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Ya llegué —avisó una voz baja pero a la ves gruesa, se escuchó el cerrojo en la puerta.

—¿Te fue bien? —preguntó él mismo, acercándose a pasos lentos a su esposo, el vampiro quitando su saco para dejarlo a un lado, colgando en una silla.

—Me fue bien, cariño —afirmó el otro atrayéndolo de la cintura para besarlo castamente, un beso suave y cariñoso que lo hizo sonreír, aún más cuando fue abrazado con amor, sentía la calidez del cuerpo ajeno.

Sólo eran ellos dos.

El escenario cambió a una cocina, él mismo salteando vegetales con un leve tarareo, una canción sin importancia, sintió unos brazos cálidos envolverlo de la cintura,una barbilla se apoyó en su hombro.

—¿Qué estás cocinando? —preguntó el otro dejando un casto beso en su mejilla.

—Fideos... Salteados con verduras —murmuró la respuesta.

—¿Quieres que los haga por tí? —ofreció el otro, BeomGyu apagó la cocina con una risa, negando con la cabeza volteándose para ver a su esposo que le sonrió con cariño, observándolo como si fuera lo único que estuviera bien en el mundo, una mirada suave y que expresaba amor, incluso podía percibir un brillo en su mirada.

—Ya están... Listos.

TaeHyun tomó uno de los mechones de su cabello y lo llevó tras su oreja con cuidado.

—Eres tan hermoso... —murmuró el otro inclinádose para darle otro beso cuidadoso, solamente sus labios tocándose con suavidad.

Rió cuando el otro lo alzó por la cintura, haciéndolo tomar asiento en la encimera, sintió besos por toda su cara.

—¡Ya, TaeHyun!  —le reclamó con una risa, separándose del vampiro que le sonrió antes de reír, una risa melódica, suave, incluso algo pegadiza.

¿Esa era la risa de un hombre como él? ¿Tan hermosa?

—Estás despeinado... —murmuró arreglando con sus dedos el cabello del otro que sólo le dió un suave beso en la frente, un gesto de amor, de cariño.

Ese no era su TaeHyun y esa no era su vida.

Por eso, después de unos minutos más fantaseando con esas escenas llenas de ternura y amor...

Despertó.
















































Estaba en el sótano, revisando todos los materiales que había, la armas y las estructuras intactas, parecía incluso que nadie había movido nada allí desde que se fue.

Tomó un par de dagas con una sonrisa, miró uno de los blancos de madera que había en una esquina, arrojó las dos de inmediato, riendo al ver que habían impactado en el centro, una al lado de la otra.

Había extrañado hacer eso.

—Uh... Tienen arco y flecha... —murmuró con emoción tocando el arco y las flechas de metal, recordaba muy vagamente cómo su esposo le había enseñado a usarlo.

Apuntó hacia la estructura que estaba usando, arrojando una flecha torpemente que no llegó al centro, chasqueó la lengua tomando otra para intentar de nuevo.

Sonrió cuando ésta vez sí lo hizo.

Su cuerpo había perdido algo de forma, así que debía recomponerse, hacer ejercicio y recuperar masa muscular.

Blood Deal || TaeGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora