Parte 65.- Nick Nelson (Caballero Jedi) - Sable oscuro

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La sangre emana desde sus bocas...

Algunos de ellos han perdido la lengua.

Las diminutas figuras alcanzan el tamaño de una silueta humana. Unos pocos son tan altos que podrían doblarme la estatura.

Para pelear contra éstos que tengo frente a mí, he tenido que dar un gran salto solo para poder decapitarlos. Un salto... solo para alcanzar el cuello de mi enemigo.

Draco y Neville estaban en lo correcto.

Ellos mutan.

Están mutando. Sus pies descalzos se han desquebrajado de entre la piel para mostrar huesos tan sólidos y poco articulados que se han fusionado para convertirse en garras.

Otros han adquirido formas de lo más repulsivas. Su cuello ha desaparecido para su cabeza hundirse con el torso, dejándome ver a través de su pecho una espantosa cara humana paralizada en la imagen de un grito de auxilio.

--¡Caprifolium!

Las raíces de estas misteriosas plantas emergen, para sujetar con fuerza las extremidades de los infectados.

Sus pisadas se hunden con la hierba, siendo halados hacia la profundidad del lodo.

Entonces mi sable termina el trabajo, silenciando con su filo tres de estas cabezas. Tres cabezas... que no son nada para la horda frente a nosotros.

Miles de zombis descienden de la colina. Una horda. Un enjambre envuelto en el sonido de múltiples voces en pena: el llanto de un niño, la súplica de una mujer aterrada, la impotencia de un anciano. Rugidos y gritos.

Gritos de tristeza y amargura. Porque entre todo lo que esta gente pudiera desear... creo que solo quisieran que su cuerpo descansara en paz.

--¡Expecto...!

El tiburón blanco de Aled toma la delantera esta vez, apareciendo frente a nosotros otro torbellino de polvo negro, que bloquea el paso del encantamiento, protegiendo a los zombis y envolviendo a la hermosa criatura espirirtual hasta sofocar su luz.

--¡El Patronus no funciona!

--¡Aqua Inundare!

Un maremoto obedece al movimiento en la varita de Weasley, arrastrando a los infectados en sus turbulentas aguas.

Mientras los zombis más débiles sucumbían a ese encantamiento, aquellos tres de colosal corpulencia, continuaban su paso, provocando pequeñas vibraciones en cada una de sus pisadas.

--¡Nick ten cuidado! ¡Son Demoledores! – externa Ron su preocupación al verme saltar hacia uno de ellos.

Lo siento.

No puedo ser precavido. He de terminar esto rápido.

Con cada encantamiento que Ron Weasley usa, la piel alrededor de su herida ennegrece. El resto de su cuerpo se torna pálido, resaltando aún más los ojos que se hunden por la deshidratación.

El golpe de esta bestia gigante crea una brisa frente a mi cara. Apenas alcancé a evadirlo. Estaría muerto de haber dejado que me golpearan esos músculos verdosos cuyo grosor triplica el de mi cuerpo.

Mi sable dibuja un círculo, en la ventana que esa robusta extremidad ha dejado abierta en su golpe fallido.

Esa cosa me mira con los ojos rojos llenos de rabia, antes de lanzar un nuevo ataque, usando esta vez una tremenda embestida con su hombro.

Impúlsate Nick. Puedo hacerlo.

Arquea la espalda para esquivar.

Apoya en el suelo tus manos y permite que tus piernas alcancen el aire.

Heartstopper  ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora