Capítulo XLV

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-JOUNO-

El día que más temía había llegado: San Valentín. Odio el tener que escuchar a las parejas comerse la boca y oír todas las cursilerías que hacen. Siempre he pensado que las parejas son repugnantes...

Desgraciadamente yo me he convertido en una.

Aunque no odio del todo este día, sólo odio escuchar a las personas ser felices con alguien, bueno, al menos esta vez tengo a Tetcho.

Ahorita mismo me encuentro sentado con mis amigos y con Tetcho, se encuentran hablando sobre que harán este día, y yo... Pues yo sólo escucho.

—Tengo muchas ganas de atropellar a las parejas hoy —menciona Teruko.

—Me apunto —comento, recibo un pequeño golpe por parte de Tetcho —. ¡¿Pero por qué me pegas?!

—Sabes que no me gusta que le hagas daño a los demás.

—Ash. Atropellar gente suena mejor que tener que escucharla.

—Por cierto... ¿Ustedes qué van a hacer? —nos pregunta Tachihara.

—Depende... A Jouno no le gusta mucho este día, pero no sé si lo quiera celebrar.

—Me gustaría, mientras no tengamos que estar rodeados de gente.

—Ahg. Resuelvan esas cosas de pareja en privado —nos dice Teruko —. Yo aún voy a ir a atropellar gente.

—No lo harás. —le informa Tachihara.

—Tendrás que tratar de evitarlo, porque estás loco si piensas que te haré caso.

Ellos siguieron discutiendo sobre eso, mientras que Tetcho y yo aprovechabamos para platicar de alguna otra cosa.

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Las clases habían terminado más temprano de lo normal, sólo para que podamos celebrar este día. Tetcho me llevaba cargado en su espalda, no voy a admitirlo en voz alta, pero me gusta que me cargue.

Llegamos a su casa y me baja para que pueda cambiarme, yo me tumbo en la cama, no tengo ganas de cambiarme, estoy algo cansado.

—Tienes que cambiarte, Jouno —me dice, sentándose a mi lado.

—No quiero...

—Bueno —siento que se acerca más a mí —. Entonces, puedo cambiarte yo... —menciona mientras trata de quitarme la camisa.

—¡N-No es necesario! —me alejo un poco.

Él sólo se ríe, siento mi cara arder, no sé si por la vergüenza ó por la acción de mi novio, yo pienso que por las dos.

Le doy un par de golpes para que aprenda a no volver a hacer ese tipo de insinuaciones, o al menos no sin mi consentimiento.

—Si no quieres cambiarte, pues tendré que usar otras técnicas.

—Ya, está bien. Pero... Salte del cuarto, por favor, no me gusta que me veas.

—Tranquilo, te entiendo —se levanta y cierra la puerta, estoy a punto de quitarme la camisa, pero escucho otros latidos en la habitación.

¿Esto... es amor? [Suegiku y Kenjikyou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora