Capítulo 34

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En la oscuridad de la cueva era difícil ver la expresión exacta de sus rostros. Pero Arista imaginaba por lo seria de su mirada y sus ojos apagados que Karim no estaba feliz.

Traición

Un gesto de traición lo cubría y se lo gritaba en todo su cuerpo. La sombra de algo oscuro naciendo en él.

Arista hubiera querido abrir la boca para inventarse algo. Cualquier cosa. ¡Lo que sea! Pero... parecía que más que deducirlo era como si el rey ya lo hubiera sabido todo.

"Abre otra vez la boca para decir otra mentira y te corto la lengua"

Seguro era lo que estaba pensando el en ese momento, sus ojos eran una amenaza clara, además ya lo había escuchado antes a él también decirle aquello a otras personas.

¿Acaso había encontrado restos de aquel día de los explosivos? ¿Acaso el espía del rey llego antes que el de ella a recogerlos?

Entonces como para despejar toda duda, Karim levanto su mano a la vista de Arista para que pudiera contemplarla mejor la sortija. Y la acerco a la poca luz que había y dejo caer el dije guindando de su muñeca por la cuerda.

Su collar...

La prueba de su delito.

¿Cómo había sido tan estúpida? ¿Cómo había sido tan descuidada?

No había marcha atrás ahora.

Ella debía huir.

No supo el momento preciso en el que sus piernas empezaron a moverse dejándolo todo atrás por completo. Aun con su voz enfurecida a sus espaldas gritándole para que se detuviera y tratando de seguirla. Instarla a que parara, pero ella no lo haría.

Y no lo hizo.

¿Cuándo había pensado que sería una buena idea engañar a un rey y salir bien parada de esto?

Corrió como pudo sabiendo que tenía una ventaja que el rey no. Conocía estos pasadizos como la palma de su mano. Karim no. Debía aprovechar eso

Llego rápidamente a la salida de la cueva y miro hacia los dos caballos a su izquierda

Primero miro hacia atrás asegurándose de que Karim no había logrado salir aún. Y si ella tenía un poco de suerte él se perdería una buena cantidad de horas hasta estar lo suficientemente lejos de él.

Miro la gran roca que solía tapar la entrada. Pero...

No.

Si tapaba la entrada, la poca luz que se filtraba de lo que le quedaba del día le haría casi imposible al rey encontrar la salida. Después de todo, no quería encerrar al Karim allí para siempre, solo lo necesario para que ella pudiera alejarse.

Luego al mirar de vuelta a los caballos pensó en llevarse uno y soltar al otro para que escapara. Pero no. Si lo hacía ¿Cómo Karim regresaría a su reino?

Elian mismo había dicho que estar fuera del palacio era riesgoso para Karim. No. No podría hacerle eso a él.

Entonces parpadeo dándose cuenta de algo ¿Qué estaba haciendo?

Aun tratando de escapar de él, aun así, siempre se encontraba pensando en su bienestar. Siempre se encontraba tratando de cuidarlo.

¿Cómo había caído en esto? ¿Cómo había llegado a este punto?

¿Cuándo había empezado a importarle el?

Se sacudió la cabeza olvidándose la idea de los caballos. Mejor iría a través del bosque sola hasta llegar a algún otro reino. Donde pediría asilo. o viviría perfil bajo el resto de su vida en alguna pequeña choza.

El rey me hizo su reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora