Maratón 20/20

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Aquella misma tarde salimos a pasear por el parque cerca de casa. Facu me había dicho que pése a nuestra evidente reconciliación, debíamos hablar.

-Suéltalo ya- casi le rogué. Estaba demasiado nerviosa para pensar con coherencia, y su silencio no ayudaba a mi remordimiento interior.

-No tengo un discurso planeado- me aclaró él, divertido. -Simplemente quería que hablemos-.
Un poco más relajada, suspiré.

-Pues hablemos- lo incité.

Un incómodo silencio invadió nuestra pequeña burbuja personal. Estábamos sentados en una banca del parque y él sólo me observaba como esperando a que dijera algo.
Me encongí de hombros, cohibida, ante su penetrante mirada.

-Podrías empezar contándome que pasó ayer...- sugirió y evité un resoplido.
Con algo de tristeza y de mala gana, le conté con lujo de detalle de lo que había sucedido el día anterior. Desde que él había partido en la mañana, hasta la noche que pasé en la casa de Marco.
A medida que yo iba mencionado los hechos ocurridos, su expresión se iba alternando. Pero definitivamente, su perfecto rostro decepcionado fue el que peor me cayó.

-Sé que estas enojado, yo también lo estaría. No reprimas el enfado que tengas conmigo, dímelo- le pedí suplicante. Estaba harta de sentirme culpable, y en realidad quería que el me echara en cara lo malditamente zorra que yo era.

-No estoy enojado. Ya te lo he dicho- dijo el con paciencia, pero no me confié de su expresión- simplemente... no me importa lo que ha sucedido-.

Lo miré desconcertada.

-¡Diablos!- exclamé estresada y el me observó confundido- Facu, he hecho las cosas como la mierda. ¡¿Porqué demonios no te enojas?! Necesito que te enfades, y me grites. Que me reproches lo estúpida que soy-.

Él acarició mi brazo con actitud tranquila.

-No voy a reclamarte nada, Martina. No has hecho nada mal-.

-¡Besé a Jorge!- le recordé, sonando más ácida de lo que pretendía- ¡besé a Jorge mientras estaba contigo! ¿en qué mundo paralelo eso no es hacer las cosas mal?- cuestioné retóricamente.

Él me observó con cierta tristeza, y de inmediato caí en la cuenta de lo brusca que había sonado.
Apegándome a mi estrés, sólo me limité a decir:

-Sólo sigo haciendo las cosas mal. Ya no quiero lastimarte-.

Él se quedó pensativo por unos cuantos minutos, y luego soltó un profundo suspiro. Me hizo girar en el banco para poder quedar enfrentados y acarició mi mejilla poniéndome más histérica de lo que estaba.

-¿Qué es lo que no puedes entender?- me preguntó con suavidad. -Te amo. Y quizá si hayas hecho las cosas mal, pero eso no me importa, todo el mundo se equivoca- enfatizó. -Prefiero pelearme contigo todas las veces necesarias, pero te necesito en mi vida, Martina. No eres perfecta, pero nadie lo es. Yo tampoco lo soy. Te amo como eres- me dijo entrelazando nuestros dedos.

¿Qué replica se suponía que debía darle a eso?
¿"¡Estoy putamente enamorada de Jorge!"?
¿"Te amo pero no lo suficiente"?

-Eres un idiota- me quejé besando su mejilla. -Me alegra que lo seas, y al mismo tiempo, lo odio. Si te vuelvo a lastimar, no voy a perdonármelo- le advertí.

-No me haz lastimado- dijo él desvíando la mirada.

-Sé que si. Estas decepcionado por el hecho de que han pasado dos malditos años y aun sigo sin poder olvidar a Jorge- las palabras salieron de mi boca irremediablemente y quise abofetearme a mi misma por no haberme podido morder la lengua.

-Bien- dijo rindiéndose y lo observé atenta. -¿Qué tal si empezamos de nuevo? Borrón y cuenta nueva. Yo también he cometido mis errores, y espero tu me perdones como yo te los perdono a ti- me dijo con la mirada fija en mi.

-Pero... -.

-Empiezo a pensar que no quieres que arreglemos el asunto- admitió, interrumpiéndome.
Me quedé en blanco. Probablemente el tendría razón.

-Si quieres dejarme para volver con Jorge, hazlo. No te lo impediré. Pero no intentes que yo terminé contigo porque no lo haré-.

Lo observé casi con espanto. ¿Cómo podía haberle dado tan en el clavo?

-¿Por qué no terminarás conmigo después de saber todo lo que he hecho?- le pregunté, con una mezcla de curiosidad y enfado irracionales.

-Porque sé que puedo hacerte olvidar de él. Y te amo demasiado para dejarte. Es tu decisión. ¿Estas dispuesta a hacer borrón y cuenta nueva? ¿Quieres realmente olvidarte de él y formar una familia conmigo? Todo éste tiempo juntos lo he tomado muy enserio, Martina.

Luego de vacilar unos instantes, con la lucha interna, corazón versus cerebro, pareció ganar el cerebro.

-Sí, quiero-.
Facu sonrió satisfecho.

¿Quien Te Crees? (Jortini) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora