Al día siguiente, Rin se encontraba lista para disfrutar de una tarde de cine. No tenía idea de cuál sería la película que vería y aquello era lo de menos, lo único que le interesaba era verse con Kirinmaru y que los hombres de Sesshomaru no se dieran cuenta de nada.
De esa forma, se evaluaba en el espejo ansiosamente, mientras sentía un mal presentimiento que le instaba a no exponerse a ese encuentro, sin embargo, debía hacerlo, necesitaba de la ayuda del muchacho para poder irse definitivamente.
Pero por más que intentaba convencerse de que estaba haciendo lo correcto, lo cierto era que no podía dejar de sentirse culpable, puesto que estaba exponiendo a una persona inocente a la furia de un hombre como Sesshomaru.
La joven observó detenidamente el teléfono sobre la cama y pensó en el riesgo de lo que estaba cometiendo. Kirinmaru no se merecía pagar por su imprudencia.
Pero justo cuando se disponía a escribirle un mensaje para cancelar el encuentro, su teléfono sonó anunciando que había recibido uno nuevo.
"Ya llegué al centro comercial. Te esperaré en la sala de cine como acordamos"
Rin suspiró. Todo estaba listo, ya no había marcha atrás.
La muchacha buscó relajarse, mientras seguía viéndose en el espejo. Había decidido usar un vestido un poco holgado para ocultar así su vientre que recién empezaba a notarse. En realidad, solamente daba la impresión de que había comido un poco de más. Pero aun así prefirió no arriesgarse. Tenía muchas cosas que explicarle a Kirinmaru y necesitaba hacerlo de la mejor manera posible.
Al cabo de algunos minutos, Rin abandonó su habitación con un claro objetivo. Su rostro se mostraba tranquilo, como de costumbre, y con ese mismo semblante abordó el auto que la llevaría a su destino.
Al llegar al centro comercial, la muchacha sintió como sus piernas temblaban. Los dos hombres que la acompañaban se estaban encargando del resto de los detalles. Rin les había dicho con una sonrisa que no eran necesarias tantas atenciones, sin embargo, ellos no le respondieron.
Eran contadas las veces que los había escuchado hablar. No sabía si esto era algo que estaba estrictamente prohibido, o si simplemente no podían hacerlo. Por un momento llegó a pensar que a lo mejor sufrían de alguna discapacidad, pero lo descarto rápidamente.
La joven se acercó al más alto de los dos y tomó de sus manos la bandeja que contenía las palomitas de maíz y demás aperitivos para degustar mientras veía la película. Le agradeció sacando su boleto e indicándoles que iba a entrar...
Los dos hombres fruncieron el ceño y se miraron entre ellos con duda.
-Nosotros la acompañaremos, señorita-informó uno de ellos.
Rin palideció.
-No es necesario. Seguramente será una película muy larga y dudo que les guste-se excusó, tratando de mostrarse apenada al haber escogido el género de romance.
-Es nuestro trabajo.
Aquello era lo más obvio, sin embargo, Rin no lo había considerado. Desde luego que Sesshomaru no permitiría que la dejarán ni un segundo sola.
«Tonta, debí imaginarlo», se recriminó.
Asumiendo este ligero cambio de planes, se dispuso a entrar en la sala. A medida que avanzaba sentía que su presión arterial iba en aumento, pero no permitió que esto su rostro lo reflejará.
Subió los escalones hasta que llegó a la penúltima grada y divisó a Kirinmaru. El joven solo le hizo una seña con la mano, y Rin negó disimuladamente para que no hiciera ningún otro gesto. Sus guardaespaldas ocuparon sus puestos en la siguiente grada.
-Hola-susurró la joven al sentarse al lado del chico, pero manteniendo la mirada en dirección a la gran pantalla.
Kirinmaru respondió al saludo, sintiéndose extraño por su actitud. Estaban sentados uno al lado del otro, pero ni siquiera habían cruzado miradas. De la misma forma, pudo notar que aquellos dos hombres nuevamente la acompañaban.
Sin poder evitarlo y movido mayormente por su curiosidad, giró el rostro para divisar al dúo de grandulones, los cuales lo miraron fijamente en respuesta. En ese momento, los tres se reconocieron mutuamente.
-Viniste acompañada-señaló regresando la vista al frente.
-Sí, ellos son...
-Empleados de tu hermana, ya me lo dijiste.
-Cierto-recordó Rin su excusa anterior.
-Pero hay algo que no entiendo-Kirinmaru mantuvo su mirada al frente en todo momento-, ¿cuál es el misterio, Rin? Quizás no lo has notado, pero te comportas como si te estuvieran persiguiendo. Me estás preocupando.
-Lo siento.
-Por favor, no más disculpas. Necesito saber qué ocurre, necesito saber si puedo ayudarte en algo.
-Estoy embarazada-soltó la joven en voz baja, tan baja que Kirinmaru tuvo dificultades para escucharla.
-¿Qué dijiste?
En ese momento, Rin se giró para encararlo, con sus ojos humedecidos producto de sus tumultuosos sentimientos lo miro muy fijamente:
-Estoy embarazada. Tendré gemelos.
-Pero...
De manera instintiva, Kirinmaru buscó ver su abdomen para constatar si eso era cierto. Apenas pudo notar un pequeño bulto, pues su vestido no dejaba ver mucho más que eso.
-Sé que es difícil de procesar. Te preguntarás para qué te convoqué en este día, y qué relación tiene esto contigo. La relación que existe es ninguna, pero eres la única persona que conozco en este país aparte de mi hermana, esa es la razón por la cual acudo a ti.
-Esos bebés...
-Son de Sesshomaru, mi cuñado.
Aquella confesión, tan reveladora, hizo que el muchacho se sintiera de pronto saturado ante tanta información. Las manos de Kirinmaru empezaron a sudar producto de la tensión. Simplemente, no lograba entender nada de lo que estaba pasando, pero lo cierto era que no esperaba que la mujer estuviese embarazada y, mucho menos, que el padre de los niños fuese ese sujeto.
-No lo entiendo. ¿Cómo es que...?
-Cometí un error-murmuró la mujer recriminándose a sí misma-. Estos niños son míos, pero no lo serán por mucho tiempo. Sus verdaderos padres serán Sesshomaru y mi hermana, es por eso que debo irme, para que no me los quiten.
-¿Quitártelos? ¿Por qué lo harían?
-Yo solo soy un vientre en alquiler, estoy atada a un contrato.
Ante aquella última declaración, el joven comenzó a entender lo que sucedía, de la misma forma, un deseo de ayudar a la mujer empezó a instalarse en su corazón. Para él, Rin era una persona importante, y aunque le impactará la noticia, no podía abandonarla.
-¿Qué necesitas?-preguntó con convicción.
-Una nueva identidad y poder irme de aquí-enumeró la joven.
-Eso será complicado, pero haré lo posible para ayudarte.
-Gracias.
Gracias a su disposición de ayudarla, Rin sintió un profundo alivio palpitando en su corazón. La conversación continuó un rato más, dónde se encargó de explicarle a detalle todo lo que sucedía.
-Necesitaremos mucho dinero.
-Puedo conseguirlo-respondió Rin convencida de poder obtenerlo.
La joven regresó a su prisión ese día, sintiendo que finalmente las cosas comenzaban a marchar a su favor. Aparentemente, su tiempo de cautiverio estaba contando a partir de ese preciso instante...
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Obsesión - Sesshrin
Fanfiction"Cruel y despiadado", aquellos eran unos de los calificativos que Rin utilizaba para describir a su cuñado. Desde que llego a la casa de su hermana, luego de cinco años sin verla, descubrió que la vida que Kagura tanto pregonaba no era más que una f...