Capítulo 12

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El rey fue una de las primeras personas que arribo al lugar, o al menos a uno de los primeros puntos

-Su majestad, nadie ha llegado aún- se arrodillo uno de sus hombres al hablarle -quizás... quizás debió haber traído a su mano derecha...

-Pareces preocupado, Damien ¿no te crees capaz de garantizar mi protección?

El hombre vacilo -no es eso. No creo que usted necesite siquiera protección, es más fuerte que yo. Pero aun así... Elian...

-Elian tiene trabajo que hacer en casa.

Pues Karim sabía que había algo más que deseaba proteger. Algo más valioso que su propia vida. Mientras él estuviera en el castillo nadie ajeno pasaría sus dominios, de otro modo, Elian lo sentiría.

-De acuerdo, mi rey -dijo – me asegurare de los preparativos estén listos– y el hombre se levantó. Y justo al mismo tiempo otra mujer llegaba hacia ellos dos

Karim la conocía bien. La mujer de vestido corto y extraño, un color fucsia, cabellos y ojos morados. Mirada enloquecida, e inquieta.

No de nuevo...

-Mi rey, no lo esperaba tan rápido -le dijo ya estando a solas.-a traído a pocos hombres en esta ocasión.

-Siempre soy puntual

Rio -bueno... - se le acerco y coloco una mano sobre su hombro -que tal esta... ¿su sombra?

-No es el momento. Y ya le he hablado respecto al contacto, sabe que eso esta...

-Prohibido. Lo sé,- alzo las manos retirándolas y luego suspiro -aun así, ya sabe que si usted necesita de mis servicios...

-Tuviste tu oportunidad y fallaste. Además, para ti, no hay forma de retirarla sin que mi alma pague el precio.

-Ya. Pero apuesto que no te has rendido. No he escuchado que hayas buscado a ninguna otra bruja del aquelarre. Fuera o dentro de la ley. Te ves tranquilo, y me he enterado de que has escogido hasta esposa. Una mano cortada del rey Fell. Una fiesta interrumpida. Ni siquiera veo a Elian entre sus filas ¿Qué está pasando aquí?

-¿Quieres realmente saber?

-Claro.

-Pues, en ese caso, creo que tendrás que hacerlo por tus propios medios, Mary- y el rey siguió caminando

-Eso sigue avanzando Karim... sino encuentras una solución a tiempo...

-Fracasaste, Mary. Deberías agradecer el hecho de que siquiera sigues viva.-se detuvo – y para tu información, ya tengo a alguien más trabajando en ello.

-¿Una bruja mejor que yo? No lo creo.-soltó casi ofendida

-Pues espera, y quizás te sorprendas. - y finalmente se marcho

***

La mujer a más de verse vulnerable, era toda una figura delgada mirándola con todo el orgullo del mundo, aun en harapos, aun en desgracia, aun en todo eso mantenía cierto aire indomable que no se dejaba derrotar.

Y Arista, quien había entrado confiada en la celda, la hizo flaquear aquella mirada. Aquella que la había estado intimidando en todos estos años. Pero ya no estaba a su merced. Se había acabado.

Los ojos oscuros de la mujer la recorrieron de pies a cabeza -así que los rumores son ciertos, sigues viva. Y no solo eso, al parecer te has convertido en algo así como el juguete favorito del re...

-Eso no es de tu incumbencia -dijo abruptamente

La mujer rio -los rumores dicen que al rey le importas. Pero... ¿cómo podría importarle una princesa bastarda? Si tu hermana estuviera en tu lugar, ya se lo hubiera metido en la bolsa. Ella sí que es hermosa

-No todo se trata de físico- se arrimó a la pared de piedra – y además, ¿acaso no estas feliz que intercambiáramos destinos? Adella estaría ya muerta

-No. -dijo confiada – si tu sobreviviste, estoy segura de que Adella también lo hubiera hecho. Hubiera hallado la forma, ella siempre lo hace.

Entonces los ojos castaños de Arista se desviaron a su hermana. La figura más allá -¿estas segura de eso?- le pregunto esta vez a ella

Y sin embargo, Adella no se movió, ni respondió, ni se volteo.

Arista podía entender que el tiempo en prisión no le estaba haciendo ningún bien. Si no podía lidiar con eso ¿podría lidiar con el estrés de fingir ser algo que no era?

Su madrastra pretendió tomar el control de la situación -No engañas a nadie con ese vestido. -dijo llamando su atención otra vez hacia ella -¿Creyéndote qué? Aun en todo eso, se ve lo corriente que sigues siendo. Tan fácil... saliendo de una zorra.

Arista enmudeció. No importaba cuanto tiempo pasara, ese insulto siempre solía afectarle, sin importar cuantas veces se lo repitiera. Incluso ahora...

Bajo la vista al suelo y suspiro...

-No... -se calmó -no he venido aquí para ser insultada. -alzo su vista hacia ella y en sus ojos vio coraje, valor -vine aquí porque podemos ayudarnos mutuamente

-¿Ah si?

-Si. Dime algo, aun esta celda, ¿Cómo sabes todas esas cosas? -sonrió -¿los rumores?

-Tengo a mis propios espías incluso en este castillo

Y esa era la razón del porque precisamente la necesitaba

-Exacto. Un favor con otro

-Déjate de rodeos -soltó la mujer molesta -¿Qué es lo que realmente quieres de mí?

-Aliados- dijo ella -necesito aliados.

La mujer rio -¿y porque te conseguiría eso a ti? ¿Qué pasa, estas en problemas? ¿y que podrías darme tu a cambio para yo hacer algo así por ti? ¿me darás un trato especial en prisión? ¿más comida? ¿una almohada?

-Tu misma lo dijiste, al parecer gozo de un trato especial por el rey

-No lo suficiente para ser una debilidad

-Pero aun así, puedo garantizarles algo a las tres -dijo consciente de que estaba incluyendo a sus hermanas

-¿Algo?

-Algo que nadie más podrá darte

-Y ¿Qué? ¿Qué es?

La miro fijo -Su libertad.

El rey me hizo su reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora