Capítulo XLIX

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-JOUNO-

Nos encontramos en la clase de Matemáticas, el profesor acaba de llegar y alista sus cosas para empezar a calificar la tarea pendiente, al menos esta vez sí la hice.

—¿Hoy si trajo la tarea, Saigiku? —me pregunta.

Agacho la cabeza, no me gusta que me llamen por mi apellido, me recuerda a mi padre... Hace bastante tiempo que no me dicen así, normalmente en la escuela me lo decían, pero no pensé que me volverían a llamar así.

—Sí, profesor...

—Traigala para que la califique. Hoy serás el primero al que se la revise.

Me levanto de mi lugar y camino hacia el escritorio. Escucho los susurros de los demás, se están burlando de mí, lo sé, siempre he sido una burla en esta escuela.

Dejo mi cuaderno enfrente del maestro y lo empieza a revisar. Siento que dirige su vista hacia mí y suelta una pequeña risa. ¿Acaso él también se va a burlar de mí?

—Tiene todo correcto, caballero.

Suelto un suspiro de alivio, agarro mi libreta y regreso a mi lugar. Cuando vuelvo a sentarme, Tetcho me toma de la mano debajo del pupitre, le dedico una sonrisa y sé que él me la devuelve.

La clase siguió normal, justo era la última que teníamos, así que, cuando acabó, empezamos a guardar nuestras cosas para irnos directo a nuestras casas. Tetcho termina de alistar sus cosas cuando a mí me falta aún un poco.

—Puedes adelantarte, ahorita te alcanzo —le digo.

—¿Seguro? —yo sólo asiento —. Bien. Te veo afuera.

Yo continuo empacando mis cosas hasta que siento unos pasos y unas risas acercarse hacia mí. No hay que ser inteligente para saber que se trata de uno de esos clásicos grupos de amigos.

—¡Hola, Jouno! ¿Cómo has estado? —una chica pelirosa me rodea con el brazo.

—¿Por qué quieres saber?

—Curiosidad. Por cierto... ¿Es cierto que eres novio de Tetcho?

Con que de eso se trataba... Ya sé por donde va esto.

—Sí. ¿Por qué preguntas?

—Nada más. Es que... Nunca pensé que él fuera alguien de... Esos gustos —dice —. ¿En serio piensas que él te quiere? Se nota a kilómetros que le gustan las mujeres —deja de rodearme con el brazo.

—¿A qué se debe este tema de conversación? —me cruzo de brazos después de colgarme mi mochila.

—A que entiendas que, prácticamente, es imposible que le hayas gustado. Te lo vengo recordando, de seguro sólo te está utilizando ó le das pena. Ya sabes... Tú siempre has sido alguien... ¿Cómo lo digo? Alguien... Ingenuo, al igual que inútil e inservible. Y no vengas diciendo que eres inteligente, todos sabemos que sólo por ser ciego tienes ese título. No importa si lo niegan, todos sabemos que es cierto, seguro que tus padres hablaron con el director para que te dieran ese lugar, pareces un niño consentido.

Me dan ganas de golpearle la cara. ¿Yo consentido? ¡¿Acaso sabe lo que tuve que pasar?! ¡Ella no tiene idea de todo lo que sufrí y sigo sufriendo! Quiero irme, pero su grupo de amigos se ponen enfrente de mí para cortarme el paso.

—¿Ya te quieres ir? ¿Así de sensible eres? Eres un cobarde, ni siquiera te atreves a dirigirme la palabra, no eres nada sin tu noviecito. Sigues siendo el mismo chico débil de hace años, ni te atreviste a contarle a alguien sobre el bullying que sufriste. Y te digo... —se acerca más a mí —. No voy a parar hasta volver tu vida un infierno. Estás loco si piensas que no vas a volver a pasar por el bullying, esta vez será peor. Incluso... Puede que te llegue a quitar a Tetcho, él es mucho para tí, no merece una pareja débil e inútil.

¿Esto... es amor? [Suegiku y Kenjikyou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora