{Narra Jorge}
No quería que se vaya. Había pasado la mejor noche de mi vida con la mujer más increíble que había conocido. Me dolía que se mostrase distante. Llegué a suponer que quizás no le había gustado. No es que fuera un instinto arrogante o egocéntrico pero simplemente descarté la idea. Nunca me había pasado, y ella hasta antes de irnos a dormir se había mostrado evidentemente satisfecha.
Lo sabía, pero no quería aceptarlo. El hecho de que yo no quisiera nada enserio la había molestado ¿pero qué podía hacer yo?
-¿Qué quieres qué hagamos?- finalmente la había convencido de quedarse.
"No le pidas sexo, ¡no le pidas sexo!" gritaba mi subconsciente.
-Considerando que es domingo, ¿qué tal si vamos a algún parque de atracciones?- pregunté asombrado de mi mismo al escuchar lo que dije.
-Parque de atracciones- repitió asombrada- ¿enserio?
-Claro.
-Suena divertido, déjame ir a casa a bañarme y vuelvo en quince minutos-
-Bañate aquí- dije automáticamente.
-No tengo ropa aquí.
La miré mientras sonreía.
-No importa.
-Pervertido- rió- enserio, vuelvo en quince minutos.
Plantó un beso rápido en mi mejilla y salió disparada a la puerta.
Al llegar a la puerta ya no estaba.
Me cambié rápidamente, una bermuda beige, y una camiseta de los Ramones.
Puntual y lista apareció quince minutos luego Marina en mi puerta.
Me deleité mirándola. Llevaba puestos unos shorts de jean, y una camiseta blanca suelta de mangas cortas, que tenía una cruz negra en el centro. Su cabello recogido en una trenza. Y algunos mechones de pelo castaño adornaban su cara.
-¿Cómo lo haz hecho?-.
-¿El qué?- preguntó ella.
-Arreglarte así de hermosa en tan solo quince minutos-
-Gracias- un dulce rubor cubrió sus mejillas- ¿vamos?.
-Vamos- respondí.
Decidimos ir a buscar a los chicos. Julia estaba ocupada con su trabajo y no pudo venir.
Llegamos al parque, y noté a Martina emocionada.
-¿A dónde vamos primero?- preguntó Fede.
-A la montaña rusa, por favor, por favor- chilló Martina como niña pequeña.
Nico sonrió y la tomó en brazos mientras corrían hacia la montaña rusa.
Lo miré expectante mientras caminábamos con Fede detrás de ellos.
-¿Qué sucedió anoche?- preguntó el rubio.
Las imágenes de la noche anterior pasaron como un remolino por mi cabeza.
-Nada- respondí y el me miró arqueando una ceja- nada que te interese- aclaré riendo.
-Vamos, cuenta, Blanco- rió el también.
-No te imaginas...-empecé- dios, ella es increíble en la cam...- Martina apareció frente a mi y me quedé paralizado.
-¿De quién hablan?- preguntó ella con una sonrisa.
¿Era realmente inocente o habría escuchado?
-De nada, apúrense que la fila será larga- contesté nervioso.
Avanzamos y luego de 10 minutos de espera, subimos a los asientos.
-¿Qué sucede?- preguntó Martina mientras esperábamos que todos los asientos se llenen.
-Jorge le teme a las montañas rusas- aclaró Nico y le lancé una mirada fulminante.
-¿Y porqu te haz subido?- preguntó ella mientras me miraba curiosa.
-No les temo, Nico. Deja de mentir- el comenzó a reír.
Afortunadamente los asientos eran de a cuatro. Así que entramos todos.