Los síntomas de embarazo empeoraban con el pasar de los días, ya no eran únicamente las náuseas matutinas, sino que además, había empezado a agarrarle repulsión a sus comidas favoritas.
—Pero debes de comer algo, Rin—la regañó su hermana, al ver que había dejado su almuerzo prácticamente intacto.
—Ya te dije que no me gusta—se quejó la chica en tono caprichoso.
—Entonces, elige otra cosa, ¿qué quieres comer?
—No me apetece nada—la realidad era que había perdido por completo el apetito en los últimos días.
—Lo ves—Kagura negó con frustración—, no puede ser así. Tienes que alimentarte—insistió.
Rin sabía que su hermana tenía razón, pero la estaba pasando bastante mal. Su estómago rechazaba todo lo que ingería y se la pasaba a cada rato corriendo al baño para vomitar.
—Kagura, por favor no insistas.
La mayor suspiró, su hermana se veía realmente demacrada.
—Está bien, llamaré a la doctora para que te recete algo que te ayude con las náuseas.
Luego de informarle a la doctora Becker de la situación de Rin, la mujer regreso a la habitación de la menor con una caja de pastillas.
—Le ordené al chófer que fuera a comprarlas—explicó Kagura la procedencia de la medicina—. La doctora Becker dijo que te ayudarían a que las náuseas disminuyeran.
Rin agradeció a su hermana con un gesto y se tomó la primera píldora. La verdad era que no sabía qué haría sin Kagura, su hermana se comportaba de manera paciente y siempre estaba atenta a cualquiera de sus molestias. Llevaba una semana en ese lugar y Kagura había estado presente en la mayoría de los días.
—En lo que te sientas mejor, ordenaré que te preparen algo delicioso—animó la mayor con una sonrisa resplandeciente.
Los ojos de la menor se humedecieron levemente, pero ocultó la emoción de inmediato. No podía evitar sentirse culpable, su hermana no tenía ni idea de su traición.
—Gracias, Kagura. Ven aquí—pidió Rin con los brazos extendidos en su dirección.
Sabiendo muy bien lo que quería su hermana, Kagura se encajó en esos brazos tan reconfortantes, mientras no dejaba de profesarle a la menor todo el amor que le tenía.
Esa tarde, Rin comió un poco más que los otros días y las pastillas le provocaron un gran avance.
En otro lugar, Sesshomaru había recibido la notificación por parte de la doctora Becker sobre la situación de su cuñada. El hombre, quien se había mantenido alejado de esa casa, decidió que era el momento de hacer una visita a la misma.
Era de noche cuando Sesshomaru arribó a la morada de la chica, luego de pedirle a una de las empleadas que le permitiera llevar la cena, se dirigió a la habitación de la madre de sus futuros hijos. Una vez en el exterior de la misma, tocó a la puerta.
Rin accedió de inmediato, imaginando que se trataba de una de las empleadas quien le llevaba la cena, sin embargo, se quedó de piedra al ver que en realidad era Sesshomaru.
—Usted—masculló la joven preparándose para la próxima batalla.
—Me han informado que no has estado alimentándote bien, así que me encargaré de que lo hagas—el hombre fue directo al punto.
La mujer bufó, era obvio que esa doctora le iría con el chisme, por esa misma razón había evitado contactarla.
—Veo que la doctora Becker no puede contenerse—expresó malhumorada.
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Obsesión - Sesshrin
Fanfiction"Cruel y despiadado", aquellos eran unos de los calificativos que Rin utilizaba para describir a su cuñado. Desde que llego a la casa de su hermana, luego de cinco años sin verla, descubrió que la vida que Kagura tanto pregonaba no era más que una f...