Un castillo igual de grande y elegante los esperaba
Arista cargaba uno de sus antiguos vestidos rojos. A pesar del rey haberle dado mas de uno nuevo, ella no se atrevía ni a tocarlos. Apenas y podía mirarlos. Ponérselos seria interpretar y darle veracidad a una mentira. Ya de por si estaba hasta el cuello de ellas, no necesitaba más.
-Podrías haber usado aunque sea la joyería. Quizás en el futuro te daré la orden de solo usarlos
-¿Insinúa que no estoy a la altura?-lo miro con orgullo herido
El rey se mantuvo inmutable. A veces era fácil olvidar lo joven que era. Pues la seriedad que siempre cargaba el muchacho en sus ojos le quitaba cierto aire de juventud. Pero lo era. Su rostro era el de un joven de apenas unos veintiséis años.
-Ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que te vi en el pueblo... -murmuro por lo bajo ella refiriendose y recordando a Azariel. O como en ese tiempo lo conocia.
El rey la miro esta vez. -Pues permíteme contestarte entonces, no es eso. Creo que estas a la altura, y que eres hermosa
Eso parecía un cumplido y se sintió extraño.
Ella nunca se considero hermosa. No se sentía fea. Pero definitivamente no hermosa. No era la palabra que ella hubiera usado. Su hermana Adella era quien parecía poseer toda la belleza del mundo instalado en sus ojos. Tenia mas gracia que todos en un solo dedo que otros en todo su cuerpo..
-Mi hermana lo es más. Ella sí que lo es -solto por costumbre
El rey soltó un bufido en su lugar-¿cual? ¿La rubia?
Eso le molesto. No porque le tuviera especial aprecio a su hermana. Pero sentía que el no era nadie para juzgar a otros -¿te burlas?
El negó -no. Solo digo que la banalidad es increíble. Me parece gracioso como se juzga tan rápido a alguien solo por como luce
-No sabia que no eras alguien superficial. Después de todo tu eres muy gua...-pero entonces se detuvo. Se callo de golpe.
¿Qué estaba a punto de decirle?
¿Acaso estaba loca?
-¿Así que, le parezco atractivo, princesa Arista?- enarco una ceja
Ella no respondió
-Eso es algo decepcionante- dijo de pronto, y su rostro se mostró herido.
¿Cómo alguien podía sentirte herido por hacerle un cumplido de su fisico? ¿pensara el que ella solo es otra chica superficial mas en el mundo?
-Las brujas somos así -soltó como excusa reforzando su mentira.
-La belleza tiende a ser cruel. ¿no te has dado cuenta que a las personas atractivas se le perdonan más fáciles las cosas? -rio – es increíble tal poder de manipulación y victimismo. Me encanta. Que cosa tan increíble.
-Eso parece algo...-titubeo – retorcido de pensar
-Bien.- dijo -porque lo es.
Entonces siguieron caminando hasta pasar el salón principal y mas gente los recibió.
Arista los examino a todos. Parecían personas normales. Y no sabría reconocer a un brujo, aunque lo viera. Ella no podía ver a alguien y saberlo. Para conocer si este poseía magia debía ver algo de magia. Era lógico. Algo de poder, algo de aura, alguna presencia haciéndose presente ¿tenía sentido eso? No lo sabía. Siempre sintió su habilidad como algo extraño
Luego miro hacia el rey. La sombra no había intentado hablar con ella de nuevo luego de aquella noche. Incluso pudo llegar a pensar que tanto estrés de los últimos días la habían hecho imaginarse cosas... pero no. No fue así. El rey le confeso que él también podía oírla. O al menos podía hacerlo cuando estaba dormido.
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El rey me hizo su reina
FantasyLa princesa Arista jamás se había sentido como alguien afortunada. Era una princesa bastarda, no deseada, y odiada. Maltratada tanto por su madrastra como por sus hermanastras. El destino de su reino estaba marcado por la mano del rey Karim. Un homb...