—¿Y cómo estuvo el viaje?
—Agotador y extremamente aburrido—confesó Kagura con un suspiro.
Rin sonrió compadeciendo a su hermana, pero a la vez sin poder dejar de pensar en lo que le ocultaba.
—¿Y tú? ¿En qué ocupaste el tiempo en esta semana?
—Yo…—una reacción exagerada se mostró en el rostro de la menor, quien tenía mucho que ocultar y se sintió por un ligero instante descubierta.
—Sí, tú, ¿quién más?
Kagura arqueo una ceja sin comprender su extraño comportamiento.
—Bueno, no hice nada interesante. Ya sabes ni siquiera puedo salir de esta casa—sin proponérselo, su voz surgió en tono de queja.
—Lo siento, Rin—se disculpó Kagura sintiéndose culpable de esto último, si no fuese por ella y su espantosa vida de casada, su hermanita no se vería involucrada en todo esto.
—Tranquila, no es tu culpa—por primera vez no había reproche en la voz de la menor—. Eres simplemente una víctima más de ese malvado hombre.
—Y hablando de él, ¿no ha vuelto a molestarte?
El rostro de Rin perdió el color ante la pregunta, aquella cuestión había sido demasiado directa, por lo cual era su oportunidad de decirle la verdad a su hermana o de callarse para siempre.
—No lo he visto desde que…
—¡Vaya, debe estar tramando algo grande!—se preocupó Kagura. La mujer sabía que tanto silencio por parte de su esposo no era normal.
La menor no dejó de sentirse como la peor persona en el planeta, mientras su hermana intentaba adivinar cuál sería el próximo movimiento de Sesshomaru. Si Kagura supiera que sus planes ahora estaban dirigidos a llevársela a cama, seguramente reaccionaria de mala forma.
«¿Debería decírselo?», se preguntó sin dejar de mirarla.
—Kagura, hay algo que…
—Veo que finalmente ha regresado mi querida esposa—sonrió Sesshomaru desde el umbral de la habitación.
Rin se paralizó, mientras Kagura volteaba para hacerle frente a su esposo.
—Supongo que te estuviste divirtiendo en mi ausencia, ¿no es así?—atacó—. Después de todo no veo la necesidad de mandarme lejos por tanto tiempo.
Sesshomaru no borro esa expresión triunfante de su rostro, mientras sus ojos dorados la traspasaban levemente.
—No tanto como me hubiese gustado—confeso cínicamente, echándole un vistazo a la menor de las Meier.
—¡Infeliz!
—Cuida tus modales, Kagura—le advirtió el hombre con expresión severa.
—¿A qué has venido?—decidió preguntar Kagura para evitar caer en sus provocaciones. Él nunca se presentaba sin una buena razón, lo sabía muy bien.
—Vine a que pongamos en marcha nuestro plan.
—¿Nuestro plan?
—Sí, ya sabes. El plan para tener a nuestro hijo.
Rin se tensó como una cuerda al escucharlo. Aquel asunto no había abandonado su mente ni por un segundo, ni siquiera había tenido la oportunidad de hablar con Kagura sobre su plan de escape y ya el hombre aparecía para poner todo en marcha.
—Es demasiado pronto—contradijo la joven, mirándolo con rabia.
—¿Pronto?
Los ojos de Sesshomaru se posaron en ella con intensidad. La atmosfera que demostraba ambas miradas era de tensión y algo más…
—Sí, pronto. Ni siquiera he podido…
—No me importa lo que no hayas podido hacer, Rin. Tienes un compromiso conmigo y lo sabes—le recordó con tono malicioso.
Los puños de la joven se apretaron a su costado y sintió el fuerte impulso de acortar la distancia y darle un puñetazo, pero se contuvó.
Sesshomaru se percató de esto último y sonrió levemente al ver a la fiera regresar. Al parecer, Rin se sentía nuevamente valiente gracias a la presencia de su hermana.
—Quiero que agendes una cita para hoy, Kagura—ordeno a la mujer, quien inmediatamente supo a qué se refería.
—Está bien—accedió con un suspiro cargado de resignación.
Cuando Sesshomaru abandono la habitación, Rin se giró para preguntarle a su hermana de qué estaba hablando.
—La cita para la inseminación—le aclaró.
Rin no pudo evitar recordar sus más recientes pesadillas, la forma en que Sesshomaru la perseguía y le quitaba a su bebé. Sin duda aquello era algo que no deseaba vivir, no deseaba tener un hijo con ese hombre y mucho menos entregárselo como si fuese una simple mercancía.
—No puedo, Kagura. Vayámonos de aquí—suplico con dolor en su voz.
Esa era la primera vez que Kagura veía a su hermana derrumbarse. Por lo general, Rin era la más fuerte de las dos, pero ahora parecía ser una persona completamente diferente.
—Rin, sabes que no nos dejara…—le dolió en el alma decirle esas palabras, pero era la verdad. Simplemente no tenían escapatoria.
Una expresión derrotada se dibujó en el rostro de Rin, quien únicamente asintió. Estaban condenadas.
Ese mismo día, ambas hermanas se dirigieron a la clínica de fertilidad. La doctora Alviria Becker no se mostró asombrada ante la presencia de ambas, pues de cierta forma presentía que no tardarían en regresar.
—Entonces, ¿ahora sí estás segura, Rin?—pregunto la mujer con una sonrisa amable en su rostro, visiblemente marcado por la edad.
—Sí—fue lo único que dijo la aludida, aunque el fondo deseaba negar.
La doctora empezó con todas las evaluaciones pertinentes. Y dos horas después, la mujer se reclinó en su butaca con una sonrisa de satisfacción.
—Todo es perfecto—dijo complacida.
—¿Eso qué significa, doctora?—pregunto Kagura, quien se mantenía atenta a todo el procedimiento.
—Tu hermana está lista para concebir en cualquier momento. Dentro de cinco días, su ovulación dará inicio, por lo que recomendaría aprovechar esa oportunidad.
—¡¿Cinco días?!
Rin no pudo ocultar el terror en su voz.
—Sí, ¿por qué? ¿Lo consideras demasiado pronto?
—¿No podríamos esperar al próximo ciclo?—interrogo la joven tratando de hacer algo de tiempo.
—Sí, desde luego que sí, pero pensé que querían que todo iniciara lo más pronto posible.
—Sí, lo queremos, pero hay algunas cosas que aún debemos preparar—ayudo Kagura a su hermana.
—En ese caso, creo que no habría ningún problema. Le notificaré entonces al señor Sesshomaru.
Al escuchar aquello último, el rostro de las hermanas palideció.
—Por favor, ¿podríamos mantener esto en secreto?—la mano de Kagura se extendió hacia la doctora, apelando por su discreción.
Alviria se sintió ligeramente indecisa ante la acción, ya que después de todo era Sesshomaru el encargado de depositar un jugoso cheque en su cuenta bancaria.
—Eh, no hay problema, señora Taisho—accedió entonces.
Esa misma tarde, Sesshomaru recibió un informe detallado por parte de la doctora Becker. En el mismo se especificaba todas las evaluaciones realizadas a Rin, además de que se adjuntaba la excelente noticia: “Es completamente fértil”
Al final del informe, hubo algo que hizo que el hombre no se sintiera complacido del todo. A pesar de que la doctora había dado su palabra a las hermanas de no decir nada, aun así, especifico que habían sido ellas las que habían decidido pautar la inseminación para el próximo ciclo…
ESTÁS LEYENDO
Obsesión - Sesshrin
Fanfiction"Cruel y despiadado", aquellos eran unos de los calificativos que Rin utilizaba para describir a su cuñado. Desde que llego a la casa de su hermana, luego de cinco años sin verla, descubrió que la vida que Kagura tanto pregonaba no era más que una f...