Parte 58.- -Nick Nelson (de Gryffindor) - En la sombra

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--¡El punto Beta solicita refuerzos! ¡Múltiples detonaciones!

Los Sith Troopers, a pocos pasos de dar con nosotros y exterminarnos, comienzan a alejarse y a descender por las mismas escaleras por las que llegaron, haciendo que el estremecedor ruido de su marcha se aleje paulatinamente.

--Apenas la libramos –dice Hermione exhalando de alivio, dejando caer su tono muscular igual que si se quitara diez años de peso de encima.

Los stormtroopers frente al edificio de la ONU se mueven en todas direcciones, removiendo el blanco de la escena y permitiéndonos tener una visión más clara de lo que ocurre.

Tras dispersarse la adrenalina y la sensación de sentenciado a muerte que experimenté, puedo prestar atención a los detalles de la escena: una nave de color negro con dos alerones laterales y uno aún más grande que se extiende desde la cubierta hasta 20 metros arriba, se encuentra frente al edificio en donde se lleva a cabo la reunión. La custodian 6 soldados vestidos de rojo; pero éstos son diferentes a los que venían a darnos cacería. Estos portan una especie de... lanzas, así como una capa corta que les envuelve los hombros y el cuello; su armadura es mucho más gruesa y sus hombreras y rodilleras terminan en punta.

Y al lado de este transporte, una nave rectangular más pequeña espera con 2 androides dark trooper custodiando su rampa de acceso.

--Como lo esperamos. Palpatine está más que protegido aunque no haya troopers convencionales a los alrededores.

--Charlie, ¿qué son esos soldados? –pregunta Hermione--. Esos que custodian la nave insignia.

--Son la Guardia Real del Emperador. Hombres que no miden su peligro por la cantidad como los stormtroopers. Se rumora que dos de ellos pueden darle buena pelea a un maestro Jedi. Son más peligrosos que un inquisidor.

--Comprendo. Entonces nuestra mejor opción es esperar a que lleguen Nick y Ron. Así, los cuatro podríamos tener una oportunidad.

Kairyum asiente ligeramente, sin quitar la mirada de este sombrío panorama

Las ventanas repican.

Una.

Dos.

Tres.

Cuatro, cinco y seis veces, hasta que la lluvia baña el lugar con su brisa.

--¿De qué es el transporte que aguardan los Dark Troopers? –pregunto.

--Es una nave de prisioneros. Puede que no mucho de lo que preocuparnos. Imagino que la usarán para tratar de llevarse a los funcionarios de la ONU. Asumo que Palpatine intentará torturarlos lejos del planeta –responde Charlie.

--Entonces puede que no tengamos mucho tiempo. ¿Requerirán de mi apoyo en la batalla señorita Granger? –pregunto.

Pero a esa duda no hay más que silencio.

Sé que tal vez la respuesta es más que obvia, pero en una situación tan desesperada lo mejor es prestar apoyo en la medida de lo posible.

--Incluso si solo se me requiere haciendo uso de la capa de invisibilidad para reconocimiento, créame que estoy dispuesto a cooperar de la mejor manera, señorita Granger.

De nuevo nada.

Ninguna respuesta.

--¿Señorita Granger?

Silencio.

Nada más que el sonido de la lluvia.

--Nick... --me susurra Kairyum--. Date la vuelta... lo más lento... que puedas...

Por alguna razón su tono me da escalofríos.

Giro mi cuello tan lento que apenas mi cabello se mueve, dando tiempo a que mis pupilas se dilaten para poder apreciar una oscuridad que ninguno de los tres se había detenido a examinar.

Ahora mis hombros giran en cuarenta y cinco grados, para poder ver a Charlie con la palma izquierda apuntando hacia el frente y su sable de luz en el puño derecho.

Mi cadera gira, para darme completa visibilidad de esta enigmática penumbra.

Hermione ya no está a mi lado, en su lugar...

Su boca y su nariz son obstruidas por una mano enguantada, cuyo color se continúa con un uniforme azul marino que apenas refleja la luz que entra por la ventana.

Hay un segundo hombre, quien con su dedo índice nos da la orden no verbal de guardar silencio.

Los rostros de este par están cubiertos excepto por los ojos, y uno de ellos mantiene una pistola muggle apuntando a la sien de la señorita Granger.

--Por favor no se aflijan. Tenemos órdenes y necesitamos que cooperen con nosotros para poder ejecutarlas de manera adecuada –dice uno de ellos--. Solo hagan lo que les indicamos, entonces, podrán continuar con la misión a la que vinieron.

¿En qué momento?

¿Quiénes son estos sujetos?

Es como si se hubiesen materializado de la nada.

El pie de Kairyum se desliza suavemente, empujando pequeñas partículas de tierra hacia atrás; su pierna delantera ya se ha flexionado, para poder dentro de poco, dar un gran salto hacia los atacantes.

--Si usted sabe quiénes somos, entonces sabe que en menos de su tiempo de reacción, puedo cortarlos a la mitad sin ningún problema –intenta intimidar mi compañero.

--No le mentiré. Sabemos poco de quién es usted. Y no tiene que entrometerse, pues la cooperación que deseamos es la de ella –contesta refiriéndose a una amordazada Hermione--. Pero si se le ocurre tomar partido, le aseguro que nuesta vida no tiene importancia alguna, así como también puedo asegurarle, que su velocidad podrá ser suficiente para asesinarnos, pero no para evitar que una bala le quite la vida a la ministra de magia.

He oído de estas armas. Sus detonaciones son ensordecedoras. Sus proyectiles superan al sonido. Ni el mago con el encantamiento de aparición más experimentado podría esquivarlas tan fácilmente. La señorita Granger no va a arriesgarse a tratar de forcejear. Y estoy seguro que Kairyum tampoco se arriesgará a tratar alguna maniobra desesperada.

--¿En qué podemos asistirle entonces? –relaja Charlie su tono de voz.

--Inteligencia estratégica nos envió con instrucciones claras. Nuestros francotiradores están en posición y listos para la eliminación del Emperador Palpatine. Sin embargo, es probable, por lo que se rumora, que simples armas de fuego no puedan siquiera alcanzarlo antes de que se percate de nuestra presencia. Se estaba formulando un plan alternativo para poder hacerle frente a la amenaza, en caso de que el plan inicial de nuestro superior no tuviera éxito; fue cuando afortunadamente nos topamos con un mago. ¿Y quién mejor que la ministra de magia para esta encomienda?

Charlie lleva su espada de vuelta al cinturón. Es como si con lo que esta persona acabase de decir, se hubiese ganado parte de su confianza. En tanto yo, prefiero no tratar ni por un instante, llevar mi mano a donde mi varita mágica se guarda.

--Creo que estoy entendiendo entre líneas qué es lo que desean para con nosotros. Aunque creo que hay maneras más prácticas de conseguir un cebo. Pero debo advertirle, que ni Hermione ni yo moveremos un solo dedo hasta que se nos den los detalles de su objetivo o hasta hablar con su superior.

En aparente cortesía a la respuesta de Kairyum, el hombre finalmente aparta su arma de la cabeza de la ministra, empujándola hacia nosotros y haciendo que casi caiga después de sofocarla. Está tan desorientada que se apoya en mí mientras trata de respirar grandes bocanadas de aire.

--Me temo que no podemos cumplir esa petición, señor. Sin embargo, mi superior me pudo casi garantizar, que aquellos que se atrevieran a venir a Nueva York serían de utilidad. Y por la información que se nos entregó y el tipo de persona que se percibe es usted, estoy casi seguro de que harán lo que queremos. Sin protestar.

Heartstopper  ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora