentan para pasar las fiestas con mamá y conmigo, ya decía yo que necesitaba un poco de la alegría familiar.

¿De Agus? Bueno, Agus se alejó, Agus se fue metiendo bajo las garras de Becca y nunca más apareció por casa o su nombre en mi pantalla. Mamá siempre se preocupa por cómo terminamos nuestra amistad con Agus, pero lo cierto es que Maxi pasa más tiempo conmigo que con sus padres.

Y cuando vi a Oriana el primer día de clases del segundo semestre, me di cuenta de que se avecinaba una tormenta, una buena tormenta casi sin fin. Algo había cambiado y algo más estaba por cambia. Ella era... era distinta.

Desapercibida (Adaptada) / SIN TERMINARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora