El pánico la inundo.
Convertido en una estatua de piedra. Y más allá de el más personas de igual forma. Muchos más.
Un pánico indescriptible que le había atravesado el cuerpo y la había dejado sin palabras. Congelada en el suelo.
Levántate.
Levántate.
Corre. Corre. Corre lejos de este lugar...
Pero no podía.
¿Qué estaba pasando?
Cerro los ojos y trato de respirar. Tratando de recordar algo que aun la uniera aquí a la tierra.
Era una pequeña chica que había crecido sin amor, odiaba y despreciada por su familia. La misma gente que se suponía que debían protegerla... Y aun así...
Volvió abrir los ojos pensando que no tenia nada mas que perder que su propia vida.
Se levanto luego de un rato medio temblorosa. Entonces cuando se recuperó de la impresión corrió de nuevo por el bosque apartando ramas. Si estaba haciendo ruido no le importo.
Debía encontrar a Karim. Tenia un muy mal presentimiento sobre todo esto. ¿estaría el a salvo? ¿estaría bien?
Y cuando doble contra el recodo de piedra se chocó contra la nueva figura ante ella. Solo el agarre en su brazo fue lo que evito que se fuera para atrás.
Por un momento el rey Karim pensó que estaba soñando. Verla justo en esta situación. Verla aquí. No podía ser real.
-¿A-arista...?- y la expresión de confusión en su rostro era genuina
Ella toda agitada y hasta medio llorosa se sintió aliviada al verlo. Casi como si este fuera su salvador en lugar de su captor -Karim...-había alivio en su voz – te encontré – y se abrazó a el
-Me encontraste...-dijo la frase como si esta no tuviera sentido. -¿estoy soñando?
Ella negó con brusquedad mientras buscaba cobijo en sus brazos
El gesto fue tan improbable que Karim llego a pensar que esto era parte del hechizo. Quizás mostrándole uno de sus mayores deseos.
La separo un poco para verla mejor y le toco el rostro -¿de verdad eres real?
-Lo soy Azariel. Lo soy- y solo la mención de ese otro nombre fue lo que le dio la certeza de que esta era la realidad
-Maldición... ¿Qué tayos haces aquí? Es peligroso. No deberías... ¿Cómo llegaste...?- pero entonces escucharon un ruido más allá
-¿Qué fue eso?
-No hay tiempo. -entonces la arrastro tras el haciendo que lo siguiera en medio de la oscuridad
-Karim... que... que está pasando... ¿Cómo salimos de este lugar? ¿Por qué los otros están petrificados? ¿Y cómo...?
Entonces el rey la hizo agacharse y la insto a guardar silencio -¿Qué estamos haciendo?- susurro ella
-Nos escondemos
-¿De quién?
Entonces los ojos rojos del rey miraron hacia una dirección más allá -De eso.
Arista volteo el rostro aterrada. Ella, después de todo, solo era una humana. No era una heroína valiente de sus historias. Solo era una pequeña chica que fue arrastrada a todo esto. A ella le hubiera encantado ser una versión falsa de si misma. Pero no. Tenia miedo. Era vulnerable. Se sentía pequeña e insignificante. Y el mundo, aun le parecia un lugar aterrador.
Cuando lo observo noto que esa cosa no era un humano. Ni siquiera tenía forma humana -¿Qué rayos es eso?
-Salió del mismo lugar de donde provino mi sombra. -dijo serio – no me puedo ir de aquí con eso aun en claro de luna. Y tampoco me puedo ir sin todos los monarcas
Arista comprendió sus palabras mejor de lo que esperaba. No se había ido no porque no pudiera escapar, o marcharse si así lo quería. No se había ido, porque no pensaba abandonar a nadie. Además, parecía querer salvar este lugar consigo.
-¿Cómo siquiera paso la barrera?-murmuro nuevamente la voz del joven
Y al verlo, algo nuevo surgió en su interior. El poseía y estaba dotado de una valentía de la cual ella caería totalmente... y entonces lo admiro...
-Karim... tu eres...
Entonces el joven volteo hacia ella y en un rápido movimiento la callo con un beso.
Arista titubeo, pero el rey la sostuvo firme entre sus brazos fijándola al suelo. Entonces sintió a aquella presencia pasar por el lado de ambos.
Estuvieron así congelados en aquella posición por un tiempo hasta que sintieron a la cosa alejarse.
Cuando se hubo marchado Karim la soltó suavemente. Arista trata de recuperar el aliento que el le había robado.
-D-deberías... debería dejar de hacer eso...- se tocó su corazón tratando de tranquilizarlo, pues este amenazaba con explotar.
-Hacías bulla. -fue su respuesta – se estaba acercando a nosotros, y estabas hablando.
Esa no era una buena excusa.
-¿Me callas con un beso solo por eso? Podrías... podrías haberme dicho que guardara silencio y yo...
La miro y eso le corto el habla.
Sus ojos rojos la miraban como tratando de descifrar algo en ella -¿Te incomodan mis besos?
¿Qué clase de pregunta era esa en un momento como este?
¿Y porque se ponía tan nerviosa por ello?
-No se trata de eso... es la forma en que lo haces. El acto te parece tan normal como respirar. -su mano se hizo un puño contra su pecho -no deberías hacer algo como eso si no te significa nada...
Entorno los ojos -¿Crees que no me significa nada?
-Yo... bueno...
¿Qué podría significarle?
-Lo que quiero decir, es que deberías hacerlo con alguien que te gusta- trata de explicar
-Tu me gustas, Arista.
-¿Qué?
Entonces se inclina más en sus brazos quedando ante ella a centímetros de su rostro – me has gustado desde el primer momento que te vi en el pueblo. Desde hace muchos años ya había decidido que serias mía. Arista, -declaro -si tu supieras lo obsesionado que he estado contigo en todos estos años... -sonrió por lo bajo -seguramente saldrías huyendo.
Sus ojos castaños estaban congelados, congelados al igual que ella. Esta era la declaración mas cercana al amor que había vivido.
-Si te beso ahora, -continuo el – es porque me gusta hacerlo. -entonces su rostro cambio -¿o preferirías hacerlo con alguien más?
-N-no... no se trata de eso... yo...
-Mi respuesta para ti es simple. Me gustas.
-Pero... pero no me conoces... -trataba de comprender -¿Cómo puedes decir algo así? Solo nos vimos por dos años... yo nunca vi nada en tu comportamiento en esa época que delatara aquello... nosotros... éramos amigos y...
El la tomo de la barbilla obligándola a verle– yo no quiero ser tu amigo, Arista.
-...
-Yo seré tu rey, y tu...-la acerco aun mas - tu serás mi reina
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El rey me hizo su reina
FantasyLa princesa Arista jamás se había sentido como alguien afortunada. Era una princesa bastarda, no deseada, y odiada. Maltratada tanto por su madrastra como por sus hermanastras. El destino de su reino estaba marcado por la mano del rey Karim. Un homb...