Parte 60.- Charlie Spring (Darth Kairyum) - Si alguien nos enseñara a elegir

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Darth Vader me enseñó una cosa. Solo puede haber dos tipos de batalla: una en la que tu oponente rebasa por mucho tus capacidades; y la otra, aquella en que tú lo superas por mucho a él; esto podía variar dependiendo de las circunstancias, inclusive si tratabas de enfrentar a la misma persona. Siempre nos hablaba de su antiguo maestro, Obi-Wan y su metáfora de cómo un desbalance en el terreno podía cambiar el resultado. Sin importar el poder que Vader tenía en La Fuerza o el dominio que ejercía de manera tosca sobre su sable de luz, él siempre nos recalcó que solo debíamos pelear aquellas batallas que estuviésemos seguros de ganar.

--Está muriendo... ¡Está absorbiendo su...! –dice Nick aterrado.

Darth Sidious no es la excepción a esta regla, él nunca hace acto de presencia a no ser que esta condición se cumpla, sin importar los métodos a los que tenga que recurrir.

Ahora, su crueldad lo lleva a someter a todas estas personas, sin importarle si se trata de niños, mostrándoles si ningún tipo de consideración, la horrible imagen de aquel hombre cuya fuerza vital es succionada por el aterrador espectro de color negro.

Veo cómo sus pupilas se desvanecen hasta hundir sus globos oculares en la piel ceniza que se ha adherido a los huesos de su cráneo. Los dientes se caen uno a uno, dejando escurrir un poco de sangre a través de los labios.

Su alma grita. Su esencia es silenciada en cuanto es digerida por esa horrible criatura que se ha dignado a mostrar su desfigurado rostro, un rostro sin ojos, pero con marcadas depresiones para globos oculares hipotéticos, con una piel cubierta de costras café y sacos de pus color negro; y cuyos colmillos desgarran con placer cada hebra de energía vital que pasa a través de ellos.

--Esto es... yo nunca... nunca creí que los Dementores pudieran hacer algo tan cruel –la voz de Nick es emitida con dificultad desde sus cuerdas vocales, alternando con agudos chillidos de parálisis.

--¡Por Dios! ¡Qué horripilante! –comenta uno de los hombres enmascarados a nuestras espaldas.

--El beso del Dementor era una técnica tan cruenta que fue desaprobada por el ministerio incluso como modo de ejecución. Es mucho más cruel que la maldición cruciatus –comenta Hermione vigilando de manera repetida y solo con la mirada a los muggles armados que nos sorprendieron.

Palpatine se mantiene a la expectativa de lo que esta criatura ensombrecida hace con el hombre, jactándose de su obra con cada segundo que pasa.

Puedo ver a esos niños vestidos de blanco. Tratando de cerrar sus ojos para que la abominable escena no penetre en sus recuerdos de por vida; en su inocencia pensando que Darth Sidious los dejaría vivir.

Sí. Lo sé porque los métodos de Vader eran una calca de todo este escenario. Era raro que alguien sobreviviese a este tipo de interrogatorios, sin embargo, era necesario de vez en cuando dejar a algunos con vida, para que el resto pudiese creer que confesando podían salvarse.

-- Creí que ya había visto todo lo que el Imperio era capaz de hacer –hablo al aire, sin esperar respuesta, sin esperar condolencias.

Solo percibo a mi lado cómo los labios de Hermione se mueven tratando de decir algo que pueda hacerme entender lo que ocurre. Pero no escucho sonido alguno de su voz, sonido alguno de la lluvia, sonido alguno de los gritos de terror.

Y solo observo. Observo cómo nadie se atreve a ayudar a esta gente, víctimas de la parálisis y la sensación de indefensión. Incluso estos hombres no mágicos enmascarados, se mantienen inmóviles frente a las circunstancias.

Y yo...

Yo también...

Yo también permanezco sin hacer nada. Igual que hace unos minutos, cuando dejé morir a esa mujer que abrazaba a su hijo infectado con el Blackwing. Cuando dejé que los stormtroopers llenaran su cuerpo de balas fluorescentes.

Heartstopper  ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora