Capítulo XLVII

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-TERUKO-

Las clases acabaron, Jouno no volvió a presentarse después del módulo de Matemáticas. Ahorita mismo, Tetcho y yo nos encontramos buscándolo, aunque no lo parezca, me preocupo mucho por Jouno, lo conozco desde hace mucho y sé que saltarse las clases es algo que nunca haría sin un motivo.

Tetcho es el que más parece querer encontrarlo. Revisa en los baños, en los casilleros, las bodegas, las canchas, la cafetería, los salones, pero no lo encuentra. Decidimos separarnos para ir más rápido, yo subo directo a la azotea de la escuela, es un lugar donde, de seguro, Jouno escogería.

Mientras subo las escaleras, despreocupada, se me viene un pensamiento negativo que me obliga a subir más rápido. Si Jouno está, ó estuvo, ahí, espero y no haya... No, Teruko, no pienses en negativo, pero el miedo no me abandona.

Cuando llego logro observar a Jouno, se encuentra hecho bolita en el borde de la orilla, se balancea un poco como si quisiera tirarse. Bajo rápidamente para buscar a Tetcho, tengo que apurarme antes de que mi amigo cometa una locura, sé que yo también podría ir a impedirlo, pero Tetcho tiene mayor conocimiento en el comportamiento de Jouno.

—¡Tetcho! —le grito cuando lo veo —. Tienes que venir... Rápido —lo agarro del brazo y lo arrastro a la azotea.

Los pasillos de la escuela están despejados, pero no sé si alcancemos a llegar a tiempo, Jouno es alguien que no desperdicia su tiempo, sólo espero y no haya cometido la locura que estoy pensando... Si lo hace...

Temo que Tetcho también lo haría.

-TETCHO-

Teruko me llevó a la azotea, ahí vi a Jouno en la orilla, lo veo y corro hacia él para alejarlo, pues estaba apunto de saltar. Lo dejo bastante lejos de la orilla y lo agarro del rostro para poder verlo.

—¿Estás bien? —pregunto. Teruko decide dejarnos solos e irse.

—¡No me toques! —me aleja de un golpe.

—Jouno... Sólo quiero ayudarte.

—¡Pues no me estás ayudando! ¡Lo único que has hecho es arruinarme! —me grita, mi rostro cambia por completo, eso me dolió... Pero sé que no lo dice enserio, es la ira que lo hace decir cosas que no quiere.

—Eso no es cierto, y lo sabes —me acerco más a él y lo abrazo —. No te voy a obligar a decirme que tienes, pero voy a estar aquí para lo que sea...

Él se queda callado, intentaba safarse de mi agarre pero acaba de dejar de intentarlo. Siento que se calma un poco, aunque también puede que se haya rendido.

Después de unos minutos se acurruca en mi pecho, parece que ya quiere hablar o hacer algo. La escuela cierra en unos minutos, pero hay tiempo, al menos le pedí a Kenji que se fuera solo, aunque eso implique que Haruko me regañe por eso.

—Es mi padre... —comienza a hablar Jouno —. Necesito que él firme el reporte, si no lo hace... Mi calificación se verá afectada.

Ahora entiendo su comportamiento, obviamente va a ser difícil procesar algo así, y también será difícil hacer que su padre firme, y no es buena idea volver a ese lugar, no quiero que Jouno vuelva a sufrir.

—Vaya... Eso será difícil —él agacha la cabeza —. ¿Sabes que? Vamos a encontrar una solución, pero primero tenemos que volver a casa —lo cargo como princesa y me río cuando noto su rostro todo rojo.

—¡No es necesario que me cargues

—Si lo es.

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Llegamos a la casa, Haruko nos recibió con una mirada asesina, sé que es por dejar a Kenji solo, pero trato de explicarle con señas y, para mi sorpresa, ella entiende, aunque eso no me salva de un regaño.

Subo a mi cuarto con Jouno aún en mis brazos, lo siento en la cama y me siento a su lado, deposito un beso en su mejilla y rodeo su cintura con mis brazos.

—¿Ya estás bien?

—Un poco... Aunque aún no se me ocurre nada.

—A mí se me ocurrió algo. ¿Qué tal si yo le llevo el reporte a tu padre en tu lugar?

—¡No! No quiero que algo te pase...

—Escuchame... —tomo su rostro con mis manos —. Puedo defenderme, tengo más fuerza que él, yo puedo, confía en mí, ¿sí?

—¿Tendrás cuidado? —yo asiento —. ¿Estarás al pendiente por si ataca? —vuelvo a asentir —. ¿No lo vas a matar?

—...

—Tetcho...

—Bueno... Matar, matar, no. Pero tal vez pueda golpearlo demasiado para que muera a golpes. —Noto su cara cambiar, vuelve a parecer triste, ¿ahora que dije? —. ¿Estás bien?

—¿Eh? Sí —se limpia una lágrima que cae por su mejilla —. Sólo que... Me recordaste que mi madre murió igual, sólo que fue mi padre quien la golpeó y la dejó en el hospital...

—¡Lo siento, lo siento! No era mi intención...

—No te preocupes, eso ya pasó...

Me acerco a su rostro y le doy un beso en los labios para después revolver su cabello. Me levanto de la cama, agarro el reporte que se encuentra en su mochila y abro la puerta de mi cuarto.

—Ahorita vengo, no tardo.

◦•●◉✿ 𝐶𝑂𝑁𝑇𝐼𝑁𝑈𝐴𝑅𝐴́ ✿◉●•◦

Aquí nuevo capítulo, espero les haya gustado. Nos vemos en otro capítulo.

¿Esto... es amor? [Suegiku y Kenjikyou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora