Ese mismo día en la noche ella se preparó para irse.
Y en la puerta principal esperándola estaba Elian.
Cuando llego hasta el, este le estiro una capucha, una funda pequeña, y una mochila
Aun sin tomarla solo pregunto -¿Qué es esto?
-Una capa para el frio. Un poco de dinero en la bolsa. Y algo de comida en la mochila.
Arista con algo de orgullo no quiso tomar nada. Solo se giró con la intención de seguir caminando lejos de él, pero la mano de Elian en su hombro la detuvo -sabes que no lo lograras allá afuera tu sola. Necesitas esto
-No necesito nada. -y sin ánimos de ofenderse replico – y claro que puedo allá afuera yo sola
-Las mentiras no siempre funcionan con todos. -contesto
Un golpe bajo.
-Si piensas sobrevivir allá afuera con tu ingenio para mentir, entonces perderás. No todo el mundo se las tragara. No todos son tan ingenuos
Ella soltó un bufido con sorna - ¿Cómo ustedes?
Elian bajo la mano y su expresión le cambio, pero por su respuesta el pareció ignorar lo que ella le había dicho – sabes que no tienes que irte ahora mismo. Es de noche, y es tarde. Puedes esperar, puede ser mañana por la mañana, así estará más claro.-dijo mirando al cielo
-¿Y quizás así le dé tiempo al rey para que cambie de opinión?- negó con la cabeza y chasqueo de mala gana– no, gracias. Debo irme ahora
-No cambiara de opinión. Lo sabes. Pero irte mañana te dará más oportunidades. Tu necesitas...
-No necesito nada de ustedes – lo corto y su mirada se apagó. Porque antes había sentido furia, pero ahora, ya no sentía nada. Es lo que pasaba con la ira, se acumulaba y luego explotabas. Y luego nada. Solo te dejaba vacío.
Se giro y camino sin darle oportunidad de que le dijera nada más. Afuera el frio la lleno y fue el momento en que se arrepintió pensando que debió haber tomado aquella capa.
Bajo los grandes escalones y atravesó el jardín. Y mientras caminaba iba pensando en todas las veces que pensó que huir de este lugar y como ahora daría lo que fuera por quedarse. Quería una segundad oportunidad para arreglar las cosas. Pero suponía que la vida a veces era así, a veces solo tenías que lidiar con la culpa.
No podías obligar a nadie a que te otorgara un perdón
Se detuvo a la mitad del camino y miro hacia atrás. Elian seguía en la puerta principal parado solo mirándola. Pero entonces sintió otra mirada sobre ella. Alzo la vista por instinto y lo vio. Ahí. Parado en el segundo piso cerca de una ventana cerrada. Los ojos rojos del rey la observaban mientras la miraba marchar. Quizás esta era su despedida. Comprendió que es todo lo que él le otorgaría, un adiós.
Respiro hondo. Se dio la vuelta y siguió su camino
Quizás solo debía volver a su plan original. El mismo que ya había marcado antes de todo lo sucedido. Volver a su vida antes de que Karim entrara en ella. Pero era difícil. Cuando convives mucho con alguien te olvidas. Te olvidas donde comienzas tu y donde termina el. Es difícil volver a encontrar el camino de vuelta a ti mismo.
Quizás debía descubrir quién era ella sin él.
Se marcho hasta finalmente salir de las rejas del castillo. Pensó en quedarse a vivir en el pueblo. Pero le parecía incorrecto permanecer en el reino del rey Karim después de todo el daño que le había hecho. Así que su única opción sería ir hacia otro pueblo. Otro reino.
Había muchos reinos de humano, uno llamado "Ostel" Si. Iría ahí. Empezaría de nuevo. De cero. Y con el tiempo quizás aprendería a sobrellevar todo esto.
Camino por horas hasta que llego a los límites del reino sin darse cuenta que ya había salido el sol. Caminaba por inercia. Y no sentía hambre, o cansancio. Solo se sentía hueca.
Como un rompecabezas que tenía una pieza faltante, algo que estuvo alguna vez ahí, pero que ahora ya no.
Para llegar a su destino se dio cuenta que tendría que atravesar el reino de las hadas. Fairy. Mucha gente prefería rodearlo. Pero ella no tenía tiempo para esto. Así que, aunque hubiera riesgos lo haría.
Aun de día siguió caminando cuando los negocios se volvieron a abrir, y la gente y la bulla llenaban los espacios vacíos de ella. Incluso algunos hombres conmovidos por la chica se ofrecieron a darle aventones. Y así se estuvo moviendo por cuatro días. Sin comer. Pero si beber. Algunos le habían regalado agua.
Se sentía mal. Algo mareada. Y cansada. No había dormido en cuatro días tampoco. Su aspecto era terrible. Sus cabellos enredades y sudados, parecían tiesos. Seguramente apestaba.
Así que, ya sin fuerzas, el cuarto día al caer la noche decidió que dormiría.
Se acostó en la calle cerca de un callejón de mala muerte sin miedo a las consecuencias. Muchas veces pierdes el sentido común cuando sientes que ya no tienes nada.
¿Qué se sentía? Saber que no tenías a nadie en este mundo. Estas sola.
Así que solo se acostó a dormir.
Y en algún momento entre el sueño y el desvelo solo sintió el ligero golpe por sus pies. Y cuando esta se despertó y noto a la figura ante ella envuelta en la túnica elegante roja llamativa pensó que la echarían.
Parpadeó tratando de enfocar la vista, aun se sentí mareada. Pensó que podría ser un guardia que la levantaba para botarla, para decirle que aquí no se podía acostar a dormir. A ciertos reinos no les gustaban los mendigos. Pues se creía que eso les quitaba cierto prestigio al reino.
Una mano envuelta en un guante negro se empezaba a cernir sobre ella, sin esta poder hacer nada para detenerlo.
Aunque, ya sin fuerzas para siquiera moverse, noto los dorados cabellos primero, y cuando llego a sus ojos amarillos que no había visto nunca en nadie más, comprendió lo evidente antes de caer en su inconsciencia de nuevo.
Por fin...
Había llegado a Fairy.
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El rey me hizo su reina
FantasyLa princesa Arista jamás se había sentido como alguien afortunada. Era una princesa bastarda, no deseada, y odiada. Maltratada tanto por su madrastra como por sus hermanastras. El destino de su reino estaba marcado por la mano del rey Karim. Un homb...