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—Rin.

Kagura había entrado en la habitación de su hermana, encontrándose con la imagen de la joven mucho más animada. Rin se hallaba frente al espejo, cepillando su largo cabello con una mirada risueña.

La mayor rápidamente recordó lo que había visto más temprano en ese día y se animó a investigar si esa era la razón de su alegría.

—¿Te sientes mejor?—preguntó con cautela.

—Sí, lo estoy—admitió Rin con voz arrepentida. Recordaba haber tratado muy mal a su hermana en los últimos días.

—Eso me alegra.

Kagura tomó asiento en la cama, sopesando la manera correcta de tratar aquel tema. ¿Cómo preguntarle si su buen humor se debía a causa de aquel jardinero?

—¿Y tú?

La voz de Rin interrumpió sus cavilaciones anteriores.

—Ahora que te veo, mucho mejor.

—Lo lamento, Kagura. No fue mi intención descargar contigo mi frustración.

La joven había dejado de lado el cepillo y se giró para mirar a su hermana con la sinceridad bañando sus orbes.

—Lo sé, no te preocupes, por eso—su hermana le dedicó una pequeña sonrisa.

De repente, la mueca en el rostro de Kagura desapareció al recordar las palabras que le había dicho Sesshomaru la otra noche.

—Rin—su nombre surgió de sus labios de forma seria—, me gustaría conocer todos los detalles sobre tu trato con Sesshomaru.

Ante aquella repentina solicitud, la menor sintió que todo su ser se paralizaba por completo.

«¿Acaso Kagura sospechaba algo?», se preguntó en silencio, pensando en las posibilidades de que así fuera.

—Recuerdo haberte enseñado el contrato, Kagura—respondió tratando de evadir el tema y evaluando qué tanta información podía estar manejando su hermana.

—Sí, lo hiciste. Pero siento que hay algo que no me estás diciendo.

Evidentemente, Kagura sospechaba que había algo que desconocía, más, sin embargo, no se imaginaba que lo que ambos ocultaban era nada más ni nada menos que una traición cometida.

—Pues tu marido me amenazó con muchas cosas, creo que ya lo habíamos hablado.

Rin se sentía incómoda ante aquella conversación. Odiaba mentir de esa manera tan descarada, odiaba haber traicionado a su hermana y odiaba el hecho de que Sesshomaru se hubiese salido con la suya; pero ya nada podía cambiarse, estaba embarazada de su cuñado y lo mejor era que su hermana pensará que eso había sucedido por medio de una inseminación y no que en realidad se había ido a la cama con aquel hombre.

—Él dijo algunas cosas el otro día que me dejaron pensando—Kagura no estaba dispuesta a abandonar la conversación sin llegar al fondo del asunto.

—¿Cosas? ¿Qué tipo de cosas?

La menor sintió que el aire abandonaba sus pulmones, sabía que Sesshomaru era un tipo ruin y descarado, seguramente le parecería incluso divertido exponerla ante su hermana.

—No lo sé con exactitud—suspiro Kagura con cansancio—, pero dio a entender que había una razón de peso por la cual ya no podías negarte.

—Pues creo que son solo ideas tuyas, Kagura.

—Puede ser—contestó la mujer pensando en la posibilidad de que así fuera.

De repente, los ojos de Kagura se abrieron en reconocimiento.

Obsesión - SesshrinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora