Capítulo LIII

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-TETCHO-

Acompaño a Jouno a buscar algunas cosas que le encargaron los maestros, él sigue negándose, pero yo no permitiré que le pase algo.

Espero afuera de una bodega cuando entra a buscar las cosas. Veo que no logra alcanzar una caja de una estantería más alta que él, me acerco y lo ayudo, se queda paralizado al sentir mi presencia justo atrás de él.

—Ten —le entrego la caja.

—Yo podía solo —se cruza de brazos.

Suelto una risa.

—Ambos sabemos que eso es mentira

—Callate —recibo un golpe de su parte.

—A ver, callame.

Él parece no entender la indirecta, ya que me suelta un manotazo en la cara, seguido de un golpe en mi cabeza, y otros miles de golpes. Termino un poco mareado por sus agresiones, creo que, si se entera de lo que quería decir con la indirecta, me da otros mil golpes.

—Ahora si, callate —sale de la bodega y se dirige al salón de maestros para dejar las cosas.

Suelto una risa a lo bajo. A veces, me sorprende lo inocente que puede llegar a ser, y eso que en otras veces es un malpensado, aún así, lo amo.

Salgo detrás de él para después ir con Teruko y Tachihara, quienes se encuentran esperandonos en la cafetería para almorzar juntos.

◦•●◉✿ ✿◉●•◦

Cuando llegamos a la cafetería, Teruko se encontraba armando un castillo de cartas, se veía que trataba de poner todo con calma, y eso que es una chica sin paciencia.

Jouno y yo nos sentamos cuidadosamente para no mover la mesa. Nuestra amiga pone la última carta, la pirámide no se mueve, ni se derrumba.

—¡Al fin! —ella exclama, mientras alza los brazos con una sonrisa en el rostro. Gracias a su movimiento, la pirámide se cae —. ¡Nooo!

—Debiste de festejar lejos de tu obra —comenta Tachihara.

—Creo que sí...

Abro mi lonchera y comienzo a deborar mi comida, miro a Jouno, quien no se preocupa por comer. Creo que voy a tener que obligarlo otra vez.

Me deslizo en el asiento para quedar a su lado, rodeo su cintura con mis brazos y lo atraigo hacia mí. Él se tenza por mi acción, agarro su lonchera y la abro, me inclino a su oído y le digo:

—Tienes que comer...

—No... tengo hambre.

Esa excusa siempre la usa, es obvio que no le voy a creer. Lo tomo del rostro y giro su cabeza hacia mí, vuelvo a repetirle que tiene que comer, pero sigue poniendo excusa, tras excusa.

—Por favor, hazlo por mí.

Su rostro cambia completamente, parece estar pensando en hacerme caso. Agarra su lonchera y empieza a comer, muestro una sonrisa victoriosa en mi rostro, él parece notar que me siento victorioso, ya que voltea hacia mí.

¿Esto... es amor? [Suegiku y Kenjikyou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora