parte 50

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Buenos Aires, domingo 3 de mayo del 2009

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Buenos Aires, domingo 3 de mayo del 2009

Asia

Ayer fue un día fuerte para mí, sentí que un peso se caía. Me costó mucho contar la situación y lo hacía con miedo a la reacción. Por suerte mi tía y mi abuela, se mostraron súper comprensivas y amorosas. Lo que en un principio era algo traumático, termino en una sensación de alivio, necesitaba poder mirarla a los ojos y saber que no les estaba mintiendo. Pato tenía razón, yo solo quería que mi familia me creyera, eso me dio un poco de paz entre tanto caos.

Hoy dormí casi toda la mañana, desperté sobre el mediodía, Pato estaba empezando a cocinar el almuerzo, me informó que también había despertado recién. Hice un mate y me senté junto a él a tomarlo.

Tras el almuerzo, en el que pasamos hablando de cosas sin importancias, decidí aprovechar que no me duele la mano. Todo mi cuerpo está adolorido a excepción de esa parte, así que aprovecharé a pintar.

Acomodo todo en el patio, para comenzar la pintura de Pato. Él sienta cerca de mí  para cebarme mate y acompañarme.

—¿Cómo me vas a pintar? —pregunto intrigado sentándose en un sillón.

—No sé, a ver qué me inspiras — mencioné mientras acomodaba todo.

Coloco el atril con las pinturas y demás elementos necesarios. Tenía por suerte un lienzo guardado listo para usarlo.

—Sabes qué estaba pensando —dice Pato, mirándome fijo.

—¿Qué? —pregunto confundida mirando al lienzo en blanco.

—¿Tu papá será que piensa como tu mamá?

—No sé Patito, nunca me dijo cosas muy feas, pero tampoco me defendió.

—Yo lo analicé, y él siempre estuvo callado, tal vez no quería contradecir a tu mamá —expresa pensativa.

Comienzo hacer unos garabatos en el lienzo, a un no tengo claro que haré, pero dejaré que todo fluya.

—Puede ser... No sé, yo terminé decepcionada con todos: mi mamá, mi papá, mi mejor amiga, ninguno me trató bien. Todos a su forma me cagaron.

La historia con Mariana, es particular. Nuestra pelea fue a causa de aquella noche, hay tanto que contar de eso. Siempre quise evitar recordar, pero con esto de que conté lo ocurrido en esa fiesta, me es imposible no acordarme de lo sucedido después.

«Pasado»

La noche trágica, me había dejado en el hospital por dos días. El domingo, al mediodía, fui dada de alta. Mis padres, con mucho hartazgo, me fueron a buscar; a penas llegué, me encerraron en un cuarto, y ellos fueron a un almuerzo con amigos.

Quedé sola en la habitación, sumida en mi tristeza, recordando una y otra vez lo que me pasó, haciéndome mil preguntas sin obtener respuesta, lo único que conseguí es saturarme más, sentirme aún más culpable. Todo el finde estuve así, llorando sin parar, nada podía calmarme. Solo logré mi paz, cuando me dormí en la noche, ni siquiera había cenado y con suerte me había bañado.

Todo lo que fue ➞ Patricio Sardelli - AirbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora