Capítulo 23

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Al abrir mis ojos solo me encuentro que estoy sentada en mi cama, pero no siento la suavidad del colchón ni la calidez de las mantas que me rodean

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Al abrir mis ojos solo me encuentro que estoy sentada en mi cama, pero no siento la suavidad del colchón ni la calidez de las mantas que me rodean. Todo parece lejano, como si estuviera viendo mi habitación a través de un vidrio empañado. Mis manos están frías y entumecidas, pero apenas puedo percibirlo.

Una sensación de irrealidad me envuelve, como si estuviera atrapada en un sueño del que no puedo despertar. Mis pensamientos se vuelven borrosos y confusos Intento moverme, sacudirme esta sensación que me consume, pero mis músculos se niegan a responder.

Después de un momento que pareció una eternidad, un sonido tenue rompe el silencio a mi alrededor. Siento la presencia de alguien a mi lado y veo cómo una luz tenue se mueve frente a mis ojos. Papá pasa una linterna por mis ojos, revisando con cuidado. Su expresión es seria, pero noto lo preocupado que está, mamá está a su lado y puedo observar a mis demás hermanos ahí.

-Charlotte, cariño, ¿me puedes escuchar? -la voz de papá suena lejana, como si viniera de muy lejos. Intento enfocar mi mirada en él, pero todo sigue siendo borroso y confuso.

-¿Qué le pasa? ¿Por qué no se mueve? -escucho a lo lejos.

-Parece estar en estado de shock por todo el estrés de la situación. No está en un estado grave, pero debemos vigilar por si empeora -explica papá, mientras sigue examinándome con cuidado.

-¿Charlotte, puedes oírme? -pregunta mamá, acercándose para tomarme la mano.

Pero no reaccionó. Sinceramente, no quiero hablar con ellos, no después de que me han mentido de esa manera. Ignoro mi entorno, perdiendo la noción del tiempo.

Cuando vuelvo en mí, veo a alguien entrar en mi campo de visión, notando que es papá

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Cuando vuelvo en mí, veo a alguien entrar en mi campo de visión, notando que es papá. Su rostro refleja preocupación y una pizca de tristeza mientras se acerca a mí.

-Hija, sé que debes estar molesta y decepcionada por haberte mentido -comienza, su voz llena de sinceridad y arrepentimiento-. Pero lo hicimos porque creíamos que era lo mejor para ti en ese momento. No queríamos que corrieras peligro...sé que esto no es justificación, pero quiero que sepas, que nosotros nunca haríamos algo para dañarte.

El Encanto PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora