Kagura no podía dejar de pensar en las últimas palabras pronunciadas por Sesshomaru.
"Tu hermana sabe perfectamente que ya nada puede cambiarse, porque mejor no vas y se lo preguntas personalmente"
«¿Qué sabía él que ella estaba ignorando?», se preguntó, sintiéndose completamente intrigada.
Tenía el presentimiento de que aquellas palabras ocultaban más de lo que estaba imaginando. ¿La seguridad de Sesshomaru se debía únicamente al contrato? ¿O realmente existía una razón lo suficientemente fuerte por la cual Rin no podía negarse?
Sea cual sea esa razón, la única capaz de despejar sus dudas era su hermana. Por ello, en lo que puso un pie de regreso a la mansión, intentó buscarla y cuestionarla respecto a este asunto.
Kagura usó su llave de repuesto y abrió la habitación de Rin, encontrándose con la joven profundamente dormida. Ante aquella imagen no le quedó más alternativa que postergar la conversación para el día siguiente, ya que sabía que su hermana necesitaba aquel descanso.
A la mañana siguiente, Rin se despertó muy temprano luego de haber dormido desde la tarde del día anterior. Sintió un malestar en su estómago, lo que la hizo dirigirse al baño de inmediato. Quince minutos más tarde, la joven salió del baño sintiéndose terriblemente mareada. Su cabeza punzaba y había expulsado lo poco que había almacenado en su estómago.
Rin se dirigió a la cocina y pidió amablemente a una de las empleadas, que le hiciese algo de desayuno. Luego de consumir unas tostadas con mermelada y un jugo de naranja, se dirigió al exterior de la casa donde pudo divisar la imagen de Kirinmaru.
—Hola—murmuró en voz baja, acercándose a donde se encontraba el joven, cumpliendo con su labor de regar las plantas.
Kirinmaru se giró y la miró con una sonrisa radiante. En ese momento pudo constatar que era muy apuesto.
—Señorita Rin, tiempo sin verla—saludo amable.
Por algún motivo, a Rin el sonido de su voz se le hizo sumamente agradable, por lo que sonrió también en respuesta.
—Lamento nuevamente haber fallado a mi promesa—contestó recordando que una vez más no había cumplido con su palabra. Se suponía que lo ayudaría y regarían juntos las plantas cada día, pero luego de lo ocurrido en las últimas semanas, lo había olvidado por completo.
—¿De nuevo con eso?
Kirinmaru negó, sabiendo que Rin era un caso perdido. Por más que le recordara que no debía disculparse, ella insistía en hacerlo.
—Quizás todo hubiese sido distinto sí…—la joven cortó la frase pensando que, de igual forma, no hubiese podido evitar lo que planeaba Sesshomaru.
Para Kirinmaru no pasó desapercibido aquella expresión nostálgica en su rostro, por lo cual decidió preguntarle qué sucedía.
—¿Hay algo en lo que pueda ayudarla?
—No, no es nada—negó ella, desviando la mirada. Era muy mala para mentir—. Solamente he tenido días difíciles.
Al decir aquello último, la voz de Rin se quebró. Se sentía en ese momento tan vulnerable, que le resultó inevitable seguir ocultándolo.
Kirinmaru se preocupó al darse cuenta de que ella estaba llorando, por lo que rápidamente apagó la manguera y se acercó a la mujer con la intención de brindarle consuelo.
—No sé qué le ocurre, señorita, pero sepa que puede contar conmigo para lo que necesite.
Aquellas palabras tan sinceras conmovieron el corazón de Rin, quien únicamente asintió y se dispuso a secar sus lágrimas traicioneras. Sin embargo, no fueron sus manos las que ejecutaron esa tarea, sino que Kirinmaru con suma delicadeza fue retirando la humedad que el llanto había causado en ella.
Fue un momento extraño para los dos. El corazón de Rin latió desbocado ante aquella acción, mientras que el joven no podía creer que hubiese cometido un movimiento tan atrevido. Kirinmaru, al darse cuenta de su osadía, se apartó rápidamente.
—Lo siento—murmuro, no se suponía que debería olvidar que era simplemente un empleado.
Rin sonrió al mirarlo tan nervioso, y negó ante su disculpa. Kirinmaru la miro de vuelta y se quedó hipnotizado ante su sonrisa.
—Se ve más bonita así, cuando sonríe—halago, perdido en esa linda mueca.
Desde ese momento, Rin no dejó de sonreír y en medio de bromas, se dispuso a ayudarlo en su tarea.
A la distancia, en una habitación del segundo piso de aquella casa, se encontraba una figura observando el inusual comportamiento. Kagura frunció el ceño, pero de alguna forma, pudo comprender lo que pasaba, al parecer Rin se había enamorado de ese jardinero.
[...]
La cabeza de Sesshomaru era un campo constante de batalla. Una parte de su ser deseaba ver nuevamente a Rin, mientras la otra parte no dejaba de repetirle que ya no tenía motivos para hacerlo.
Su plan estaba cumplido. Rin estaba esperando dos hijos suyos y una vez los tuviera, él personalmente la sacaría para siempre de su vida. O al menos, así lo había planificado en un principio.
—¿Necesita algo más, señor?—preguntó su secretaria entrando en la oficina. Era muy tarde en la noche y la mujer había decidido quedarse a cumplir horas extras.
En realidad, Sarah creía que estaba muy cerca de ganarse el corazón de su jefe, razón por la cual, siempre se comportaba de manera tan servicial.
—Ven aquí—demandó él, alejando su silla del escritorio y abriendo las piernas para que la mujer se sentará en medio de ellas.
Sarah supo que estaba cerca de obtener la recompensa que se había ganado por haber cumplido un excelente trabajo y no pudo evitar sonreír abiertamente.
La mujer ocupó una de sus piernas y él rápidamente la besó de forma apasionada. Labios y lenguas se mezclaron en una ardiente batalla, mientras las manos del hombre escalaban desde las piernas de la mujer, hasta el inicio de su falda.
No pasó mucho tiempo para que Sarah se encontrará completamente desnuda, mientras su jefe devoraba sus senos con codicia. El miembro del hombre entró en su cavidad y comenzó a moverse de forma ruda. Sonidos obscenos acompañados de jadeos llenaron la habitación.
Sesshomaru entraba y salía del interior de su secretaria, sin embargo, no se sentía satisfecho. Había algo mal, algo que no estaba permitiéndole disfrutar por completo de aquel momento.
Cada vez que cerraba sus ojos imaginaba a Rin, cada vez que sus manos se deslizaban por esa otra piel, se daba cuenta de que no poseía la misma suavidad que la de la menor de las Meier. Los sonidos de Sarah eran ardientes y fuertes, mientras Rin le brindaba una suave y sutil melodía, que con solo escucharla colocaba a flor de piel cada uno de sus sentidos.
Todo era distinto.
Distinto de una manera en la que no le agradaba.
Sesshomaru abrió los ojos y miró fijamente a la mujer que jadeaba presa del placer que le estaba ofreciendo. No dejó de moverse en su interior, después de todo la simple fricción era suficiente para su cuerpo, pero la compañía no era suficiente para llenar sus verdaderos deseos. Y él no deseaba a su secretaria, deseaba a una mujer a la cual no podía tener…
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Obsesión - Sesshrin
Fanfiction"Cruel y despiadado", aquellos eran unos de los calificativos que Rin utilizaba para describir a su cuñado. Desde que llego a la casa de su hermana, luego de cinco años sin verla, descubrió que la vida que Kagura tanto pregonaba no era más que una f...