-¿Qué?
-Eres la única capaz de calmarlo ahora. El te escuchara.
Entonces recordó. Se cruzo de brazos y repitio con sorna -¿y no temes que lo mate?- había resentimiento en sus palabras
-M-me... me equivoque Arista. Discúlpame, no quise ofenderte
Ella suspiro -pueden que mis palabras estén cargadas de veneno...-reconocio
-Me lo merezco.
-No- nego -solo eres cuidadoso. Y eso esta bien, el es tu rey y su vida es tu prioridad. La culpa es mía. Solo quería estar molesta
-Cualquiera se hubiera ofendido...-entonces otro ruido fuerte sono, y este miro para atrás nervioso -quizás debas...
-Lo se. Lo sé- lo tranquilizo -¿esta rompiendo cosas?
-Esta fuera de control.-informo - Debes entender, tu eres la única que puede ayudarlo. Ahora, y en el futuro.
-Futuro...-murmuro la palabra como si enserio contemplara un rango de vida longevo para ella
-Si, porque solo una bruja podrá romper su hechizo. -entonces puso una mano en su hombro -Pero hoy, solo Arista puede llegarle al corazón.
No estaba tan segura de eso...
-De acuerdo, -lo miro - iré a ver al rey...
Arista camino rumbo a la habitación del rey. No sabia lo que la esperaría al entrar. Aunque tampoco entendía tanto alboroto.
Cuando piso el interior de la habitación su mirada recorrió todo el lugar. La poca iluminación que se veía provenía de unas velas, pero la aura oscura se sentia aun desde el exterior.
-No la prendas- escucho su voz haciendo detener su movimiento. Pues Arista había estado apunto de prender la lampara para ver mejor
-¿Que es este desastre? -inquirio y aunque no hubiera mucha iluminación su vista veía perfectamente
-No he sido yo. -soltó como enfurruñado -Ha sido la sombra. No he podido calmarla. Cuando no estoy enfocado... cuando no estoy centrado... esta tiene un poco más de libertad.
-¿Es esa una excusa? ¿Acaso no estas en tus cinco cabales ahora mismo?
-No.
Entonces el rey la observo detenidamente
-¿M-me... me analizas? -le pregunto ella sintiendose inadecuada.
-Te miro porque me gusta observante
Ella dudo entre irse o quedarse
-Arista... Arista no huyas lejos de mi...-canturreo de forma extraña
Miro levemente hacia atrás a la puerta aun semiabierta
-Arista es una orden.-resono nuevamente su voz
Ella puso sus manos frente a su regazo y suspiro derrotada. Después de todo siempre era todo un reto de vida o muerte estar frente a el -tus hombres me dijeron que querías hablar conmigo. Que tu... querías verme.
-Yo siempre quiero verte
Aquella confesion le toco algo en el corazón, pero se esforzó en que no se notara, se esforzo en enterrarlo, muy, muy dentro donde ella no pudiera sentirlo -no llevo contigo muchos días en el castillo... ¿Cómo puedes querer eso ahora?
-Siempre lo quise. Desde que te conocí.
-Pero...
-¿Aun no lo entiendes, verdad Arista? Yo añore el día en que te encontraría de vuelta. Puedes tener por seguro que, si coincidentemente no te encontraba el día de la selección, cualquier otro día, -sus ojos rojos mirandola -yo hubiera ido a por ti.
-...
Así que su destino si que había estado sellado desde hace mucho tiempo eh...
-¿Por qué tendrías semejante obsesión? -le pregunto media recuperada -No recuerdo haber sido tan relevante en tu vida...
-Evidentemente yo no lo fui en la tuya – su voz ronca y su gesto apagado
¿Parecia eso un gesto dolido?
-No te preocupes. Solo fui yo... -hubo cierto dejo de algo en su voz. ¿resentimiento?
Este le dio la espalda y pareció retorcerse un poco. Su mano en su pecho, como si algo en su corazón le doliera...
¿Un ataque?
-¿K-karim...?
Se escucharon sus quejidos -no te acerques... -le pidió. -Pasara. Solo necesito que estes ahí para controlarlo
-¿Qué?
-Maldición...- entonces se agacho y bajo aún más la cabeza. -haz... haz algo de ruido...
-¿Qué?- no había entendido la orden
-¡Arroja algo! ¡Lo que sea! Solo intento callar la voz en mi cabeza. Amortiguar sus órdenes... aplacar su voz con otra cosa. ¡Tira lo que sea!
Arista reacciono y noto el espejo. Se acerco y con cuidado de que los vidrios no la hirieran lo arrojo al suelo haciendo un gran estrepito. Todo hecho añicos. Y los pedazos esparcidos por toda la alfombra eran algo triste de contemplar. Pues asi de roto parecia el mismo rey...
-¡Otro más!-grito
Esta vez arrojo un pequeño tocador de madera haciendo que todo lo de arriba se rompiera al caerse. -¡De nuevo!
-Esto es... ¿es muy necesario?
No hubo respuesta, pero entonces ella arrojo un velador, seguido de un florero, y por ultimo un librero.
La respiración antes agitada de Karim empezaba a tranquilizarse...
-¿Estas bien? -se acerco hasta el precupada,- ¿puedo...?- pero antes de poder tocarle el hombro se detuvo recordando su antigua orden. Nunca debía tocarlo sin antes avisar que lo haría -voy... voy a hacer contacto contigo
Espero por una respuesta y esta le llego cuando el chico en el suelo le dio un debil asentimiento con la cabeza.
Entonces su mano toco su hombro y él tuvo alivio. Tomo una gran bocanada de aire como si antes no hubiera tenido acceso al oxigeno.
-¿Qué fue eso?
-No puedo perder el control... estar herido físicamente me hizo débil por un momento... por unas horas... nunca debo dejar que esa cosa gane terreno... yo nunca... -temblo
-Azariel por favor -esta vez Arista tenia lagrimas en sus ojos. Le dolía ver así a alguien, incluso a alguien que ella antes había considerado su amigo – aun quiero a mi antiguo amigo de vuelta, aun deseo verlo bien...
-Ese es un nombre que deje en el pasado. -dijo casi derrotado
-Aun vive en ti. Son lo mismo
-Yo no soy Azariel,- la miro y había dolor en su rostro - ya no mas. Dime, Arista ¿sigues extrañando a un fantasma?- porque los ojos azules de aquel muchacho parecían ya perdidos para siempre
-Te recuperaras -pareció decirle convencida – tus ojos rojos volverán a ser azules. Y tu corazón volverla a latir igual, el peso que cargas se ira. Lo veras.
-¿Porque...-la miro con anhelo – Por qué tu hallaras la cura?
La cura...
Ella...
"Solo una bruja podrá romper su hechizo." Eso había dicho Elian
-Si.-contesto sintiéndose fatal -yo hallare la cura, Karim. Lo hallare. Te lo prometo.
Porque mientras ella jugaba a ser una bruja. Él se estaba muriendo
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El rey me hizo su reina
FantasyLa princesa Arista jamás se había sentido como alguien afortunada. Era una princesa bastarda, no deseada, y odiada. Maltratada tanto por su madrastra como por sus hermanastras. El destino de su reino estaba marcado por la mano del rey Karim. Un homb...