3.- El nuevo camino de Jin

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Jin se levantó temprano y bajó a desayunar como cualquier otro aburrido día de su vida. No esperaba mucho de su día...

No esperaba que su madre lo interceptara en la escalera de su casa y lo mande a vestirse elegante y se asegure de bajar con una encantadora sonrisa.

No esperaba que el cambio de look fuera para combinar los colores con la ropa que traía Thomas el alfa hijo de un empresario inglés con quien su padre estaba haciendo negocios.

No esperaba que su padre le dijera que ese Thomas era su prometido.

Ni esperaba con que el alfa con el que se iba a casar le diere tan poco tiempo para adaptarse a la idea.

-Deberías hacer tus valijas, volvemos a Inglaterra en cinco días - dijo el alfa mirándolo como si fuera mercancía.

No esperaba nada de eso. No sabía nada del sujeto, se veía aterrador, era al menos 15 años mayor que Jin.

-Ma-madre, no quiero irme - dijo el omega aterrado con la idea de irse con un completo desconocido - padre por favor.

-Todos hacemos sacrificios por el bien mayor. Vive con lo que te toca - fue todo lo que su padre le dijo.

Jin corrió a su habitación encerrándose allí. Lloró en su cama hasta el atardecer cuando su medre entró a la habitación.

-Seokjin, componete. Tu cara se va a ver hinchada y eso podría disgustar a Thomas - dijo su madre con la misma frialdad de siempre.

-Madre por favor... no lo permitas - rogó el omega - quiero quedarme aquí. Quiero ir a la universidad. Por favor....

-Por el amor a la Diosa Seokjin. Tu piensas que me casé por amor con tu padre? Es la vida que nos toca. Somos omegas, servimos para tener cachorros que luego se casarán con alguien con quien convenga hacer negocios. Ya estás grande para tanto berrinche.

Su madre se dirigió a la puerta de su habitación. Volteó a verlo y recobrando la compostura.

-Cuanto antes tengas un par de cachorros, antes te dejarán de molestar y podrás hacer tu vida - dijo la mujer sin un ápice de amor maternal - piensa en la gran vida que tendrás, nunca te faltará nada. Ahora deja de actuar como un cachorro. Tienes cuatro días para hacerte a la idea de tu nueva vida.

A mujer salió de la habitación sin decir nada más. Jin quedó herido y frustrado por las palabras de la mujer. El y sus hermanos eran eso? Algo que ella tuvo que hacer para que no la molesten?

El omega no tenía muchas opciones. Sus abuelos eran peores que sus padres, amigos reales no tenía. Se arrojó en la cama vestido llorando hasta quedarse dormido, solo ahí fue libre y feliz, soñando toda la noche con el misterioso alfa.

Su lobo aullaba de dolor, quería ese alfa no al poderoso inglés.

La mañana siguiente Jin se levantó e hizo sus valijas. Acomodo unas cuantas cajas y cerca del medio día fue al banco. Tenía una cuenta propia que dependía de la de su padre.

Retiro todo el dinero que había allí y lo puso en un bolso. Era una suma importante de dinero. Con ella podría vivir un buen tiempo.

Sus padres le pidieron que deje su casa y su vida y eso haría. Solo que bajo sus términos. El no era el omega trofeo de nadie. No se iría con ese Thomas, iría tras su vida y si la Diosa lo permitía, se encontraría con ese alfa que aunque no lo supiera realmente, cada día se convencía más que era su destinado.

Volvió a casa de sus padres tomó las maletas y las pocas cajas de a una y las fue colocando en su auto, sin llamar la atención de nadie. Se tomó su tiempo, evitando encontrarse con nadie en el camino. Abandonaría el vehículo en algún lugar una vez que se instale. Probablemente en alguna habitación o departamento pequeño y modesto. Su familia jamás lo buscaría allí.

Cuando cargaba la última maleta el cocinero lo interceptó en el garage.

-Señorito Jin, ¿Que hace? - preguntó preocupado el beta.

-Aishhhh pensé que nadie me había visto - suspiró Jin - me voy. Te lo digo a ti... por qué... te considero mi amigo.

El omega comenzó a lagrimear. No quería irse así de su casa y su vida. Pero no tenía opción.

-Se va por qué su padre lo quiere casar con ese alfa?

-Si... yo... no sirvo para este mundo. Mi madre me mandaba a clases de piano y yo me demoraba más tiempo tomando clases de repostería. Sabes? Siempre quise tener un lindo café y atenderlo yo mismo. - dijo el omega - quiero una vida tranquila, una familia pequeña y amorosa. No quiero lujos. No quiero joyas y jets privados. Quiero alguien que me quiera por quien soy y no por lo que vale mi herencia.

Parecía como si se hubiera roto una represa. Jin lloraba sin consuelo frente a su único confidente.

-Lo vi crecer y siempre supe que era distinto - dijo con una linda sonrisa el beta - vaya con mi madre. Ella lo cuidara y créame cuando le digo que allí podrá estar tranquilo. Tiene un pequeño café lejos del centro de Seoul.

-Que? No podría... - dijo el omega

-Señorito, usted es un omega que vivió toda la vida aquí. Ella lo ayudará a adaptarse a vivir la vida real. Si se arrepiente siempre puede volver y ser el omega trofeo de un alfa ricachon - bromeó el cocinero - por favor. Déjeme cuidarlo. Usted siempre hizo mucho por los empleados de aquí. Todo lo apreciamos y no estaría tranquilo sabiendo que está solo en esta inmensa ciudad.

-Gracias - murmuró Jin volviendo a llorar.

Le entristecía mucho que su familia de sangre no lo valorara como lo hacían otras personas.
Le dolía tener que ir ese así. No tenía una gran relación con sus hermanos, pero sabía que luego de esto ya no los vería otra vez y eso le dolía.

Tomo nota de la dirección de la madre del cocinero y allí se fue. Rogando que la señora Lee fuera amable con el y le diera una oportunidad de encontrar su camino en la vida.

La familia KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora