Kagura la llevaba de la mano, mientras visitaban algunas tiendas. Sus manos estaban repletas de bolsas llenas de compras, pero ella no parecía querer detenerse pronto.
—Es la única manera que tengo de vengarme—le confesó la razón de aquel derroche de dinero.
La menor no dijo nada, pero supuso que su esposo se molestaría al ver que había gastado aquella exagerada suma. «Se lo merecía», concordó en su mente, pero sin duda Sesshomaru no era el único que merecía un castigo.
«¿Cómo pudo ser tan débil para caer en su trampa?», se preguntó Rin cuando entraron a otra tienda.
—¿Te gusta?—preguntó Kagura, escogiendo el vestido más caro de la exhibición.
Se trataba de un bonito ejemplar de Chanel, que seguramente costaría toda una fortuna.
—Está bonito—la voz de Rin surgió en un tono monótono.
—Oye, ¿qué pasa contigo?—la reprendió su hermana al ver que se comportaba como un robot. Al parecer, no quería estar ahí—. Si quieres que regresemos a la casa, solamente debes decirlo.
—Lo siento, Kagura, mi mente estaba en otro lugar—y la menor tenía razón, no dejaba de pensar en lo sucedido la noche anterior.
—Cuéntamelo, ¿qué es lo que tanto te preocupa?
Rin le dedico una mirada cargada de obviedad y Kagura se sintió mal al saber que todo era debido al tema de la inseminación.
—Lo siento, Rin, estoy siendo un poco egoísta—la voz de Kagura decayó—. Tú estás preocupada con buena razón y yo estoy aquí, exigiéndote tu visto bueno en asuntos de moda.
Kagura no pudo evitar sentirse un poco tonta.
—Perdóname tú a mí…
—¿Perdonarte? ¿Por qué?—negó la mayor con gesto decaído—. Todo esto es mi culpa, Rin. Eso no está en discusión. Mejor vayamos a otra parte, quiero que me cuentes nuevamente ese plan que se te ocurrió.
Rin le dedico una pequeña sonrisa a su hermana y asintió. Ambas salieron del centro comercial y se dirigieron a un restaurante que se encontraba en las cercanías. Con dos rebanadas de pastel y un café frente a ellas, se decidieron a tratar aquel tema tan espinoso.
—Una nueva identidad—repitió Rin.
—Pero no entiendo, Rin Eso no suena para nada sencillo.
—Lo sé, pero es posible Kagura. Solamente necesitamos contactar con las personas correctas y…
—Pero lo perderías todo, Rin—Kagura negó renuente ante la idea—, perderías los años invertidos en tus estudios, todo lo que has logrado hasta ahora. No me parece justo contigo.
—No, no lo es—coincidió Rin—, pero no tenemos más alternativa.
La mayor no parecía estar del todo de acuerdo en eso último. Kagura se mordió el labio inferior y se animó a hacerle saber parte de su sentir:
—No me odies, Rin, pero creo que lo mejor es que simplemente entregues al bebé. Ya sabes, luego podrías tener más hijos y una vida normal, además, ese niño estaría rodeado de lujos y su vida sería feliz.
—¿Pero qué dices, Kagura?
Rin no pudo ocultar la indignación en su voz. «¿Entregar a su hijo? ¿Acaso se había vuelto loca?»
—Es lo mejor, piénsalo. Sesshomaru te daría mucho dinero por prestar tu vientre y con eso podrías rehacer tu vida.
—¿Dinero? ¿Pero por qué clase de mujer me tomas?—la mirada de Rin denotaba toda su molestia—. ¡Jamás vendería a mi hijo, como si fuese una simple mercancía!
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Obsesión - Sesshrin
Fanfiction"Cruel y despiadado", aquellos eran unos de los calificativos que Rin utilizaba para describir a su cuñado. Desde que llego a la casa de su hermana, luego de cinco años sin verla, descubrió que la vida que Kagura tanto pregonaba no era más que una f...