Capítulo 4

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La oscuridad me rodea dejando ver un denso bosque

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La oscuridad me rodea dejando ver un denso bosque. Cada paso que doy entre las ramas retorcidas me causa dolor, como si el bosque mismo intentara retenerme, impidiendo mi escape. El sonido de mi propia respiración agitada se mezcla con el crujido de las hojas secas bajo mis pies, creando una atmósfera de tensión palpable.

En medio de mi desesperada huida, percibo un llanto débil, apenas perceptible entre los susurros del viento. Intrigada y alarmada, me dirijo hacia el sonido, luchando contra las ramas que me rozan y me arañan en su afán de retenerme.

Finalmente, entre la penumbra del bosque, distingo la figura de una mujer corriendo frenéticamente, como si estuviera siendo perseguida por algo invisible. En sus brazos, oculta entre los pliegues de su vestido, parece llevar algo pequeño y frágil.

De repente, el sonido de pasos apresurados me hace girar la cabeza, y veo varias figuras emergiendo de la oscuridad, persiguiendo a la mujer con ferocidad. Sus rostros están ocultos en las sombras.

Entonces, luces brillantes comienzan a danzar a mi alrededor, iluminando el bosque con destellos fugaces. El aire se llena de magia y misterio, mientras las figuras encapuchadas se mueven con rapidez, lanzando conjuros y hechizos en un intento desesperado de atrapar a la mujer.

Justo cuando intentó discernir los rostros de los perseguidores, la oscuridad se cierra a mi alrededor.

Me despierto agitada levantándome de donde me encontraba recostada, mi corazón aun latiendo con fuerza por el vívido sueño. Aunque sé que ha sido eso un sueño, la sensación de peligro y la incertidumbre persisten en mi mente, dejándome con una extraña inquietud.

Me doy cuenta de que aún es muy temprano, pero como hoy tengo varias clases, decido empezar a prepararme para llegar a la escuela. Necesito distraer mi mente y alejar esos pensamientos perturbadores que persisten en mi cabeza.

Me dirijo al baño y dejo que el agua caliente de la ducha caiga sobre mí, esperando que el calor disipe la sensación de opresión que aún me embarga. Cierro los ojos y respiro profundamente, tratando de alejar las imágenes del sueño, he tenido varias pesadillas durante mi vida, pero ninguna que se sintiera tan vivida.

Después de la ducha, me visto con rapidez y recojo mis libros y cuadernos para la escuela.  Intento concentrarme en las tareas del día, en lugar de permitir que mis pensamientos vuelvan a vagar hacia el oscuro bosque de mi sueño.

Una vez lista, salgo de casa y camino hacia la escuela, disfrutando del aire fresco de la mañana y tratando de relajarme.

A medida que avanzó por las calles familiares de mi vecindario, la sensación de peligro comenzó a disiparse lentamente, reemplazada por la rutina reconfortante del día a día.

Cuando por fin llego a la escuela me dirijo al edificio donde me corresponde, pero antes de eso siento una mirada puesta en mi me giro para buscar de quien podría ser, pero no hay nadie solo a lo lejos un auto negro en donde no logro distinguir quien podría ser.

El Encanto PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora