—¿Qué hora es?— pregunté ya que habían pasado unas cuantas horas desde que llegué aquí y un tiempo más desde que había desayunado.—son las 2:45 de la tarde—contesto káiser tranquilo.
—mierda ,mi turno comienza en quince minutos—murmure mientras empezaba a preocuparme.
—¿trabajas? ¿En dónde? — pregunto con intriga mirándome.
—si, en una cafetería se llama song bird— respondí.
" no llegaré a tiempo a este paso" pensé, mi mirada paro en kaiser.
—kaiser si no es molestia ¿podrías llevarme al trabajo? — ante mi pregunta káiser me sonrió con diversión.
—claro nunca me dejan conducir, esta será una buena oportunidad para hacerlo, ven que no nos vean los demás—tomó mi mano llevándome casi arrastrándome hacia la entrada en donde dos autos se encontraban.
—tomaré el de Alexandre—.
—¡Vamos rápido!—exclamé apurada.
Káiser se apresuró hacia el auto de Alexandre y abrió la puerta del copiloto para mí. Nos subimos rápidamente y Káiser se apresuró a ponerse al volante.
—Creo que podríamos tener un problema si nos ven llevarnos el auto sin permiso —mencione mientras miraba a káiser el cual solo ensanchó su sonrisa.
—que interesa, que se joda Alexandre —respondió.
Káiser encendió el auto y salimos de la entrada con cuidado, tratando de no llamar la atención. En cuanto nos alejamos aceleró y condujo con una rapidez que me asustó.
"Acaso creía que éramos inmortales".
—y-ya entiendo porque no te dejan conducir—dije mientras me sujetaba.
Kaiser solo río mientras acelera por las calles, sorteando el tráfico con habilidad. El viento azotaba mi rostro mientras nos dirigimos hacia mi lugar de trabajo.
—Lo siento, ¿te asusté? —preguntó Káiser con una sonrisa traviesa.
—Un poco, pero estoy bien —respondí, tratando de mantener la calma mientras me aferraba al asiento. Finalmente, llegamos a mi destino y Kaiser detuvo el auto frente a la cafetería. Respiré aliviada al ver que habíamos llegado en una pieza.
Quería besar el suelo.
—Gracias por llevarme, aunque casi me da un infarto en el camino —dije con una risa nerviosa mientras salía del auto.
—De nada, fue emocionante —respondió Káiser con una sonrisa. Nos despedimos y entré, aun sintiendo la adrenalina correr por mis venas. Estaba agradecida de haber llegado a tiempo para mi turno de trabajo y en una sola pieza.
—Llegas justo a tiempo, cariño —dijo Ayla con afecto mientras me miraba.
—Casi a costa de mi vida, pero sí —respondí, mientras me quitaba el sweater y me preparaba para comenzar.
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El Encanto Perdido
WerewolfEn el seno de la prestigiosa familia de hechiceros Valencia, Nació un par de mellizos los cuales en sus venas fluía la antigua magia ancestral. Sin embargo, la felicidad efímera de los Valencia se ve truncada cuando una bruja malvada, envidiosa de s...