Capítulo 48

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"No eres rara, eres diferente."

Su mirada escarba en la mía para buscar la verdad, lo que no sabe es que ya se la he dicho. Luego sus ojos miel caen hasta mi pecho y sus brazos se quitan de mi cintura lentamente, no puedo dejar que se aleje tan fácil, así que la aprieto más contra mí.

-No hagas eso, no te alejes.

Su boca se frunce con tensión.

-No me mientas.

-Ori, no te miento. ¿Por qué piensas que todo el tiempo estoy mintiendo? No podría mentirte ni por una broma, nena.

Niega lentamente con la cabeza y cierra los ojos como si así pudiera escaparse de la realidad.

-Debemos ir a clase -murmura.

-¿Por qué me haces esto, Ori?

-Tú me mientes y yo no me quejo.

-¡No te miento! -La suelto de golpe y retrocedo dos pasos hacia atrás.

Ella se tambalea de la sorpresa, pero también retrocede mientras parpadea anonadada.

-Si que lo haces, ¿cómo puedes amarme si yo me odio?

-Porque tú no ves todo lo que yo veo en ti. Tú no sabes lo bien que me haces, lo feliz que me pone verte sonreír. No tienes idea de porqué te amo y si no me crees, pues no me creas, yo sé muy bien que si te amo y que es verdadero porque cada vez que te veo mi corazón late desbocado. No quiero que me digas que a ti te pasa lo mismo conmigo porque no puedo obligarte a que te ocurra, pero entonces no niegues lo que yo siento por ti. No te estoy mintiendo, deja de perseguirte. Te amo, ¿entiendes? Te amo.

Aprieta la mandíbula con fuerza, se cruza de brazos y su cuerpo se sacude en un sollozo cuando las lágrimas comienzan a recorrer sus mejillas como si de un tobogán se tratara.

-No puedo hacerte feliz.

-Lo haces, por Dios, lo haces.

-¿Cómo?

-Oriana, no llores, no llores, no llores.

Acorto la distancia entre nosotros apretándola contra mi pecho y acunando su rostro en mi remera mientras la rodeo con mis brazos nuevamente.

-No sé cómo, pero me haces feliz y quiero que tú también seas feliz, ¿puedes?

-No.

-Déjame ayudarte.

-No puedo, Julian.

-Si que puedes. Déjame entrar en tu mundo, déjame enseñarte lo que es vivir, lo que es sonreír, lo que es ser feliz.

-¿Cómo harás eso? -Se despega un poco de mí y alza su rostro para quedar frente al mío-. ¿Estás seguro de que puedes?

-Si se quiere, se puede. El miedo es solo una excusa para no intentar, Ori. ¿Confías en mí?

Asiente lentamente mientras sus lágrimas se deslizan nuevamente por sus sonrosadas mejillas.

-Te amo.

Cierra los ojos como si le doliera. Beso las lágrimas que caen por sus mejillas como si así pudiera terminar con su dolor hasta encontrar sus labios y rozarlos con los míos.

-Te amo -murmuro sobre ellos.

-Una vez más -murmura sobre los míos.

-Te amo.

La beso tiernamente, sus manos buscan mi cabello y por un momento nos olvidamos de que estamos parados en medio del pasillo del colegio, hasta que la campana suena avisando el receso. Oriana se despega de mis labios con una risa, la suelto, pero le tomo la mano. Seca sus lágrimas y nos movemos a un lado cuando el pasillo es atestado por alumnos con ganas de salir de los salones lo antes posible.

Desapercibida (Adaptada) / SIN TERMINARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora