Parte 52.- Aled Last (de Mandalore) - El extraño poblado en Castle Combe

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La zona es boscosa, los árboles extienden sus ramas a los lados, enredándose entre el espacio de aquellos cercanos, luchando el uno contra el otro por territorio. Las luces de las ciudades se desvanecen, dejándonos ver el cielo estrellado, el cual se funde con unas nebulosas violetas y azul.

--Apagando propulsores. No detecto vida humana. Como lo sospechamos señor Potter, el poblado de Castle Combe parece haber sido exterminado.

--Pero es aquí donde tal vez podamos dar resolución a ese acertijo, compañero. No perdamos la esperanza –me responde con el tono más seco y distraído posible.

Verifico el radar en búsqueda de movimiento.

Nada.

Mi nave flota a considerable distancia de aquellas casas en el poblado. Las ventanas están rotas, algunos automóviles golpeados, otros de ellos con las puertas abiertas. Un gran árbol derribado a mitad del camino, que evita el paso de cualquier vehículo terrestre.

--Por favor, sigue buscando Aled.

Sé que el señor Potter no es la persona más centrada entre las que conozco. La señora Weasley me dijo que había yo de tenerlo en cuenta al momento de cumplir cualquier misión.

Una vez me dijo que él arriesgó su integridad frente a los magos oscuros para salvar a su padrino de una posible amenaza. Creo que es comprensible; sería yo un hipócrita si no entendiese el cómo se sintió tras perder a su ser querido por un impulso emocional.

En efecto, hemos rescatado a mucha gente, como la madre y sobrinos de Ron Weasley, así como la familia Potter. Pero no tenemos idea de dónde puedan estar otras familias. El señor Harry habla mucho de Luna Lovegood y sus hijos, Cho Chang y su esposo, o algunos otros magos que no sabemos si han sobrevivido. También se distrae cuando se olvida un momento de la misión y recuerda que hay muchos niños que no hemos salvado: susurra para sí mismo los nombres de Hugo y Rose, o de Jonathan y Jacob; sin que yo tenga idea de quiénes son esas personas.

--Señor Potter –interrumpo su trance--. Sé que no se encuentra en el mejor momento, pero no tengo idea dónde encontrar la comarca de los tan mencionados duendes. Le ruego por favor me ayude a completar la misión.

--Ten calma Aled. La comarca está cerca. Es muy difícil encontrarla incluso para los seres mágicos.

Hago que mi nave descienda, hasta que el horizonte desaparece, las ventanas de los abandonados hogares ahora están a la misma altura que el campo visual del transporte.

La rampa se extiende, con una helada corriente de aire entrando por esta apertura y golpeándonos la cara con fuerza, trayendo consigo unas cuantas hojas secas y diminutos granos de arenilla.

--Por aquí. Ellos se ocultan tras esa colina, más adentro de los árboles, son solo un par de kilómetros.

--¿Por qué no aterrizar más cerca de ese lugar entonces?

--Las tensiones entre la comunidad mágica y los duendes siempre han sido muy fuertes Aled; no les agrada en absoluto el que alguien invada su territorio; más si se trata de un muggle.

Con Harry Potter por delante, avanzo cubriéndole la retaguardia, con cuchillo en mano izquierda y arma corta en mano derecha.

La casa color amarillo de techo café, apenas vislumbrable por la oscura veladura que el cielo deja caer sobre nosotros, exhibe en su interior un discreto espectáculo de luces en una de las habitaciones de la planta baja.

--Parece que el televisor aún está encendido, pero no veo a nadie –comenta mi compañero desconcertado.

--Los sensores de movimiento no son fiables Harry, es complicado que detecten movimientos leves. Podría haber gente aquí y nosotros no percatarnos.

Heartstopper  ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora