Privacidad

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Pov Miranda:
Llegado el viernes, a las 6 pm, llegue a The lowell -por supuesto entre por la entrada trasera- . Llegue al piso donde se encontraba la habitación de Kitzia y toqué. Ahí estaba ella, vestida en un intento formal, con sus rizos sueltos, con un entusiasmo y sonrisa mal ocultados.

K: Adelante.

Al entrar quité mi abrigo y Kitzia lo tomó para colgarlo. Me senté en la pequeña sala de estar.

K: ¿Gusta algo de tomar?
M: Whisky por favor.
Kitzia sirve mi Whisky y me lo entrega.
K: Ya puedo saber el motivo de esta reunión? Y por qué en este hotel???

Saco de mi bolso el folder con el acuerdo de confidencialidad y se lo entrego. Ella se sienta en un sillón que esta cerca de donde yo estaba sentada y comienza a leer. Conforme iba leyendo, noté como su semblante se ponía serio y al final expresaba sorpresa. Al terminar, coloca con algo de fuerza el folder en la mesa del centro y me mira.

K: ¿Un acuerdo de confidencialidad?
M: Tiene que entender que me tomo muy enserio mi privacidad y reputación.
K: A ver, hay algo que no entiendo de este documento. Tiene una fecha de inicio y después menciona "este contrato de confidencialidad no podrá anularse. Aun después de que una de las partes o ambas partes decidan terminar con las reuniones confidenciales."
M: ¿Cuál es la parte que no comprende, Kitzia? -Se lo que se viene y decido darle un trago a mi whisky antes de que hable-
K: Comprendo que quiera que guardemos discreción, sobre todo yo, sobre lo ocurrido el viernes. Y para su tranquilidad lo firmaré pero, acláreme esto... ¿me está proponiendo tener una relación con usted de manera confidencial y en caso de sacar a la luz esto, deberé pagarle 2 millones de dólares???
M: Agradezco que vaya a firmar el acuerdo, Kitzia. Por otro lado, lo que pasó el viernes, debo confesarle que lo... disfruté y estoy proponiéndole seguir con ello, desde luego, no será una relación sentimental o algo por el estilo. -Bebo de mi whisky y prosigo- Solo será sexo.

Miro a Kitzia y la ella está en shock. Se levanta del sillón y comienza a caminar de un lado a otro, pensante.

K: No puedo aceptar esto. Yo, no solo busco sexo de su parte...
M: Es lo único que puedo ofrecerle. -Saco mi chequera y bolígrafo, y me pongo de pie- Si su respuesta es no. Cambiaré el acuerdo confidencial a solo mantener en secreto lo pasado y hasta ahí. Para confirmar que realmente no dirá nada, dígame una cantidad...
K: Cantidad???
M: Si, 10mil, 20mil... cuánto quiere?
K: Yo no busco dinero de usted. Cuando va a entender que no busco sacarle ventaja a usted???
M: Solo estoy asegurando su silencio.
K: Quédese tranquila, que jamás diré nada de lo ocurrido si así lo quiere.
M: Bien. Comprendo que ha negado mi propuesta. Confiaré en que no dirá nada. -Me dirijo a tomar mi abrigo y me lo pongo-
El acuerdo llegará a usted esta misma noche.
K: No. Espere Miranda... Acepto... Yo... acepto su propuesta. Firmaré este documento.
M: -Volteo hacia ella y le entrego de nuevo el folder, ella lo firma y me lo extiende, pero antes de tomarlo ella lo acerca a su pecho y me mira-
K: Dado que hemos cerrado este acuerdo, pido sellarlo.
M: ¿A qué se refiere?
K: Desde que llegó, me he abstenido de besarla. Ahora quiero sellar nuestro trato con un beso.

Kitzia deja el folder en la mesita de la entrada, regresa a mí, toma mi rostro con ambas manos y me besa. Pongo mis manos en sus brazos y correspondo al beso. Perdí la noción de cuánto tiempo nuestras lenguas estuvieron danzando entre sí, hasta que Kitzia terminó el beso, dando un suave jalón a mi labio inferior y dejando pequeños picos a mis labios.
K: Podemos ir a la cama o...
M: Vamos a la cama.

Y fue así como volví a tener sexo desenfrenado con Kitzia. Cuando termine de recuperarme de uno de los tantos orgasmos que había tenido, me fijé en la hora [8:20 pm] me sorprendí. Tome una de las sábanas y cubrí mi cuerpo para ponerme de pie.

M: Me voy.
K: Pero aún es temprano.
-Kitzia se sienta y observo la parte superior de su cuerpo descubierta, ya que la inferior estaba tapada por una sábana. Recorro con mi vista su abdomen, brazos, pechos y termino con su rostro, que tenía una expresión coqueta por darse cuenta del recorrido que había hecho con mis ojos.

M: Mis hijas deben estar esperándome.
K: Oh cierto! Qué edad tienen?
M: Saber mi vida privada no es parte del trato.
K: Disculpa, no quería molestar con mi pregunta.
M: -Kitzia agacha la mirada con vergüenza, noto su cara de arrepentimiento y decido responderle- Tienen 8 años, son gemelas. -Kitzia vuelve a mirarme sonriente y yo le doy una ligera sonrisa-.
K: ¿Se parecen a ti?
M: ¿Desde cuando me tuteas?
K: Lo siento. Pensé que ya que tenemos este acuerdo podría hacerlo. Pero podría volver hablarle de usted, si así lo quiere?
M: No, no. Así... así está bien. Puede aligerar un poco el hecho de que soy muy mayor a ti.
K: Es una de las cosas por las que me atraes tanto.

-Kitzia se levanta de la cama, se pone una bata y se acerca a mí para besarme-

K: Hay algo que he olvidado preguntarte antes de firmar el acuerdo.
M: ¿Qué es? -Kitzia toma mi mano izquierda y la eleva hasta estar frente a nuestra vista.-
K: Sigues casada. Sé que había dicho que por ti puedo olvidar mis principios que están en contra de ser infiel en el matrimonio pero, nuestra reputación está en juego, Miranda.
M: Mi divorcio está en proceso, Kitzia. Y no puedo quitarme esta argolla hasta que esté finalizado el proceso, no quiero iniciar la persecución de los periodistas antes de tiempo. Y para tu tranquilidad, en menos de un mes estaré divorciada.
K: Oh bueno! Siendo así, todo está claro.

-Kitzia me da un rápido beso y se mete al baño, yo aprovecho para ponerme mi ropa y arreglar un poco mi cabello. Al estar mirándome en el espejo, por el reflejo veo a Kitzia con boxer y top, viendo muy sonriente. Ella al ver que ya la había notado camina hacia a mí y me toma de la cadera.

K: Gracias por darme esta confianza. Por volver a mi.
Cuando te fuiste sin responder a mi pregunta, pensé que no había llenado tus expectativas o que solo me querías para una noche. - Con sus manos en mi cadera hace que quede frente a ella y me mira sonriente a los ojos- Pero me sorprendiste, Miranda Priestly. Soy afortunada.
M: Si que lo eres.

-Ella suelta una ligera risa y después nos fundimos en un profundo beso.

La mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora