Maratón 15/16

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Cuatro meses más tarde...

-¿Así que estas en Doncaster de nuevo?- le dije mientras esbozaba una sonrisa.

-Sí, extrañaba éste lugar. Y espero vengas a visitarme-.

-Por supuesto, ya quiero conocer a mi nueva cuñada- le respondí ansiosa.

Francisco había vuelto a Doncaster. Allí dónde nos habían sucedido tantas cosas malas, dónde nos habíamos críado -distanciados- pero al fin y al cabo, en el mismo lugar.
Hacia dos meses había conocido a una chica, la cual lo volvía condenadamente loco, y yo ya quería conocerla.

-Y la conocerás. Espero no me hagas pasar vergüenza- advirtió él y yo me reí.

-Soy la típica hermanita menor que te arruinará el noviazgo- bromeé. El soltó una carcajada y luego suspiró.

-Espero que no. Debo irme, Martina. Nos vemos en unos días, ¿bien?- se despidió.

-Adiós Francisquito- me reí.

-Deja de llamarme así- se quejó divertido.

-Adiós hermano-.

-Adiós cariño- dijo él y percibí que estaba sonriendo.

Corté la comunicación y suspiré con una sonrisa.
Sentí sus manos en mi cintura mientras yo preparaba el almuerzo, y una oleada de calor recorrió mi cuerpo.

-Te ves tan bien así- murmuró sobre mi oído y su aliento me rozó quemándome.

-¿Así como?- dije en voz bajita y con una sonrisa que él no podía ver.

-Feliz, satisfecha- dijo apremiante y me di media vuelta.

-Tú me haces feliz-.

El sonrió y sus gemas verdes relucieron. Entrelazo nuestros dedos y observó mi muñeca.
Apoye mi mano en su pecho y desabotoné un poco su camisa -bajo su mirada expectante-.

"Martina".

-¿Te he dicho que amo tu tatuaje?- le pregunté con una sonrisa.

-Un millón de veces- rió él.

Jorge. Jorge se había tatuado mi nombre sobre su pecho del lado izquierdo, simbólicamente, del lado del corazón. En la misma letra que el mío, y del mismo tamaño.

-Pero te amo más a ti- murmuré sobre sus labios atrayéndolo de la camisa. Pegó mi cuerpo contra el suyo, y deslizo su boca hacia la mía.
Nos fundimos en un intenso beso que hacía que se me aflojaran las piernas.

-¿Y que hay del almuerzo?- se quejó Gemma, divertida.

Me aparté de Jorge, sonrojada y con la mirada baja, pero con una sonrisa en mis labios.
El rió y se abotonó la camisa.
Derek, el pequeño bebé en brazos de su hermana, estiró sus brazitos hacia él.

El lo tomó en brazos y le hizo caras raras esperando a la reacción del bebé, el cual comenzó a reír con entusiasmo.

-Será tan lindo como su tío- nos dijo Jorge besando la pequeña cabeza de Derek.
Ambas reimos.

-¿Gemma acaso tienes otro hermano?- dije fingiendo asombro y ella estalló en carcajadas.
Jorge me fulminó con la mirada.

-Tu tía es muy mala, ¿verdad?- le preguntó al bebé.

Para asombro de todos, Derek negó con la cabeza.
Y todos volvimos a reír, provocando que la criatura también lo hiciera.

-¿Quieres a tu mami?- le pregunté acariciando su rosadita mejilla. El bebé asintió- ¿a tu tía?- volvió a asentir y sonreí- ¿y al feo de tu tío? ¿lo quieres?-.

Derek se quedó quieto mirándonos a ambas con sus preciosos ojos verdes.

-Si, amo a mi guapo tío- dijo Jorge con la voz aguda y escondiendo su boca detrás de la cabeza del niño. Yo reí.

El bebé alzo una manita y me tocó la mejilla. Sonreí. ¿Alguna vez podríamos tener Jorge y yo, un bebé? La simple idea me hizo sentir fresca, nueva y llena de posibilidades.

Gemma desapareció de la sala con una sonrisa pícara, y dejando a Derek en brazos de su tío mientras yo terminaba el almuerzo.

Jorge que parecía haber adivinado mis pensamientos dijo:

-¿Te gustaría tener hijos alguna vez?-.

Yo le lancé una mirada breve y luego sonreí.

-Por supuesto-.

¿Quien Te Crees? (Jortini) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora