Capítulo 2

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Hace muchos años atrás, su padre, el gran rey de Amcher había regresado de un viaje con unos metales precioso. Había viajado y había ido muy lejos del reino. Su padre era un aventurero, esa fue una de las razones por la cual su nueva "madre" y su padre peleaban constantemente.

Sus hermanas solo se interesaron por las joyas y vestidos que el pudo traer. Nadie le prestó atención a su extraño descubrimiento, a excepción de ella claro. Un anciano le había mostrado su secreto y al verlos interactuar con un preciso metal se dio cuenta de lo que hacían.

"Se mueve solo, parece magia papa" le había dicho

"Uno atrae y el otro repele" entonces se lo enseño "pero solo funciona con un material en específico"

Y sus recuerdos casi parecen ya un sueño lejano.

Ella abrió los ojos de vuelta a su presente. Con su solucion viajando a su mente "Necesitaba un vaso en específico."

Su mano viajo instintivamente hacia el collar que colgaba en su cuello. Lo llevaba a todas partes. Con este material movería aquel vaso. Salvaría su vida, y quizas un poco más.

Aquella mañana siguiente se había asegurado de que el vaso no fuera de cristal. Necesitaba uno de metal. Y antes de la prueba oficial se hiciera, esta ya se hacía cerciorado de que funcionada.

-¿Así que lo harás ahora?

El vaso estaba en la mesa puesto sin nada de contenido dentro.

Quien había hablado era un joven de ojos verdes y cabello pelirrojo. La mano derecha del rey. Por su forma de hablar y la soltura de su cuerpo junto a el pudo deducir que este hombre tenia la confianza de su cruel líder.

El rey Karim no dijo nada. Solo siguió observando

-¿Puedo acercarme más?- pidió la joven, y esperaab que su voz no sonora a un ruego desesperado. Necesita colocar su mano debajo de la mesa para que su pedazo de metal contactara con el del vaso que estaba arriba.

Se lo permitieron.

-No soy una experta. Soy una principiante, apenas puedo controlar mi magia, por eso me disculpo -le pareció una excusa creíble

Coloco con disimulo la mano debajo y de pronto el vaso se movió. Claramente había hecho bien su treta,

Con su mano libre la alzo en el aire e indico a que dirección se debía mover el brazo mientras el izquierdo escondido la seguía. Siguiendo sus movimientos tras una mera cortina de humo. Podrian darle un premio por ser una perfecta embaucadora.

Luego solo se alejo en silencio y espero a que no le cortaran el cuello. Le gustaba su cabeza tal y donde estaba

El rey miro casi en automático a su mano derecha -¿y bien? ¿Qué dices?- pregunto

Los ojos verdes estudiaron el vaso y luego a ella.

Arista sintió un escalofrío recorrerle, si averiguaban su treta, o sabían de su engaño, la matarían.

Apretó el metal escondido fuertemente en su mano rogando porque no se dieran cuenta... porque funcionara...

El joven suspiro – si, es suficiente para mi- y la observo otro largo rato de tiempo

Karim asintió -bien. Dale lo que necesita y explícale bien todo. -miro hacia atrás – yo tengo trabajo que hacer- entonces se marchó.

Solo cuando el rey abandono la sala, Arista sintió que podía respirar. Su presencia tenia la costumbre de cortarle el aire a cualquiera. Y a ella la dejaba sin respiración. Y mas aun, porque tenia recelo de que quizás intentara besarla de nuevo, o que la matara. Lo que pasara primero.

El rey me hizo su reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora