Parte 66.- Nick Nelson (de Gryffindor) - En segundos.

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Charlie Spring... o como todo mundo le dice a esta variante suya: Darth Kairyum, no deja de impresionarme. Parece tener la serenidad como para eliminar a un intruso sin titubeo. Cuando lo vi perder un poco el control al ver que esa bebé corría peligro, creí que la misión estaba condenada.

--¡Sargento! ¡Responda! ¿Qué está ocurriendo? ¡Todos los infectados comenzaron a actuar de forma muy errática hace unos segundos!

Creí que era imposible... estar así de cerca. Mantener la calma y tomar la decisión más prudente en un momento de estrés. Pero sin que la mano le temblara, con gran velocidad, esperó el momento más adecuado, el momento en el que Palpatine había alcanzado el apogeo de su locura. Y en la distracción del tirano... Kairyum cumplió el cometido.

--¡Intrusos identificados! ¡El Emperador está en e suelo! ¡El Emperador cayó! ¡Repito! ¡El Emperador cayó!

Porque ahora, me doy cuenta de la gran diferencia que existe entre nosotros los estudiantes, en comparación con un mago altamente experimentado y un caballero Jedi.

--¡Múltiples bajas! ¡Los Guardias Reales están fuera de combate! ¡El Emperador está comprometido! ¡Tiren a matar!

Kairyum empuja el cuerpo sin vida de Palpatine con su bota, dejando hundido el colmillo de basilisco en el cadáver y desenterrando su sable rojo de la cara cercenada del Emperador.

--¡Fuego! –los soldados disparan sus armas al mismo tiempo, en trayectorias cuya aleatoriedad me aterra por lo rápidos e impredecibles que los ataques parecen.

Él inicia su defensa con un pie hacia el frente.

La espada cubriendo su retaguardia...

Y la palma de su mano haciendo cara a los disparos.

Las balas brillantes detienen su camino hacia él, permaneciendo estáticas en el aire, mientras aquellas que han llegado por detrás encontraron su fin al chocar con la espada tras un leve movimiento de su muñeca.

--¡Tiren!

Parece imposible...

Ver cómo de un instrumento con apenas el grosor de una vara, los proyectiles láser desaparecen uno tras otro, evaporándose en el hermoso abanico carmesí de la espada y otros cuantos, siendo devueltos directo a las armaduras de sus emisores, impactando en el pecho de cada uno y dejando tras de sí una perforación en la armadura blanca y una leve fumarola en el sitio de impacto.

Pensé que los Guardias Rojos de Palpatine podían ser más peligrosos, pero Hermione Granger los tomó por sorpresa, realizando un Expelliarmus múltiple en menos de tres segundos, acompañando cada uno con el leve destello de un encantamiento aturdidor, para despojar a estos soldados de sus lanzas y dejarlos inconscientes al instante.

--¡Ni se te ocurra moverte! –amenaza al infame Ben Hope posicionándose tras de él y apuntando el arma mágica a su cuello.

Todo había acabado...

En tan solo unos segundos.

Mientras tanto yo... creo que ellos no tenían otra opción más que dejarme en compañía de los muggles que asechaban la escena.

--Se estableció contacto, señor. Los sujetos dieron un golpe certero. Los guardias Reales fueron neutralizados. El Emperador está en el suelo --habla el muggle encapuchado a través de su dispositivo.

Kairyum enfrenta a los soldados restantes. El cristal de los visores stormtrooper explota en pedazos tras recibir una buena patada. Los dos soldados en pie tratan de acercarse a su objetivo, arremetiendo con múltiples disparos hacia él; pero es inútil. El guerrero coloca una de sus manos en el suelo, llevando sus piernas hacia atrás, luego al lado y luego hacia delante, en una especie de torbellino. Y mientras los stormtroopers intentaban evitar aquellas patadas a tremenda velocidad, no se percataron que, tras el torbellino de ataques, la luz de la espada roja había ya encontrado su camino hacia ellos.

Un par de cortes en la pechera de su armadura bastaron para dejarlos fuera de combate.

--¡Increíble! –murmuro para mí.

--El analizador aún muestra lecturas positivas señor. ¿Doy la orden? –habla nuevamente el muggle con el rostro oculto, al mismo tiempo que su compañero se asoma por la mira de su largo rifle de asalto--. Comprendo. Correcto. Sí. Entendido.

No tengo idea de lo que están hablando. Su hostilidad parece no tenernos como objetivo a nosotros, sin embargo, prefiero no fiarme de ellos. Puedo usar la capa de invisibilidad para encubrirme discretamente y escapar de aquí, pero algo me dice que estoy mejor a su lado.

Porque... es como si estos muggles supieran qué es lo que ocurre. Ellos no lucen tranquilos después de que Palpatine fue asesinado. Es como si les preocupara algo más. Algo que nosotros no podemos ver.

--¡Ben Hope!¡Estás bajo arresto! –mi vista vuelve hacia la ministra, quien mantiene cautivo a ese problemático chico. Kairyum hace reposar su espada, colocando el mango en su cinturón y reacomodando el cuerpo del difunto Darth Sidious para su correcta examinación--. ¡Te leeré tus derechos a continuación! ¡A partir de este momento queda suspendi...!

--¡Guarde silencio! ¡Señora ministra! –responde Ben a Hermione Granger.

La lluvia comienza a caer nuevamente con fuerza; desde la ventana, el viento se envuelve en una abundante brisa, aparentando vaciar miles de cántaros de agua desde el cielo; convirtiendo los pequeños charcos ahora en pequeñas lagunas y ensombreciendo el cielo con el gris de las nubes.

--¡Lo repetiré una vez más! ¡Estás bajo arresto niño!

Pero Ben Hope no parece presentar el más mínimo signo de angustia o sorpresa. Solo muestra una discreta sonrisa, una muy perversa.

--¡Tiradores! ¡Prepárense! –habla el muggle a mi lado mediante su radio, antes de tomar él también su arma, dirigiéndola hacia lo que ahora sospecho... es algo más que un simple cadáver.

Heartstopper  ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora