No sé porqué les hago caso, pero tengo miedo de que me vengan a cortar las tetas. Así que mejor prevenir que lamentar. Acá está el capitulo, chicas. Las jamo.
"Aprendí que te necesito como al aire."
Unas gotas de perfume en el cuello y sobre el sweater para ya quedar listo. El único problema es que ni siquiera son las nueve y la ansiedad me carcome todo el cuerpo hace más de dos horas. Mis ojos buscan las agujas del reloj que se mueven al ritmo de la lentitud como si de una broma se tratara. Solo media hora más. Me vuelvo a inspeccionar en el espejo y frunzo el ceño, ¿qué puedo hacer en media hora? Bajo las escaleras de a dos escalones y me encuentro con mi mamá en la sala, ella no aparta la mirada de su libro con tapa verde. Me siento en un sillón individual y apoyando los codos sobre mis rodillas muevo mis pies nerviosamente. Mamá alza una ceja y uno de sus ojos me inspecciona detenidamente antes de seguir con su lectura. Observo fugazmente el reloj de la sala y ruedo los ojos con impaciencia, solo han pasado dos minutos. Mi corazón late furiosamente, quiero verla, necesito saber si se ha puesto la ropa que he visto esta mañana.
-Hijo, ¿estás bien?
La miro de soslayo antes de volver mi vista al reloj y asiento rápidamente.
-¿Seguro?
-Seguro, mamá.
La aguja del reloj parece atrasarse en vez de avanzar las veces que tiene que hacerlo. Los segundos parecen minutos y los minutos horas. Mis ojos se mueven con impaciencia por la sala examinando todo lentamente y con aburrimiento. Saco el móvil de mi bolsillo y miro la hora para ver si no hay nada mal en el reloj de pared, desgraciadamente no lo hay. Vuelvo los ojos a mi mamá que se ríe de mí en el sillón, deja su libro sobre la mesa ratona y me escruta con su mirada.
-¿Qué ocurre?
-Quiero irme.
-Tienes que esperar veinte minutos más, Julian. Haz algo que te haga pasar el tiempo.
-No hay nada, no tengo nada para hacer.
Vuelve a reírse de mí. Exasperado me pongo de pie con el móvil en la mano y subo las escaleras lentamente para ver si el reloj puede avanzar algo más hasta que llegue a mi habitación. Cierro las puertas de mi armario y apoyo el móvil sobre el escritorio, me cubro la cara con las manos y grito levemente. ¿Tanto cuesta que corra el tiempo? Mis palmas sudan levemente, las seco contra mi pantalón y suspiro. Ya va a pasar, no es tanto, no tengo que ser tan exagerado. Solo quiero verla, abrazarla, saber qué tiene puesto y qué está pensando en este momento.
Vuelvo a tomar mi móvil esperando tener un mensaje o una llamada de ella. Dios, cuánta exageración. Necesito calmarme, eso es. Respirar un par de veces, pensar en otra cosa. Pero lo único que viene a mi mente es su rostro tierno cuando una sonrisa lo adorna.
-¡Julian! -Grita mi mamá desde abajo.
Meto el móvil dentro del bolsillo de mi pantalón y le pregunto qué quiere en un grito. Ella llega a mi habitación con el teléfono fijo en la mano y me dice que es mi papá Ruedo los ojos y lo tomo. Cierro la puerta de mi habitación antes de contestarle a mi papá.
-Hola.
-Julian, hijo, ¿Cómo has estado?
-Bien, se puede decir que bien. ¿Tú?
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Desapercibida (Adaptada) / SIN TERMINAR
RomanceNO ESTÁ TERMINADA. POR AHORA SE CANCELA LA HISTORIA; NO LA VOY A SEGUIR. POR FAVOR, NO SE QUEJEN SI IGUAL DECIDEN LEERLA. GRACIAS. Ella se ve fría, pero no lo es, en realidad es muy dulce y tierna. Solo tiene miedo que la lastimen. ADAPTADA