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—¿Crees que sea un licántropo o un hechicero? —preguntó Alexandre con curiosidad

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—¿Crees que sea un licántropo o un hechicero? —preguntó Alexandre con curiosidad.

Estábamos en la sala de la casa de mis padres, había venido de visita ya que tenía mucho tiempo libre ya que desde que supimos de mi embarazo habíamos decidido que descansaría para evitar cualquier riesgo.

Me recosté en el sofá, pensativa, mientras acariciaba suavemente mi vientre abultado de ahora tres meses.

—No lo sé, Alexandre. Es difícil de predecir —respondí, mirando a mi hermano con una sonrisa—pero mientras nazca sano no importara.

Él asintió, pareciendo satisfecho con mi respuesta.

—Yo pienso que será un hechicero—dijo kaiser sentándose a mi lado.

—¿Un hechicero? —preguntó Alexandre, levantando una ceja.

Kaiser sonrió con seguridad.

—Claro, nuestros genes son más fuertes —rodee los ojos ante su comentario.

—Vamos, Kaiser, no es una competencia —le dije, dándole un leve empujón en el brazo.

Kaiser se rió y me devolvió el empujón, cuidando de no hacerme daño.

El sonido de una llamada interrumpió nuestra conversación. Alexandre miró su teléfono y frunció el ceño.

—Es del trabajo —dijo Alexandre, levantándose—. Kaiser, acompáñame. Creo que es algo que te interesará.

Kaiser asintió, poniéndose de pie también.

—Lo siento, Lottie. Volveremos lo antes posible —dijo, dándome un beso en la frente antes de dirigirse hacia la puerta con Alexandre.

—No se preocupen, estaré bien. Vayan —les aseguré con una sonrisa.

—Te traeremos helado de vainilla en compensación.

Observé cómo salían apresuradamente de la casa, dejándome solo con lysander.

—Parece que nos han dejado solos. ¿Te gustaría ver los últimos cuadros que he hecho? —preguntó con entusiasmo.

—Claro.

Lysander sonrió y subió las escaleras corriendo para traer sus obras. Mientras esperaba, me levanté para buscar algo en la cocina.

El sonido de la puerta siendo tocada me hizo detenerme en seco. Miré hacia la entrada, un poco extrañada ya que no esperábamos más visitas, a menos que mis padres hayan vuelto y se les olvidaran las llaves.

Abrí la puerta con cautela y me encontré con una mujer la cual había visto tantas veces en los cuadros de lysander.

Era aún más bonita de lo que se veía en las pinturas.

El Encanto PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora