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—¡Ya basta, Kagura!—aquella orden tomó desprevenida a la mujer, quien no podía creer que la estuviese desautorizando frente a su amante.

—¿Qué dices? Pero si…

—Vete de aquí, Sarah—ordenó Sesshomaru antes de enfocarse únicamente en su alterada esposa.

Una vez la puerta de la oficina se cerró, los ojos dorados de Sesshomaru se clavaron en la mujer frente a él.

—¿Qué pretendes?—la encaró con brusquedad una vez estuvieron a solas.

Kagura no pudo entender la razón de su pregunta, por lo que se quedó en silencio esperando que fuese un poco más específico.

—¿Qué pretendes al traer a Rin a la empresa?—decidió el hombre ser más directo.

—No estamos hablando de…

—Fui bastante claro contigo, Kagura—la cortó tajantemente, se veía realmente molesto—. No es conveniente que se muestren juntas.

—Lo sé, pero es muy pronto para que se note su embarazo, nadie sospechara de que…

—¡Basta, no pienso tolerar ni una tontería más de tu parte!

—¿A qué te refieres?

—A partir de hoy, tienes prohibido ver a Rin.

—¿Qué?—la voz de Kagura se debilitó ante aquella imposición, que, a su parecer, no tenía ningún sentido.

—Lo que escuchaste. Ahora vete—dijo el hombre un instante antes de sacar de su bolsillo su teléfono celular y marcar un número.

Kagura se quedó observando su ancha espalda sin comprender nada de lo que había sucedido. Se suponía que se había presentado en la empresa con la intención de pedirle que dejase a su hermana mudarse con ella nuevamente, sin embargo, había conseguido todo lo contrario, ahora ni siquiera tenía permitido verla.

«Y a todas estás, ¿a dónde estaba Rin?», se preguntó Kagura, dándose cuenta de que no había rastros de su hermana por ninguna parte.

La mujer salió con resignación de la oficina y se encontró con aquella secretaria, quien parecía verla con cierto toque de burla. No pudo evitar sentirse estúpida ante su comportamiento anterior, después de todo ellos no eran un matrimonio normal y estaba claro que nunca lo serían.

Kagura desecho aquella sensación de malestar que se instalaba en su pecho y se dispuso a buscar a su hermana. Fue una mala idea traerla a este lugar, esto no era lo que esperaba cuando la invitó a salir de su encierro.

Mientras tanto, dentro de aquella oficina, se hallaba Sesshomaru recibiendo muy malas noticias. Uno de sus hombres acababa de informarle que Rin había abandonado la empresa y que ahora se encontraba en compañía de un hombre desconocido, el cual había encontrado a las afueras de la misma.

Dos fotografías fueron recibidas en el teléfono del hombre, y dos fotografías bastaron para hacer crecer su inminente furia. En la primera, se mostraba a Rin saliendo del edificio, y en la segunda, se veía a la joven en brazos de un hombre.

"Al parecer la señorita Rin, se sintió mareada. La persona en la segunda foto, estuvo cerca para prestarle apoyo", esa fue la explicación que recibió, aunque evidentemente aquello no podía tomarse como algo aislado, se veía demasiada familiaridad y eso era debido a que…

Sesshomaru reconoció el perfil del sujeto que acompañaba a Rin, se trataba del mismo tipo que había estado trabajando en su casa como jardinero, el mismo que había establecido una amistad con la joven, el mismo que Kagura había dicho que parecía ser un buen partido para su hermana, y el mismo que en ese momento deseaba destrozar con sus propias manos.

Obsesión - SesshrinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora