Capítulo LXXIX

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-JOUNO-

Escucho unos golpes en la puerta de la habitación, los cuales me hacen despertar. No logro escuchar los latidos de Teruko en el lugar, así que supongo que ya sé levantó.

La puerta se abre y reconozco los latidos de Tetcho. Intento hacerme el dormido porque sé a que viene, porque sé la hora que es: la hora del desayuno.

No he estado comiendo mucho, cosa que él ha notado. Además, no me gusta la idea de comer enfrente de demasiada gente.

Siento su mano acariciar mi cabello, al igual que siento unas pequeñas sacudidas para comprobar que esté despierto.

—Jouno... despierta —me sacude un poco —. Vamos, amor —siento como me abraza.

Intento no moverme, no quiero exponerme a mí mismo. Es hasta que siento su rostro en mi cuello que hago un movimiento por el pequeño escalofrío que me hizo sentir. Empiezo a sentir su lengua pasar por mi cuello, cosa que me provoca nerviosismo.

—Sé que estás despierto... —me susurra al oído —. A mí no me puedes engañar, ¿lo sabes, verdad?

—No sé de que hablas —digo —. Yo estoy dormido.

Suelta una pequeña risa.

—Amor... —acaricia mi cabeza —. Vamos, ¿sí? Sé que no quieres comer, pero...

—No quiero, Tetcho —me tapo con las sabanas —. ¿Puedo no comer hoy? ¿Ni mañana? ¿Ni nunca?

—No —su tono cambia a uno serio —. Sabes que la respuesta será no.

—Por favor... Te dejo cogerme.

—¿Me estás sobornando? —pregunta, fingiendo indignación.

—¿Aceptas o no?

—No.

¿Y ese milagro? Estaba seguro de que aceptaría.

—¿Por qué?

—No pienso preferir cogerte antes que comas. Me preocupas, Jou, y no me gusta que estés sin comer.

—Lo sé, pero...

—Nada de peros, vas a comer porque vas a comer —intenta quitarme la sábana de encima.

—Cinco minutos más...

—Está bien, pero me quedaré contigo —se acuesta a mi lado.

Siento caricias en mi cabeza, cosa que me relaja. También siento algunos besos en mi cuello, los cuales me generan cosquillas.

—Eres hermoso —siento que me abraza más fuerte.

—No es verdad, soy horri- ¡Ah! —siento una mordida en mi cuello —. ¡¿Qué te pasa, idiota?!

—Una vez te dije que, si te volvías a decir feo u horrible, te mordería —me recuerda.

—¿Por qué sigues diciendo algo que no es verdad...?

—Claro que lo es, sólo que no te das cuenta —me da un beso en la mejilla —. En serio, eres demasiado hermoso —dice en un pequeño susurro mientras se acerca a mis labios para besarme.

Siento su mano colarse por debajo de mi camisa. Ya sé a donde va esto. Correspondo el beso, el cual es uno suave y dulce. Empiezo a sentir pequeños apretones en mi cintura, al igual que siento a Tetcho bajando hasta mi cuello para morderlo.

—Idiota... —lo insulto entre dientes cuando me muerde —. No podemos hacer esto... —intento apartarlo.

—Claro que podemos... —lame una parte de mi cuello —. Sólo quiero cogerte una vez más...

—P-pensé que no querías...

—Lo que no quiero es que dejes de comer.

Eso lo explica. No aceptó cogerme porque la condición era que yo no comería, pero se muere de ganas de dejarme sin caminar.

Lo detengo un momento, sé que quiere hacer esto, pero yo no, o, al menos, no aquí. Su familia está, al igual que los amigos de su hermano y los nuestros.

—¿Puede ser en otra ocasión?

Parece pensarlo unos segundos.

—Está bien.

◦•●◉✿ ✿◉●•◦

Al final de cuentas, sí terminé desayunando. Obviamente, Tetcho fué quien me convenció o, mejor dicho, obligó.

Aún no logro entender porqué se preocupa por mí, yo no valgo nada, no soy importante. ¿Cómo logra pensar lo contrario?

Me dirijo a la cocina para ayudar a mi suegra a lavar los trastes, pues quiero sentirme útil enfrente de la familia.

—No es necesario, Jouno —me dice cuando nota mi intención.

—Sí lo es —insisto —. Yo me encargo —digo, agarrando un plato para empezar a lavarlo.

—¿Seguro? Sabes que a mi hijo no le gusta que te sientas obligado a ayudar.

—No me siento obligado —miento —. En serio, yo puedo. Usted puede ir a descansar.

Ella trata de llevarme la contraria, pero logré convencerla de que me dejara ayudar. No sé si soy el único que siente tranquilidad al sentirse útil, me quita un peso de encima.

Tardo muy poco en terminar mi labor, al menos eran pocos trastes. Lo mejor fué que mi novio no se dió cuenta, porque no me dejaría continuar lavando los trastes.

Ahora que lo pienso... Creo que debo contarle a Tetcho sobre el chico que me ha acosado. Kenji me dijo que tenía que hacerlo, y ya comprobé que las intenciones del chico no son malas.

Bueno, tocará decirle en otro momento.

◦•●◉✿ 𝐶𝑂𝑁𝑇𝐼𝑁𝑈𝐴𝑅𝐴́ ✿◉●•◦

Sé que está horrible, pero espero y lo acepten.

Bueno, nos vemos en otro capítulo.

¿Esto... es amor? [Suegiku y Kenjikyou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora