Qué injusto. Muy injusto
La mayoría habéis querido a esta novela incluso más que a vosotros mismos, y no sabéis lo grandes que son mis lágrimas cuando veo tantos comentarios buenos o escucho por alguna red social hablar sobre Tyler y Valeria. Es todo un sueño para mí, y cada día me siento más afortunado de teclear para vosotros, para que podáis seguir soñando más conmigo de la mano.
Aquello que dejamos a medias, posiblemente a parte de ser mi novela más sentimental, es la que más me ha costado de escribir en cuanto a abrirme, porque tenía tanto guardado dentro, que ni yo mismo era coherente de la manera en la que latía mi corazón. Nunca me he enamorado. Bueno. Eso quizás era convincente hace un par de años, cuando escribí los primeros capítulos de esta. A día de hoy, puedo decir que sí, incluso me tiro a la piscina a decir que fue dos veces concretamente. Lo sé, lo sé. ¿Qué demonios hago diciendo esto ahora por que sí? ¿Por qué ahora, después de tantos meses que la novela finalizó? Pues por una simple razón: miedo a la verdad. ¿Es la libertad el verdadero camino para la verdad? O viceversa. Todo mal. Fatal.
Esta novela abarca tres fases de un corazón roto, y a medida que el libro avanza, este se va recomponiendo de nuevas piezas que lo ayudan a unirse otra vez. Pero no son las mismas. Alguien me ha ayudado a recomponerme. Al igual que el final de la misma, el cual iba a acabar de una manera totalmente diferente a cómo quería en un principio, y gracias a alguien, no fue así. No porque me lo dijera, sino porque me quiso lo más grande, y me demostró amor verdadero y fuerte. Me sigue queriendo, pero no de esa manera tan inusual que todos sabemos. Diferente. Desapercibido. Mágico.
No supe valorar nada, pero nada. Claro que esta novela terminó bien. Cómo no iba a terminar de esa manera si era el más feliz del mundo, y tú me hacías amar aún más esto. Cambié el final por ti, por todo lo que pasó y lo que yo quería que hubiera pasado al ya no tenerte a mi lado. Por eso la historia acaba de esa manera, señoras y señores. Tyler y Valeria han tenido ese final que yo, David Aparicio Rodríguez, nunca pude llegar a tener, y cada día me arrepiento más de ello. Supongo que ese epílogo es como una carta de despedida a mi pasado, al que tanto disfrutó y más vivo que nunca se sintió. El corazón amarillo siempre va a tener un significado tan especial como lo era para nosotros. Al igual que sé que todo esto ha sido igual de importante para la primera persona a la que fui corriendo con mi manuscrito de esta novela en mis manos. Una persona que, para la diferencia de edad entre nosotros, me ama lo más grande a día de hoy, y también me aportó mucho pero que mucho sentimiento en mí. Ella sabe quién es. Hey Jude por siempre. Sabes que esta novela también lleva tu nombre.
Posiblemente este apartado lo acabe borrando en algún momento de mi vida. O no. Quién sabe más que Dios para entender mi manera de ver las cosas.
Ahora que sabéis toda la verdad sobre esta historia, respondo a la gran pregunta: sí, esta novela ha estado inspirada en mi vida, pero no al completo, sólo en la manera de ver el amor y la manera de sentir que ha tenido mi ser cuando ni yo mismo sabía que no tocaba la tierra con mis pies. Eso es amor. No me da miedo decirlo por aquí, ya son muchos años expresándome, y hacerlo ahora, dando un paso más grande, me supone todo un desafío.
Valeria es Ella, y siempre lo será.
Al menos me queda mi imaginación para poder inventar cientos de escenarios imaginarios en mi mente y en mi corazón, ya que, en la vida real, ninguno de ellos se pueden cumplir.
Con esto, ya puedo decir que he cerrado esta novela como debería de haber hecho desde un principio: con la sinceridad. Por favor, nunca dejéis a medias aquello que vuestro corazón anhela con mucha ansia. Yo he tenido que dejar a media muchos abrazos, sonrisas, nostalgia, recuerdos, bromas... De todo, por no saber valorar. No cometáis el mismo error que yo.
Espero que podáis entenderme todo/as.
Hasta siempre, Tyler y Valeria
Hasta siempre...
FIN
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Aquello que dejamos a medias
Roman d'amourA día de hoy, entendemos perfectamente que las estrellas son pequeños destellos de luces que nacen en un precioso cielo nocturno. ¿Pero qué pasaría si dichas constelaciones fueran personas?, desde un amigo íntimo de la infancia a alguien completamen...