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No podía apartar mi vista del espejo de cuerpo entero que estaba en el baño, no podía dejar de observar con preocupación los moratones que salpicaban mi vientre, tratando de encontrar alguna explicación lógica para su aparición

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No podía apartar mi vista del espejo de cuerpo entero que estaba en el baño, no podía dejar de observar con preocupación los moratones que salpicaban mi vientre, tratando de encontrar alguna explicación lógica para su aparición. No recordaba haberme golpeado ni haber sufrido ningún tipo de accidente que pudiera causar esas marcas.

Ahora con siete meses habían pasado varias cosas extrañas, me sentía más débil pero no como los libros de maternidad que había leído si no como si algo malo estuviera ocurriendo.

Decidí preguntarle más tarde a mamá o Eloise y arreglarme de una vez para salir.

Al salir del baño, me encontré con Killian, quien se levantó de la cama y me recibió con una sonrisa cálida.

—Te ves hermosa, Charlotte —dijo, sus ojos brillando con admiración mientras se acercaba a mí—. El embarazo te sienta de maravilla.

Sonreí agradecida, pero antes de poder responder, sentí un movimiento en mi vientre que me provocó un dolor agudo. Me llevé una mano al abdomen y respiré profundamente, tratando de disimular el malestar.

—¿Estás bien? —preguntó con preocupación mientras sus ojos se clavaban en los míos.

—Sí, estoy bien —respondí rápidamente, tratando de no alarmarlo—. Solo fue una patada, nada de qué preocuparse.

Sin embargo, otro espasmo de dolor me hizo doblarme ligeramente, y Killian no pudo ocultar su preocupación. Se arrodilló frente a mí y me miró con intensidad.

—Déjame ver, Charlotte —pidió.

Dudé por un momento, pero finalmente levanté la blusa, revelando los hematomas que salpicaban mi vientre. frunció el ceño al ver las marcas, su rostro reflejando una mezcla de angustia y comprensión.

—Esto no es normal —murmuró, sus dedos rozando suavemente las marcas—. Creo que... el bebé será un lobo. Por eso tu cuerpo está teniendo problemas para soportarlo.

El miedo se apoderó de mí al escuchar sus palabras. Con mucho cuidado, me ayudó a recostarme en la cama.

—Quédate aquí, Lottie. Voy a buscar a mi madre—dijo rápidamente, su voz tensa por la preocupación.

Asentí, observándolo mientras salía apresuradamente de la habitación. La espera se hizo eterna, y el dolor no cedía, lo que aumentaba mi ansiedad. Finalmente, escuché los pasos apresurados de Killian y Eloise subiendo las escaleras.

Eloise entró en la habitación con una expresión grave en el rostro, pero trató de mantenerse calmada para no alarmarme más.

—Charlotte, cariño, vamos a revisarte, ¿de acuerdo? —dijo suavemente.

Asentí, tratando de relajarme. Eloise levantó mi blusa con cuidado y examinó los hematomas. Su expresión se tornó aún más seria mientras palpaba suavemente las áreas afectadas.

El Encanto PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora