Epilogo

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Esa noche ella no se fue a su casa. Estaba en ella

Y mientras la bulla de la música resonaba afuera, en el piso superior, dos figuras se unían la una con la otra.

Las manos de Karim se cerraron en la cintura de Arista. Había estado enamorado de esta mujer toda su vida -juro que te habría esperado eternamente. Nunca habría nadie más para mí que tú. Te he amado toda mi vida.

Sus palabras eran votos de amor para la noche y juramentos para ella

Sus labios sobre los suyos. Karim era demandante. Estaba ansioso. Claro que deseaba esto, la había deseado desde la primera vez que la vio. Él era un hombre después de todo. Toda su figura la atraía. Sus curvas a través del vestido resaltaban sus atributos.

Sus manos se subieron a sus caderas cargándola para envolverse en él. Entonces la arrojo a la cama -ya no hay marcha atrás. Una vez esto empiezo no voy a detenerme

Y de manera seductora ella susurro -esto ya ha empezado

Los ojos del rey se oscurecieron con lujuria, entonces subió a la cama junto a ella. Sus manos le arrancaron las pendras de a poco. Su vestido afuera por completo. Y se sentía tan necesitado. Él estaba sobre ella. El la tenía a su merced, pero... pero al admirarla ¿Por qué esto se sentía al revés?

El rey siempre había estado a los pies de su reina.

Su lengua entro en su boca y el sabor fue dulce.

La vestimenta complicada del rey también fue cayendo. Ambos unidos por algo más que solo deseo. Amor. El exterior le atraía, el interior le hacía añorarla. Poder tener a alguien que se enamore de quién eres, en tus altos, en tus bajos. La idea de mostrarse tal y como eres y encontrar a alguien que te ame a través de todo eso.

Los amores verdaderos se prueban, y su amor fue probado. Y ambos habían pasado la prueba. Se merecían esto.

Su mano se cerró sobre la suya por arriba de su cabeza, y cuando finalmente entro en ella dando su primera estocada esta gimió.

-Agh...- agitada, su rostro enrojecido.

-Te acostumbraras...-le susurro cuando daba la segunda estocada

Él sabía que esto era temporal, luego la tomaría con más soltura, esta era la primera vez de Arista. La primera de muchas que la haría suya sobre esta cama. Sobre estas sabanas. Sobre su alfombra. Sobre lo que sea. En todas partes del castillo. Su vida sería una ola interminable de lujuria con ella, estaba seguro. Si es que ella lo aguantaba. Quería hacer esto todos los días.

-Dime, princesa...-le susurro en medio de un jadeo - ¿Qué tanto deseas a tu rey?

Con ojos algo húmedos ella contesto -m-mucho...

Esta era la dinámica entre ellos. Karim era dominante por naturaleza, y ella era pura en su estado. ¿Era normal querer arrasar con todo en ella? ¿era normal gustarle tanto que sus pechos rebotaran con esa rapidez mientras sus estocadas aumentaban el ritmo y ella soltaba jadeos incontrolables?

-N-no...- su mano viajo a su rostro tapándose los ojos

-¿No que, amor?- pero él se los destapo

-N-no... no me veas así...-desvió su rostro

Estaba avergonzada.

Adorable.

-Me encanta verte de esta manera. Soy la única persona capaz de verte así. Mataría a cualquier persona que osara tocarte.

Salvar a Karim. Era como salvar al villano.

Su mano sobre uno de los mechones de sus cabellos. Aquel que caía en ondas sobre su piel. -me volveré adicto a ti

Había fantaseado tantas veces con ella para este momento. Sueños húmedos. Anhelos intocables. Ya no se contendría mas

-¿Tomaras todo de mí, Arista?- y si ella había pensado que sus ojos rojos eran mortales, los azules eran como un hielo que lo cortaba todo.

-S-si...- sentía como este entraba y salía de ella sin parar. Cada vez más rápido -Agh...

-Entonces tómalo todo, amor. -y finalmente dio su última estocada liberándose dentro de ella.

Esta es la historia de un hada y un brujo. Un rey y una reina. Un amor prohibido volviéndose realidad.

Y como el amor transciendo el tiempo y el espacio... ¿Quién iba a decir que de ese amor nacería un hibrido tan especial?

Las barreras por fin cayendo. 

El rey me hizo su reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora