Capítulo LXXXV

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-TETCHO-

—¡Me quiero matar!

Escucho a Jouno gritar después de haber salido de los exámenes, parece muy alterado. Le dedico una mirada seria que, aunque no puede ver, entiende por mis latidos, él sabe que no me gusta que haga esa especie de comentarios, no cuando ya lo ha intentado más de una vez...

—¿Qué hemos dicho? —me cruzo de brazos.

—Que no diga cosas así... —se apoya en una de las jardineras fuera de la escuela —. Pero creo que mi navaja y yo nos volveremos a encontrar.

—Jouno —sentencio, caminando hacia él.

—Ay, lo sé... No voy a volver a hacerlo.

Me apoyo en la misma jardinera al lado de él, observándolo detenidamente. ¿Ya dije que es hermoso? Porque lo es. Al parecer, se da cuenta de que lo estoy mirando, ya que su rostro se vuelve rojo y lo desvía hacia otro lado.

Me acerco un poco más a él para rodear su cintura con mis brazos, se sobresalta por la acción, pero no me aleja.

—Te amo —le digo, pegándolo más a mí.

—C-creo que mejor me voy a mi casa —me ignora e intenta irse, pero lo vuelvo a atraer hacia mí —. ¿Podemos dejar este momento para otra ocasión? Sabes que no me gustan las muestras de afecto en público.

—De acuerdo —accedo, dejándolo libre —. ¿Vamos a tu casa?

Él asiente con la cabeza y comienza a caminar rumbo a su hogar, yo lo sigo sin decir ninguna otra palabra. Comenzamos a caminar en silencio, normalmente hablaríamos y todo eso, pero no sé porque ahorita no veo un buen momento para hablar.

Me acerco a Jouno, quien está más adelantado que yo, y lo tomo de la mano, se vuelve a sobresaltar, lo que me hace pensar que no ha estado prestando mucha atención a su alrededor.

—¿Pasa algo? —pregunto al cabo de unos segundos.

—No. Estoy bien.

Que mal mentiroso.

—¿Puedes dejar de mentir? Es obvio que no sabes hacerlo —menciono.

Él suelta un suspiro y detiene su caminata para voltear hacia mí.

—Los exámenes me tienen nervioso, es todo —responde, sin tomarle mucha importancia —. Bueno, y también estoy pensando en que, tal vez, y sólo tal vez, tú podrías... —se queda callado, veo como un sonrojo se forma en sus mejillas —. ¿Puedes quedarte a dormir hoy conmigo? No quiero dormir solo con la preocupación de los resultados de los exámenes.

Ahora soy yo el que se queda callado. ¿Sólo eso le afectaba? Es obvio que la respuesta va a ser sí.

—Sabes que siempre voy a decir que sí —le recuerdo —. Bueno, hay que apurarnos para llegar a tu casa —comienzo a caminar, otra vez.

—No me apresures —comienza a caminar cuando tiro de su mano —, no tengo muchas ganas de caminar ahorita.

No sé si eso fué una indirecta para que lo cargue, pero la tomaré como indirecta, por lo que suelto su mano y lo cargo en mi espalda, él sólo suelta un quejido. Se aferra a mí y recarga su cabeza para poder descansar un poco.

¿Esto... es amor? [Suegiku y Kenjikyou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora