Capítulo LXXV

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-TETCHO-

Estamos a punto de tirar a Yuan por el puente, pero somos interrumpidos por una voz a la distancia.

—¡Tetcho Suehiro!

Teruko y yo volteamos hasta el lugar de donde proviene la voz. Vemos que alguien viene corriendo hacia nosotros, nos quedamos helados al ver de quien se trata.

Jouno.

Y no parece contento.

Mi amiga levanta las manos como si la hubieran descubierto tomando algo que no debía, yo hago lo mismo unos segundos después.

Veo detrás de mi novio, donde me encuentro con Tachihara con un rostro que parece decir un «lo siento».

—J-Jouno... te lo puedo explicar —hablo.

—Tú cállate, Tetcho —se acerca hacia el cuerpo de la chica —. Que bien, sí respira —suelta un suspiro de alivio.

—No fué nuestra intención... —intenta mentir Teruko.

—Oh, claro que lo fue —Jouno parece bastante enojado. Se gira hacia mí —. Creí que hablabas en serio cuando decías que no ibas a hacerle nada...

—Pensé que no te ibas a enterar —volteo a ver a Tachihara.

—Y-yo no le dije.

—No me lo dijo —dice Jouno —. Paseabamos por aquí hasta que me dijo que nos fuéramos a otro lugar y, obviamente, sospeché de algo, y bien que no me equivoqué...

—Lo sentimos —habla mi amiga.

—Ni me hablen mejor —se voltea —. Ninguno de los tres —gira su cabeza hacia mí —. Y, Tetcho...

Me tenso al escuchar que me llama. ¿Va decirlo, verdad? No estoy preparado para escuchar eso.

—... Eso no significa que terminamos —dice para retirarse.

Me quedo procesando unos segundos. Entonces... ¿no me terminó? ¡No me terminó!

Pero sí está molesto.

Cosa que tengo que arreglar.

◦•●◉✿ ✿◉●•◦

-JOUNO-

Ya han pasado como unas dos semanas desde que me enojé con los demás. Mentiría si dijera que no extraño hablarles, pero, si ellos no me hablan primero, yo tampoco lo haré.

Al único que he perdonado, hasta ahorita, es a Tachihara, él no tenía la culpa, sólo los intentó cubrir.

Salgo de mis pensamientos cuando escucho el timbre de mi casa. ¿Quién será? Ya nadie viene a mi casa desde que ocurrió esa pequeña "pelea".

Me acerco a la puerta, la abro y me topo con unos latidos familiares, muy familiares...

Obviamente, hablo de Tetcho.

—Hola... —saluda.

Estoy a punto de cerrarle la puerta en la cara, pero me detiene, agarrándome del brazo y guiando mi mano hasta un pequeño cartel para que pueda leer con el tacto lo que decía:

¿Esto... es amor? [Suegiku y Kenjikyou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora