Parte 63.- Nick Nelson (Caballero Jedi) -- La comarca de los duendes

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Me mareo...

Quiero vomitar.

Es una espiral...

Una espiral gigante...

Tras un intenso zumbido en mi oído, mi cuerpo es capaz de reaccionar ante las nuevas sensaciones que percibe. Aunque mi estómago y un extraño sabor en mi garganta, protestan por este viaje tan extraño.

--Es aquí. Caminen lentamente, eviten hacer movimientos bruscos. A los duendes no les agrada que un desconocido entre en su comarca, ni aunque sean magos –nos ordena Aled, quien parece no inmutarse en lo más mínimo después de ese viaje de teletransportación.

Procuro incorporarme de esta nauseosa experiencia para obedecer la indicación, y procuro mantener mi sable de luz lo mejor oculto posible, así como alentar mi paso.

Aún tengo revueltos los intestinos.

El teletransporte que Ron ha usado para nosotros, además de sorprender por completo a mi instinto, ha cegado parcialmente mi capacidad de reacción mientras me recupero de él.

El traslado tan violento por parte de ese vórtice, para traernos en unos segundos desde Hogwarts hasta este lugar, me ha dejado en un desconcierto parcial, pero al mismo tiempo con una curiosa interrogante.

--¿Por qué no usan este tipo de encantamientos con más frecuencia? –pregunto--. Podríamos haber considerado esto en los planes de evacuación del castillo.

--Los encantamientos de aparición son complejos, Nick –me responde Ron--. Debemos tener una perfecta visualización del lugar al que queremos ir, y lo complicado es que entre más lejos sea, y entre más personas lleves contigo, más peligroso se vuelve el viaje, incluso para un mago con mucha experiencia. Yo una vez casi pierdo el brazo por esto.

Me limito a tragar saliva y a no volver a preguntar al respecto del tema. Y me queda la duda: ¿por qué usamos este método para venir en lugar de usar alguna de las naves, ya sea el caza de Naboo recién reparado o el transbordador imperial de Herin?

--Debo preguntarlo otra vez, profesor Weasley. ¿Seguro que es absolutamente necesario visitar a los duendes? –lo cuestiona Aled, haciendo un pequeño cálculo mental mientras ve al cielo. No es una visita al ministerio; esto es serio.

Y de pronto recuerdo que usar un ostentoso transporte hubiera sido considerado como una ofensa para nuestros obligados anfitriones. Aled, como todo un estudiante de Ravenclaw, es en extremo precavido para todas las cosas que deben serlo. Si él no se toma a la ligera esto, tal vez nosotros tampoco deberíamos.

La neblina superficial es despejada por el chico, retirando el velo de los troncos y las hojas del bosque nocturno, humedecido por la pequeña llovizna que riega la zona.

Ron Weasley suspira.

Y se dedica a responder la interrogante de Aled Last.

--Hay más preguntas que respuestas. Pero por lo que Charlie Slytherin nos dijo, Palpatine lo ha estado manipulando a través de Ben Hope; debe tener ya demasiada información sobre la espada de Godric Gryffindor. Por ello, a pesar de que somos conscientes del estado parcialmente oxidado de la reliquia, no podemos dejarla sin protección solo así. Mucho menos podemos abandonar a los duendes ahora que sabemos que el Emperador vendrá por ellos.

El chico Ravenclaw asiente.

Él se acerca a un grupo de árboles, doblando la rama de uno de ellos, tocando la madera del segundo y arrancando una hoja del tercero.

Es entonces, que el lodo parece secarse y convertirse en una especie de grava, hundiéndose en la tierra al mismo tiempo que las raíces abren paso hacia una pequeña, pero accesible puerta de metal, con diamantes incrustados y letras grabadas en oro de un lenguaje que no puedo comprender.

Heartstopper  ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora