Maratón 11/16

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-Te amo- musitó sobre mi boca y luego mordió mi labio inferior.
Sonreí sobre sus labios cuando me besó. Al principio sólo era un beso dulce, pero su lengua no tardó en intesificarlo.
Beso, lamió y mordisqueó cada parte de mi cuello encendiendo todas las terminaciones nerviosas que había en mi cuerpo.

Mordisqueé su labio superior con deseo y adentré mi lengua en su cálida boca.
Gemí ahogada cuando deslizó una mano por debajo de mi blusa.

-Diez minutos no alcanzan- se quejó sin dejar de besarme. -¿Y si mejor son veinte?-.
Reí y negué con la cabeza- ¿quince?-.

-Tampoco. Me tomo mi trabajo muy enserio-.
El soltó una carcajada y enarqué una ceja.

-Oh si, yo también me tomó el mío demasiado enserio- dijo volviendo a besarme. Desabrochó el primer botón de mi camisa blanca con timidez. Como si estuviera esperando a que lo detuviera. Pero no lo hice, y sólo me deleité con su mirada hambrienta.
Desabrochó otro botón más y lo miré divertida.

-¿Por qué no me detienes?- preguntó atónito.

-Quiero ver hasta dónde llegas-.

-No te gustaría adivinarlo estando a tres minutos de tu próxima clase- dijo con voz ronca sobre mi oído.
Se me erizo la piel de la nuca.

-Te amo- le dí un corto beso en los labios. Y luego cerré los ojos haciendo uno de esos típicos besitos de esquimal.
El sonrió con ternura y me acarició el cabello.

-¿Cómo es que de un momento a otro estoy a punto de hacerte mía como un salvaje y ahora lo único que quiero es abrazarte y no soltarte jamás?-.

-Las ventajas de tener a Martina en tu vida- bromeé de mi misma.
El sonrió y entrelazó nuestros dedos.

-Abróchate esos botones o tendré que cegar a todos tus alumnos, incluso a las chicas- advirtió riendo.

-Tu los desabrochaste, tu los abotonas- lo reté con una sonrisa pícara.
El se mordió el labio y luego deslizo sus manos desde mi cintura hasta mi pecho dónde -con absoluta lentitud- comenzó a abotonarme la camisa dejando ardientes pero breves caricias sobre mis pechos.

-Esto no termina aquí- me avisó depositándome en el suelo.

-¿Hoy en tu casa?- aventuré.

-¿Qué sucede con Facundo?- inquirió con una sonrisa asomando en sus labios.
En los días que habíamos pasado juntos, él había estado ansioso -al igual que yo- por pasar una noche en la misma cama. O el resto de las noches de nuestras existencias...
Sin embargo, pese a los fogosos besos y miles de 'te amo' que nos decíamos, yo no le sería infiel a Facu de aquella manera.
Sabía que debería sentirme sucia por estar jugando así con él, pero no quería terminar las cosas a través de un celular.
Lo encararía y me enfrentaría a cualquiera que fuera su reacción.
Me discuparía e incluso pagaría sus pasajes de nuevo a Estados Unidos en caso de que el quisiera regresar,... considerando que el había venido a Londres por mi.

-Hoy terminaré con él- dije suspirando.
El contuvo otra sonrisa.

-¿Quieres que te acompañe a casa?- preguntó Jorge.

-Creo que será mejor que vaya sola. No creo que ayude que tú estes ahí, cariño-.

-Como tú digas, ángel. Si tienes problema, me avisas- me dió otro beso y se marchó.

Me quedaban tres clases más y podría irme a casa.
Los nervios me devoraban.

¿Quien Te Crees? (Jortini) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora